Me desperté esa mañana con una sensación de intranquilidad que no podía sacudirme. El almuerzo del día anterior con Ryan me había dejado inquieta. Decidí salir a correr para despejarme, esperando que el ejercicio me ayudara a calmar mis nervios.
El aire fresco de la mañana no tuvo el efecto deseado. Mientras corría, sentí que alguien me seguía. Al principio pensé que era mi imaginación, pero cuando me quité los auriculares, los pasos detrás de mí eran inconfundibles. Cada vez que aceleraba, los pasos también lo hacían. Cada vez que desaceleraba, los pasos coincidían. Me giré varias veces, pero no pude ver a nadie, lo que solo aumentó mi ansiedad.
"Tranquilízate, Scarlet. No es momento de entrar en pánico", me dije a mí misma mientras trataba de mantener la calma y llegar lo más rápido posible a mi edificio. Me esforcé por permanecer cerca de otras personas, buscando la seguridad en la multitud, hasta que finalmente llegué a mi departamento. Solo entonces comencé a respirar con normalidad, aunque el miedo persistía. Sabía que alguien me había seguido, pero no entendía por qué.
Después de una ducha rápida, me cambié de ropa y me preparé para ir al trabajo. La noche anterior, había recibido un mensaje de Aaron diciendo que hoy teníamos una reunión urgente. "Necesitamos hablar de algo importante", había escrito. La solicitud me había dejado con dudas. Recordaba la última vez que algo supuestamente urgente había terminado con una desagradable sorpresa.
Al llegar a la oficina, Sarah me interceptó.
—Aaron está en tu oficina y te está esperando —me informó Sarah—. Solicitó que nadie lo molestara y también pidió tu café favorito y medialunas para que desayunen mientras hablan.
—¿Sabes de qué se trata? —pregunté, tratando de ocultar mi nerviosismo.
—No lo sé. Solo sé que ayer se quedó trabajando hasta muy tarde. Cuando me fui, él todavía estaba aquí y parecía muy agitado. No sé si tiene algo que ver o no. —Sarah hizo una pausa, mirándome con preocupación.
—Gracias, Sarah —dije, tratando de sonreír.
Me encaminé hacia mi oficina, sintiendo que el nudo en mi estómago se hacía más grande con cada paso. Cuando abrí la puerta, encontré a Aaron sentado, esperándome. Sus ojos me observaban detenidamente, tratando de detectar alguna pista en mi rostro, algún gesto que indicara lo que estaba pasando.
—Hola, Scarlet. Siéntate, por favor. Tenemos que hablar. —Aaron señaló las medialunas y el café en el escritorio—. Pedí tu favorito, el chococrem, porque esta va a ser una charla intensa.
—Me estás preocupando, Aaron. ¿Pasó algo en la empresa? —pregunté, sin poder ocultar mi inquietud.
Aaron respiró hondo antes de empezar a hablar.
—Ayer me reuní con Charles y Scott. En primera instancia, el contrato con Global Motors ya está cerrado, y hoy temprano trajeron unos repuestos y unos técnicos a la empresa para empezar a trabajar en conjunto. Por ese lado, es una buena noticia. —Aaron hizo una pausa, observando mi reacción.
—¿Pero? —dije, sabiendo que siempre había un "pero" cuando las cosas parecían demasiado buenas para ser verdad.
—El problema viene después. —Aaron continuó—. Charles y Scott me comentaron que tuvieron una reunión con los abogados de Ryan para empezar a elaborar el contrato y hubo muchas cosas que los dejaron alerta. Por ende, empezaron a investigar a la empresa, sus antecedentes, temas legales, todo lo que podían encontrar.
—No creo que sea necesario investigar tanto si Ryan no les dio alguna inquietud o desconfianza. —fruncí el ceño.
—Ese es el problema. —Aaron asintió—. No encontraron nada. Una empresa de esa magnitud siempre tiene problemas y años de historia, como la nuestra. Casi siempre están rodeadas de escándalos por empleados insatisfechos que reclaman cosas, problemas de filtración de información, etc. Pero en el caso de Ryan, no hay nada. Es como si fuera una pequeña pyme que recién surgió hace unos años, y eso genera desconfianza.
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Química Imperfecta
RomanceCuando los padres de Aaron y Scarlet deciden retirarse, les confían el mando de la empresa a sus hijos. Ellos se ven obligados a trabajar codo a codo, enfrentando el desafío de mantener el legado de sus familias, sin embargo, las cicatrices emociona...