Capítulo 16 - Compromiso.

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Buenas tardes.

Les dejo capítulo de hoy, espero que les guste :D

Acababa de darme una ducha relajante, con la toalla aún sujeta a mi cintura, sacudiéndome la cabeza frente al espejo, más que dispuesto a comenzar mi rutina de cremas, pensando en mis cosas, concretamente en la rubia que Carlos me había conseguido para esa noche, me moría por jugar con ella.

Mi teléfono vibró sobre el mueble, y lo desbloqueé, despreocupado, fijándome en la aplicación de mensajes. Tenía un nuevo mensaje de una tal Nica. ¿Quién coño era Nica?

Lo abrí, despreocupado, encontrándome con un vídeo. Le di a reproducir y casi me caigo de la impresión.

Una preciosa muchacha, tumbada en la cama, con unas bragas negras y una camiseta gris se mostraba, desde arriba, mientras su mano levantaba la prenda, enseñando sus voluminosos pechos, dejándome con ganas de morderlos.

Esos morros, justo los que se veían en la imagen, podía reconocerlos en cualquier parte. Era Verónica Lewis.

Nica:

"¿te ha gustado el vídeo?"

"Esto es lo que te estás perdiendo ahora mismo"

"¡Mierda!"

"Esto no iba para ti, borra el vídeo ahora mismo"

¡Maldita Verónica Lewis!

Esa chica era demasiado, cómo se atrevía a mandarme algo así después de ... ¿Qué? ¿No era para mí? ¿A quién quería engañar?

Se me puso dura con sólo pensarla delante de mí, con ese cuerpecito que adoraba. ¿Sabéis si quiera lo perfecto que puede ser el cuerpo de una mujer? Creo que el tipo que lo creó todo, debió estar bastante acertado el día que creó a la mujer, yo no podía haberlo hecho mejor.

Yo:

Quiero verlo.

Quiero ver cómo te tocas.

Nica:

El vídeo no iba para ti.

Yo:

¿Has perdido la virginidad con algún capullo?

Nica:

Eso no te importa.

Después de una ducha fría para bajar mi inminente erección, me reuní por Skype con varios accionistas para el nuevo proyecto, me serví un poco de coñac y me tiré en el sofá, soltándome un poco el nudo de la corbata, escuchando los primeros acordes...

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Después de una ducha fría para bajar mi inminente erección, me reuní por Skype con varios accionistas para el nuevo proyecto, me serví un poco de coñac y me tiré en el sofá, soltándome un poco el nudo de la corbata, escuchando los primeros acordes de aquella canción de ópera que adoraba.

Cerré los ojos, echando la cabeza hacia atrás, mientras mi mente divagaba, entre los turgentes pechos de esa niña en la que pensaba casi a diario, ni siquiera meter mi polla en caliente en cualquier puta que encontraba en la ciudad podía salvarme aquella vez.

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