Buenas tardes, ya casi noches.
Les traigo el capítulo nuevo de hoy. Espero que les guste.
Se que ando algo retrasada en el resto de historias, me van a perdonar, pero entre el trabajo y la creación del libro de "El Tobuc" apenas tengo tiempo de nada más. Los capítulos llegarán, disculpen las molestias.
Descansar sobre el hombre al que amas, mientras escuchas su corazón, y este acaricia tu cabeza, es más placentero de lo que jamás pensé.
Ni siquiera quería pensar en lo que me esperaba al llegar a casa, al dejar plantado a Jason, tan sólo esperaba que no dijese nada. Quería evadirme de la realidad un poco más, en aquel universo, donde estar con él era posible.
Sonreí al pensar en ello, recordando entonces ese sueño que tuve, ese maldito sueño que sólo me incitaba a investigar.
Había un hombre al otro lado de la cancela, mientras yo, a mis seis años de edad, jugaba con las muñecas que Susana me regaló para mi cumpleaños, era la única que me había dado algo de cariño en aquella casa, y siempre estaría agradecida con ella por eso.
- ¿Otra vez aquí? – se quejó, en cuanto llegó hasta mí, al mirar a la cancela y ver a aquel hombre allí. Miré hacia él, sorprendida, observando la ternura de su mirada sobre mí – La señora se pondrá furiosa si vuelve a verte merodear por aquí, por no hablar de lo que hará el señor...
- Sólo quería verla una vez más – aseguraba el hombre, mientras yo miraba hacia ambos, sin comprender qué estaba sucediendo – antes de marcharme de su vida.
- Verónica – me llamó Susana, agarrándome de la mano – volvamos a casa – tiró de mí, alejándome de las muñecas y de aquel hombre, que me observaba, con lágrimas en los ojos, como si estuviese a punto de perder la cosa más valiosa que había tenido en su vida.
¿Y si aquel hombre era mi padre? – eso fue lo que pensé al despertar - ¿y si Maxwell tuvo razón toda su vida? ¿y si mamá falsificó los resultados de las pruebas de paternidad que papá le pidió? ¿y sí había alguien que me quería de verdad en esta vida?
Si había una mínima posibilidad, me aferraría a ella con todas mis fuerzas, por eso necesitaba encontrar a Susana, para buscar respuestas a todas mis preguntas.
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Me di una ducha, y me coloqué la misma ropa que llevaba la noche anterior, aquel vestido rojo que adoraba. Y entonces tiró de mí hacia la cocina. Pasamos por un largo pasillo, con más habitaciones, vi a varias chicas del servicio, no había ni un solo hombre, sólo el mayordomo, junto a la puerta de salida.
Él iba sin camiseta, como si tal cosa, pero a los demás no parecían importarles, parecían estar ya acostumbrados.
- Mira, esta es la cocina – entramos, había una mujer mayor preparando el almuerzo, en aquella alargada estancia - ¿qué hay de comer, señora Montijo? – La mujer sonrió, enseñándole el estofado de frijoles que había cocinado - ¿te parece bien algo de comida mexicana, Verónica? – sonreí, él me conocía demasiado bien. Me lancé a sus labios, ante la mirada atónita de la mujer, sin darme cuenta de que sus besos eran cada vez más intensos.
- Nate – me quejé, justo cuando metía sus manos debajo de mi blusa, giré la cabeza, mirando hacia la derecha, observando el lugar vacío, la mujer parecía haberse marchado, dejándonos un poco de intimidad – deberíamos... - me cogió en brazos, aupándome sobre la lavadora, volviendo a besarme, sin dejarme tregua, metiendo las manos por los bordes de mi falda, levantándola – Nate... - le llamé, en cuanto se detuvo y me dio un poco de tregua, me quitó el vestido, el sujetador, y las bragas. Él no quería hablar, la mirada que me echó me indicó que era lo que quería de mí.
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YOU are Mine | COMPLETA
RomanceNate Santoro tiene todo lo que puede desear, su propio negocio de vigilancia, grandes socios adinerados, y una mujer diferente en su cama. La vida de este adinerado magnate no será la misma después de conocer a Verónica Lewis, la hija adolescente de...