Había pasado ya un mes desde aquella noche en la oficina con Aaron, y desde entonces apenas habíamos intercambiado palabras. La tensión entre nosotros era palpable, pero ambos nos manteníamos profesionales, al menos en apariencia.
Me sentía dividida entre el dolor y una especie de satisfacción amarga. Contarle a Aaron sobre Ryan había sido una especie de venganza, una forma de hacerle pagar por lo que él había hecho en Seattle. Aunque no podía negar que Aaron era mi debilidad, esta vez no iba a dejar pasar las cosas tan fácilmente. Sentía una punzada de culpa por haberlo hecho sufrir, pero me convencía de que era necesario. No podía permitir que Aaron siguiera pisoteando mis sentimientos. Era momento de ponerme firme y hacerle entender que las cosas no podían seguir como él quisiera. Si quería estar conmigo, debía ser de manera comprometida, no solo un juego.
Hoy decidí no ir a la empresa. Sentía que necesitaba un respiro de ese entorno cargado de conflictos. Estaba en mi derecho de trabajar desde casa, y no era algo que hiciera con frecuencia, pero hoy parecía el día adecuado para ello.
Comencé la mañana respondiendo algunos correos electrónicos importantes desde mi oficina en casa. La habitación era espaciosa y estaba decorada de manera minimalista, con tonos neutros y muebles elegantes. La luz del sol entraba a raudales por las amplias ventanas, creando un ambiente tranquilo y productivo. Mientras contestaba correos y atendía algunas llamadas, decidí que también era un buen momento para ordenar un poco el departamento.
Mi departamento es un reflejo de mi éxito y mi buen gusto. Ocupa todo un piso de uno de los edificios más exclusivos de la ciudad. La decoración es moderna y lujosa, pero al mismo tiempo acogedora. Cada mueble y cada objeto están cuidadosamente seleccionados, creando un ambiente armonioso. La cocina, con electrodomésticos de última generación y superficies de mármol, es una de mis lugares favoritos.
Hoy el día estaba soleado pero ventoso, ya comenzaba a hacer algo de frío. El otoño estaba en pleno apogeo, y aunque muchos odian esta estación, para mí es la favorita. Amo los colores de las hojas, los tonos marrones que cubren el suelo, el tomar algo caliente al lado de una chimenea, y el estar tapada leyendo un libro mientras veo por la ventana un día lluvioso. No todos adoran esas cosas, pero para mí, el otoño y el invierno son mágicos.
Durante este tiempo también he estado hablando con Ryan, aunque nada demasiado importante. Las cosas entre nosotros se han vuelto un poco incómodas desde Seattle. Nos hemos visto una o dos veces más y nos mandamos mensajes de vez en cuando, pero la verdad es que no pasa nada significativo. Hay algo que me molesta y que más adelante tendré que enfrentar, pero por ahora prefiero no pensar demasiado en eso.
A media mañana, decidí que era hora de salir a hacer algunas compras. No porque fuera necesario, ya que tengo un ama de llaves que se encarga de esas tareas, pero me gusta mantener un poco de normalidad en mi vida ocupándome personalmente de algunas cosas. Me abrigué con un suéter grueso y un abrigo, tomé mi bolso y salí a la calle.
Mientras caminaba hacia el supermercado, mis pensamientos volvieron a Aaron. Sabía que mi comportamiento distante y frío le dolía, pero también creía que era necesario. Si no le daba una lección, Aaron nunca se daría cuenta del daño que me había causado. No me disgustaba la manera en que nos tratábamos ahora, era solo profesional. Pero cada interacción me dolía. Sentía que era lo mejor dejar pasar un tiempo así, porque si no, Aaron nunca entendería que tenía que cambiar algo. No podía simplemente perdonarlo y seguir adelante como si nada hubiera pasado. Debía hacerle ver que las cosas no eran tan sencillas esta vez.
El supermercado no está muy lejos, y disfrutar del paseo me permite despejar mi mente. Mientras camino entre los pasillos, elijo con cuidado los productos que necesito. Me gusta cocinar y me sé desenvolver bien en la cocina, pero suelo seguir recetas que encuentro en redes sociales. Me encanta experimentar cosas nuevas, y lo bueno de vivir sola es que, si algo sale mal, nadie se entera.
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Química Imperfecta
RomanceCuando los padres de Aaron y Scarlet deciden retirarse, les confían el mando de la empresa a sus hijos. Ellos se ven obligados a trabajar codo a codo, enfrentando el desafío de mantener el legado de sus familias, sin embargo, las cicatrices emociona...