Capítulo 11 - La reina de la cutrez

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Este capítulo es muy cortito, por tanto tendréis un extra, de forma excepcional, a lo largo del día de hoy.

Por cierto, recordad que la semana que viene empezamos con la nueva organización de publicación. Tendréis capítulos Martes y Jueves. Y un extra el domingo.

Sin más, os dejo el capítulo, espero que os guste, y disfruten :D


Aquel chalet no era en lo absoluto mi estilo, no tenía pinta de valor más de 750.000 dólares, y yo que estaba acostumbrado a gastar al menos 200.000.000, pues me parecía de lo más patético, aunque, no negaré que el lugar tenía su encanto.

Era una casa de estilo vanguardista, con diseño cuadrado, con grandes ventanales en el piso de arriba y en la cocina, junto al jardín que daba a la piscina, demasiado pequeña para mi gusto.

Tenía dos plantas. En la primera, un enorme recibidor hasta llegar a las escaleras plateadas y rojas, la decoración dejaba mucho que desear, parecía la casa de un nuevo rico, como la de un actor porno o algo por el estilo. La primera habitación era el salón, que tenía grandes ventanales que daban al jardín de atrás, junto a un enorme sofá en tono gris que cogía la mitad del salón, y una ridícula televisión colgada en la pared que era demasiado pequeña, aunque no es que tuviese pensado ver la televisión cuando la persona a la que esperaba llegase, la verdad. Detrás, había una pequeña mesa rectangular, de cristal y apliques plateado, junto a cuatro sillas negras acolchadas de una tela que parecía ser polipiel.

Tras la puerta corredera se encontraba el pasillo que daba al recibidor. En la segunda puerta de este se encontraba una micro cocina alargada con esos tonos tan horrendos, rojo y plateado, y al otro lado, grandes ventanales que daban al jardín, junto a la pequeña mesita con dos sillas, que apenas se cabía de lo pequeño que era el lugar.

La cocina, también daba a la puerta principal, lo que lo hacía aún más horrible. ¿Quién diseñó esa cutrez?

Esperanzado, de encontrar algo mejor, subí las escaleras hacia la planta de arriba, no podía ser peor de lo que me había encontrado en la planta de abajo.

Dejando de lado la decoración de budas, mezclada con cuadros de origen moderno, que dejaban mucho que desear, llegué arriba, observando una nueva puerta corredera, de imitación madera, y un feo cuadro en colores poco favorecedores a la izquierda. Ignoré la mesita de la derecha, adornada con una extraña figura de un elefante con muchos brazos, y abrí la puerta corredera.

La habitación me pareció incluso más cutre que la parte de abajo. Las paredes estaban cubiertas por un papel muy feo en tono dorado, haciendo zigzag, a conjunto con las mesillas de noche del mismo tono y el de la cama. Casi me sangran los ojos cuando vi la enorme lámpara estilo hindú que colgaba del coche, totalmente en caos con el resto de la estancia.

Frente a la cama había una tele de plasma colgada del techo, con un fondo de cristales de colores que daban al vestidor.

¿Pero qué mierdas me había conseguido Carlos? Aquello era peor de lo que pensaba.

Entré en el vestidor, y casi me da un infarto cuando me di cuenta de que no era tal, era un baño horrendo en tono verde lima y morado, ¡Por favor! ¿Pero quién había decorado aquello?

Estaba a punto de pegarme un tiro, cuando sentí como mi teléfono vibraba en mi bolsillo. Sonreí, ilusionado, dándome cuenta de que era momento de poner en marcha mi tercera parte del plan.

No quería seguir visitando el resto de las habitaciones del lugar, demasiado desengañado me sentía ya con aquel chalet, como para seguir haciendo el tour, así que marqué el teléfono de Verónica y me puse manos a la obra.

Era consciente de que la hora que era ella podía estar durmiendo perfectamente, pero me daba igual, no podía obviar que estábamos en la misma ciudad, que me moría por tenerla en mi cama, y darnos placer mutuamente. La deseaba incluso más de lo que deseaba follarme a una tía.

- ¿tienes idea de la hora que es? – preguntó, al otro lado, medio adormilada – Hércules, mañana tengo que madrugar para coger el avión.

- Baja, he mandado a Galaxy a buscarte, tiene órdenes estrictas de llevarte a un lugar que he alquilado, Verónica.

- ¿te has vuelto loco? Son las tres de la mañana, no pienso ir a ninguna parte.

- Tengo que cumplir mi parte de nuestro trato, ¿recuerdas? Has venido a verme, y ahora tengo que darte placer...

- ¿qué has alquilado? – se quejó – tengo que estar en el aeropuerto a las seis.

- He cancelado tu vuelo

- ¿con qué derecho has hecho eso? Tengo que volver antes de que mis padres se den cuenta de que he desaparecido.

- Lo hablamos en un rato, no tardes, estoy deseando besarte.

Mientras la esperaba, me dio para recorrer toda la casa. Y tengo que admitir que mi lugar favorito de toda la casa fue la boardilla, era la habitación más bonita de todas, con grandes vistas, una pequeña terraza particular, en un diseño muy clásico, junto a un pequeño aseo, que era bastante normalito, después de lo que me había encontrado, aunque no llegaba ni por asomo a lo que exigía a la hora de comprar una casa.

El lugar tenía un total de 8 habitaciones. Cuatro en la primera planta, dos más en la tercera, la boardilla y una minúscula en el sótano, junto al garaje y el cuartito de la lavadora.

Escuché el rugido de Galaxy, en el garaje, y subí a la primera planta, más que listo para recibirla, quitándome la chaqueta, dejándola de cualquier forma en la percha de la entrada.

Escuché el rugido de Galaxy, en el garaje, y subí a la primera planta, más que listo para recibirla, quitándome la chaqueta, dejándola de cualquier forma en la percha de la entrada

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