Capítulo 12 - Una puta locura.

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Cómo os prometí, os traigo un capítulo más largo como extra, pero ... os advierto, este capítulo está lleno de contenido sexual y a veces obsceno, abstenerse si soís sensibles. xD Tampoco es para tanto.

Espero que les guste el extra y lo disfruten.

La besaba, sin perder el tiempo, sin dejar que me explicase que había dejado sus maletas en el coche, apoyándola contra la pared, mientras ella entrelazaba sus brazos a mi cuello, respondiendo a cada uno de mis ansiosos besos

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La besaba, sin perder el tiempo, sin dejar que me explicase que había dejado sus maletas en el coche, apoyándola contra la pared, mientras ella entrelazaba sus brazos a mi cuello, respondiendo a cada uno de mis ansiosos besos.

Echó la cabeza hacia atrás, justo cuando metí las manos por debajo de su vestido y me aferré a sus nalgas, apoyando sus manos en mi pecho, apartándome.

- ¿No vas a enseñarme este lugar? – preguntó, lucía incómoda, y yo no entendía por qué, no había hecho algo distinto a lo que solía hacer con ella – luce un poco... - comenzó, mirando de un lugar a otro, sin haberme apartado del todo aún.

- No es tan maravilloso como parece desde fuera – aseguré, sonrió, echando una leve ojeada al cuadro del recibidor, no podía ser más hortera – créeme, sé de lo que hablo – añadí, con dificultad, pues el deseo aún estaba latente en mi cuerpo, en mi respiración. Volviendo a lanzarme sobre sus labios de nuevo, logrando calmarla durante un momento, hasta que mis manos volvieron a hacer de las suyas, abriéndose paso, debajo de su vestido, aferrándose a sus nalgas, esas que me volvían loco.

Sus gemidos nublaron la escena, la forma sobrecogedora en la que sus dientes se aferraban a mis labios, pellizcándolos, pidiéndome más con sus manos, que se clavaban en mis hombros.

¡Dios! Esa maldita virgen iba a volverme loco.

Sólo a mí se me ocurría estar allí, besando a una virgen a la que quería hacer mucho más que unos simples besos, una niña de papá, inexperta y sin intención alguna de entregarse a mí de la forma que necesitaba... cuando podía estar en la parte trasera de mi limusina tirándome a Nicole.

Sus manos bajaron, abruptamente, aferrándose al pantalón de mi traje chaqueta, aferrándome a ella. Desabrochó el cinturón, el botón del pantalón, y bajó la cremallera. Sabía que era lo que pretendía, así que la detuve, llevándome una mirada confusa.

- ¿Tienes prisa? – me quejé, a lo que negó con la cabeza. Volví a subirme la cremallera y a abotonar mi pantalón, ante su atenta mirada. Me lancé a sus labios después, encantándome como nunca antes me gustó besar a alguien. Sus labios se fundían con los míos, parecía irreal lo que me hacía sentir, nunca antes encajé tan bien con una chica. Aunque no os mentiré, tampoco es que soliese besarlas demasiado, siempre me centraba más en el sexo, pero con ella... me apetecía jugar, hacerla desearme con todo su ser.

La apreté contra la pared, separándome poco a poco, logrando que ella me mirase, sin comprender, pero empezó a entenderlo cuando mis manos se introdujeron entre sus cabellos, enredándose en sus cabellos, recorriendo su espalda, mientras nuestros labios volvían a encontrarse.

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