Habíamos llegado ya a Seattle. Cada uno fue por su propio equipaje y nos subimos a un taxi para ir al hotel que habíamos reservado para pasar estos días. Me sentía nostálgico por los recuerdos que había tenido durante el viaje. La verdad, ya no sabía si todo esto había sido una buena idea, lo de traer a Melanie conmigo. Ahora quería estar solo, no estaba de humor para socializar.
El taxi avanzaba por las calles de Seattle bajo el brillante sol del mediodía. La ciudad estaba llena de vida, con gente caminando apresuradamente y coches moviéndose en todas direcciones. Melanie estaba inmersa en su teléfono, aparentemente ajena a todo lo que sucedía a su alrededor, mientras Scarlet miraba por la ventana con una expresión de desapego. Su silencio era ensordecedor. Era evidente que seguía enfadada y, sinceramente, no podía culparla.
Al llegar al Renaissance Palace, un majestuoso hotel de estilo renacentista con imponentes columnas y una entrada adornada con fuentes y esculturas, me dirigí al mostrador de recepción. El vestíbulo estaba lleno de opulencia y esplendor, con arañas de cristal que iluminaban el espacio y alfombras persas cubriendo el suelo. Me obligué a sonreír mientras hablaba con el encargado.
—Buenas tardes, mi nombre es Aaron Kèldysh. Ayer hice una reservación a nombre de GlobalDrive Technologies. El número de reserva es 45870. Son tres suites —le dije al encargado del hotel.
—Un gusto, señor Kèldysh. Déjeme chequear en el sistema. —El encargado tecleó en su computadora y frunció el ceño—. Tengo hecha la reserva, pero lo que se ha asignado en su reserva es una suite con dos camas y otra suite de una cama. Parece que hubo un error en la confirmación de la reserva. Le pido disculpas.
Sentí una oleada de frustración. No podía creer lo que estaba escuchando. Este era el último problema que necesitaba en este momento. Respiré hondo y traté de mantener la calma.
—Debe haber algún error. Reservé tres habitaciones y recibí la confirmación. ¿Cómo pudo ocurrir esto? —pregunté, tratando de no sonar demasiado molesto.
El encargado suspiró y volvió a revisar la pantalla.
—Lo lamento mucho, señor. A veces ocurren errores en el sistema. Como mencioné, tenemos esa reserva a su nombre y, lamentablemente, no contamos con más habitaciones disponibles. Puedo poner una nota para priorizar su solicitud si hay alguna cancelación. Pero por esta noche, esto es lo que tenemos disponible.
Consideré la opción por un momento. No era perfecto, pero era mejor que nada.
—Está bien, creo que eso podría funcionar. Veremos cómo lo resolvemos mientras tanto.
—Muy bien, firme aquí y aquí, y ya puede retirarse a su habitación —dijo el encargado, aliviado de haber encontrado una solución. Firmé todos los papeles, agarré las llaves y me dirigí hacia ellas..
—Hay una suite con dos camas y una habitación simple. No es lo que esperábamos, pero es lo que hay —dije, mirándolas y extendiendo las llaves.
Scarlet agarró la llave de la suite de una habitación y se fue directo al ascensor sin siquiera esperarnos. La otra habitación estaba al lado; de seguro pensaría que fue a propósito, pero la verdad ahora mismo no quería estar con Melanie. Me tentaba, pero quería estar solo un rato para calmarme.
—No tenía problema en compartir habitación con Scarlet, pero parece que no es el plan de ella. Al parecer seremos compañeros de cuarto, aunque debo admitir que no me desagrada la idea —dijo Melanie insinuando claramente que quería algo más.
Sentí su perfume, dulce y envolvente, mientras ella se acercaba a mí, casi rozándome. Intenté relajarme, pero mi mente seguía ocupada con Scarlet. No podía evitar sentirme culpable. Había algo en su mirada, esa mezcla de furia y tristeza, que me perseguía.
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Química Imperfecta
RomanceCuando los padres de Aaron y Scarlet deciden retirarse, les confían el mando de la empresa a sus hijos. Ellos se ven obligados a trabajar codo a codo, enfrentando el desafío de mantener el legado de sus familias, sin embargo, las cicatrices emociona...