Nate Santoro tiene todo lo que puede desear, su propio negocio de vigilancia, grandes socios adinerados, y una mujer diferente en su cama. La vida de este adinerado magnate no será la misma después de conocer a Verónica Lewis, la hija adolescente de...
Ya que el capítulo de ayer fue tan corto os subo el extra hoy, ya no tendréis capítulo hasta el domingo, el segundo extra.
El capítulo de hoy es muy fuerte, disculpen las molestias.
Espero que les guste.
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Escuchaba a Carlos, en el salón de casa, sin saber bien qué hacer con mi mal humor. Por supuesto no tenía ni idea de que era lo que había sucedido, había mucho secretismo en la mansión, los Lewis habían comprado el silencio de todos los criados, nadie se atrevía a abrir la boca por temor a perder sus trabajos.
Y a mí todo eso me la traía al pairo, porque la puta desinformación me estaba matando. Así que, terminé poniendo la televisión, en busca de algo más que me indicase que era lo que estaba sucediendo en esa familia.
Apenas cené nada, y me quedé dormido temprano, por lo que ni siquiera pude escuchar la llamada entrante que tenía de Iván a eso de media noche. Al día siguiente me levanté, me di una ducha templada y justo cuando decidía sobre el atuendo que usaría en la reunión con los orientales me di cuenta de que tenía un mensaje y una llamada perdida de mi amigo.
Ivan:
La situación es grave, acabo de hablar con una de las enfermeras de la planta en donde tienen a Verónica Lewis, está irreconocible tío, le han dado una paliza bestial.
Apreté tan fuerte el bote de colonia que aún sostenía en la mano que terminé rompiéndolo, clavándome los cristales en la mano, sin tan siquiera darme cuenta de ello.
Me enjuagué la mano, observando como la sangre tiznaba el lavabo, con su particular color. Y agarré el teléfono, marcando el número de Iván.
- La han trasladado – me dijo, antes si quiera de que pudiese haber pronunciado palabra – la prensa está por todas partes, y se la han llevado a uno de esos hospitales de lujos en los que la discreción es lo primero.
- Dime ¿qué coño está pasando? – indagué.
- No hay mucho más de lo que ya te he contado, hay demasiado secretismo, nadie quiere hablar, ni siquiera sé que ha sucedido, ni quién le ha dado esa paliza, tío, pero te aseguro que no se ha hecho eso sola – aseguraba. No quería ni imaginarme el estado en el que se encontraba, porque sólo con pensar en ello ya me hervía la sangre – La familia está demasiado afectada, esa es la información oficial, pero cuando estuve en el hospital, no había ni rastro de Maxwell, sólo estaba con ella Barbs.
- Mantenme informado en cuánto te enteres de algo – hizo un ruidito afirmativo y entonces me colgó, mientras yo dejaba el teléfono en su sitio, y luego me anudaba un pañuelo alrededor de la mano, el corte parecía superficial, y esperaba que con aquello fuese suficiente.
La reunión con los orientales fue más que bien, se unieron al carro en seguida, y colaboraron con el proyecto con una gran cantidad de activo, que iría de lleno al fondo para investigaciones del proyecto.