Capítulo 2

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El restaurante que elegimos con Chris era un acogedor lugar italiano llamado "La Trattoria". Al entrar, fuimos recibidos por una cálida atmósfera adornada con luces tenues y música suave de fondo. Las paredes estaban decoradas con fotografías de paisajes de la Toscana y pinturas de viñedos, creando un ambiente acogedor y romántico. Mientras nos acomodamos en la mesa, empezamos a hojear el menú.

—¿Qué te apetece comer? —pregunté mientras pasaba los dedos por las opciones de pasta.

—Hmm, creo que me decantaré por la lasaña. ¿Y tú? —respondió Chris, levantando la vista del menú.

—Creo que iré por los espaguetis a la carbonara. Siempre son deliciosos aquí —dije con una sonrisa.

Después de hacer nuestros pedidos, comenzamos a hablar de cosas triviales. Aproveché para contarle un poco lo que había pasado hoy en la entrevista con Aaron. Chris insistió en que todo lo que pasó fue a propósito, como parte de un plan maquiavélico ideado por él. Me negué rotundamente y cambié de tema a su relación, o no relación, con ese chico que estaba viendo. La atmósfera era ligera y relajada, y disfrutaba mucho de su compañía. Cuando nos llegaron nuestros platos, cabe aclarar que estaban riquísimos, no dudé en robarle una porción a Chris para probar. En ese momento, comencé a sentir las vibraciones de mi celular. Al mirar, el nombre de Aaron aparecía en la pantalla. ¿Qué querría ahora?. En el momento en que contesté, decidí hacerle una pequeña broma como si no supiera quién era.

—Scarlet Mcgregor ¿Quién habla? —Contesté medio con la boca llena.

—¿Cómo que quien habla? Como si no me tuvieras agendado o estás demasiado ocupada que no pudiste leer el contacto antes de contestar —dice enojado —¿Por qué no estás en la empresa? y ¿En dónde estás?.

—Como me dijiste Aaron, los polvos en la empresa no se pueden y hay que resolverlos en otra parte —Conteste mientras tomaba un sorbo de vino. Desde la línea del teléfono juro que podía escuchar su respiración, estaba furioso, hasta diría que tenía la mandíbula y los puños apretados —Además, como bien lo mencionaste, no necesitas de mi presencia para resolver las cosas y más ahora teniendo una secretaria, vas a estar bastante ocupado enseñandole, así que si me disculpas, voy a volver con Chris.

—Oh no Scar, no vas a empez.... —Y ahí fue cuando le corté la llamada. El puede estar con quien quiera al igual que yo, si piensa que estoy con Chris haciendo algo ya es cosa suya, además con la música de fondo del restaurant y los murmullos de la gente no creo que enserio piense que estoy con él íntimamente.

Sé que a Aaron nunca le cayó bien Chris, mucho antes, cuando salíamos, intenté que se llevaran bien, salir entre amigos a tomar algo, pero nunca pude lograrlo, se terminaban peleando por alguna u otra cosa, siempre el que iniciaba las discusiones era Aaron. Chris, desde chicos, decía que Aaron estaba enamorado de mi, pero nunca pasó nada, nunca intentó nada y jamas me dio algún indicio de que le gustara, solo eramos amigos que tenían una relación más por sus padres que por otra cosa.

Después de colgar la llamada, Chris me miró con curiosidad mientras dábamos los últimos bocados a nuestra comida.

—¿Qué te dijo Aaron? —preguntó Chris, arqueando una ceja. —El chisme es su pasión.

—Nada importante, tonterías. No le dejé hablar —respondí, tratando de restarle importancia al asunto. Una vez que terminamos de comer, Chris sugirió:

—¿Quieres pedir algún postre o prefieres ir a otro lugar?

—Preferiría ir a tomar un café. Estoy bastante llena, pero antes me gustaría pasar por mi casa a buscar algunas cosas. Estamos de paso, después de todo —Aceptó con gusto mi propuesta, pero no pude evitar soltar una risa cuando mencionó...

Química ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora