Capítulo 23

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  La noche estaba fresca y tranquila, un contraste con la tormenta de emociones que sentía por dentro. Mientras me preparaba para la cena, no podía evitar sentirme nerviosa. No solo era la primera vez que cenaba con Aaron en un lugar tan lujoso, sino que también conocería a Oliver, alguien importante para él. Además, con todo el estrés de la empresa y la demanda contra Samuels, me sentía vulnerable.

Opté por un vestido negro elegante, que caía justo por encima de mis rodillas, con un escote en V discreto pero sofisticado. Me recogí el cabello en un moño suelto, dejando algunos mechones sueltos para enmarcar mi rostro. Un maquillaje suave y unos pendientes de perlas completaron el conjunto. Justo cuando me miraba en el espejo, intentando calmarme, sonó el timbre. Era Aaron.

Abrí la puerta y allí estaba él, impecablemente vestido con un traje oscuro que realzaba su figura. Sus ojos se iluminaron al verme y, por un momento, el tiempo pareció detenerse.

—Estás... impresionante, Scarlet —dijo, con una sinceridad que me tomó por sorpresa.

—Gracias, Aaron. Tú también te ves muy bien —respondí, sintiendo un rubor en mis mejillas.

La situación entre nosotros seguía siendo tensa, pero al menos el viaje hasta el restaurante fue tranquilo. Conversamos sobre temas triviales, evitando cualquier mención del trabajo o de los recientes eventos. Al llegar, Aaron estacionó el auto y, antes de salir, rompió el silencio.

—Scarlet, voy a hacer todo lo posible para que Samuels pague por lo que hizo. No solo por la empresa, sino por haberte utilizado a ti. Te prometo que haré todo lo que esté en mis manos para protegerte y que nunca vuelva a pasar algo así —dijo, con una sinceridad que me sorprendió.

Me quedé mirándolo, sin saber qué decir. Aunque sus palabras me conmovieron, todavía no podía olvidar la desconfianza que había mostrado hacia mí. Asentí, agradeciendo su sinceridad, pero sin poder ofrecer el perdón que aún no sentía.

El restaurante era un lugar impresionante, con una fachada elegante y un ambiente acogedor. Al entrar, nos preguntaron si teníamos una reservación.

—Sí, a nombre de Aaron Kéldysh —respondió él.

Nos llevaron a un sector exclusivo en el segundo piso, donde las mesas estaban más espaciadas para proporcionar mayor privacidad. La música suave y la luz tenue creaban una atmósfera íntima, mientras que la decoración rococó añadía un toque de lujo. Las paredes estaban adornadas con paneles dorados y tapices de terciopelo, y los candelabros de cristal colgaban del techo, iluminando el espacio con una luz cálida y suave. Las mesas estaban vestidas con manteles de lino blanco y arreglos florales elegantes, creando un ambiente de sofisticación y encanto.

Nos acomodamos en nuestra mesa y pedimos una botella de vino mientras esperábamos a nuestros acompañantes. Aaron observó mi expresión y sonrió.

—Sé lo que estás pensando, Scarlet —dijo, rompiendo el silencio. —Que no era necesario venir a un lugar tan sofisticado, ¿Verdad?

Sonreí, sintiéndome un poco avergonzada por haber sido tan predecible.

—Bueno, sí. Un bar hubiera sido más que suficiente. Esto parece demasiado para una cena casual —admití.

Aaron se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en la mesa.

—Es nuestra primera salida juntos. No iba a llevarte a cualquier lado. Además, que hayamos encontrado una manera de solucionar los problemas de la empresa es algo que merece ser celebrado. Después de todo lo que hemos pasado, esta es la excusa perfecta para venir. Y, para ser honesto, reservé este lugar hace una semana —confesó, con una sonrisa traviesa.

Química ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora