Sol está sentada en el filo de la pared de la azotea. Chuchulito la sostiene por la cintura para que no se caiga. A nosotros tampoco nos ha soltado desde que te subió cuando le indicó la bruja. No sé exactamente dónde se encuentra el ser entero del pequeño monstruo, solo hay hebras y hebras de cabello esparcidas por toda la azotea.
Cada paso que doy es como si cien mil hormigas estuvieran caminando sobre las piernas. Lo bueno es que Chuchulito ayuda mucho, ya habría besado siete veces el concreto si no tuviera apoyo.
Pero se siente bien.
Se siente bien, Rob.
Hablo de los primeros rayos de luz, el frío de la mañana, el olor del dióxido de carbono acumulado por la contaminación, el cabello sedoso y largo de Chuchulito, los cráneos de dos pájaros que están pegados en la pequeña pared, la sensación de que hay algo extraño en mis entrañas.
Sol huele a merengue de pastel. A merengue de pastel y a durazno. No tenía idea de que las personas podían oler a durazno.
Regresa la cabeza para ver. Sonríe, pero lo hace con cierta pena. Trae las mejillas infladas porque está... Está comiendo el pay de elote. Alza la mano donde tiene el pedazo de postre y frunce el ceño.
—¿Por qué sabe raro esta cosa? —pregunta con el bocado entre los dientes.
—Está podrido.
—Ah.
No parece importarle porque sigue terminando de tragar lo que tenía en la boca. Llego al filo de la pared junto a ella. Lo que no se siente bien son las nauseas de tanta altura. Pero igual los brazos de Chuchulito deciden sentarme junto a Sol con las piernas colgando hacia el precipicio.
—Sabía que Maximino era un hombre malo, pero no tenía idea de esto —duda—. No sabía lo que me había hecho.
Carcajea un poco. Balancea sus pies en el aire y se asoma hacia abajo. Un par de autos salen de la calle, no sé si es el escape de esos dos los tronidos que sonaron. Sol saluda a Eduardo quien, por alguna extraña razón, sale en ropa interior a estirarse unos segundos bajo los rayos de luz.
—Daba por hecho que yo era quien era por mera coincidencia. De haberlo sabido, yo misma me habría cortado el brazo.
En un acto de nerviosismo balancea su torso hacia adelante. No sé cómo puede estar tan tranquila en un lugar tan alto. Termina de comer el pedazo de pay y sacude sus manos.
—No entiendo muchas cosas, pero a como aclararon las cosas, si me corto ya no se sanará. —Se detiene un momento—. Es decir, sí voy a sanar, pero ya no como antes. Ya sabes.
Mueve una de sus manos abruptamente y termina tirando el plato por el precipicio. Cierro los ojos esperando un estruendo, pero no se da. Me asomo ligeramente para encontrar uno de los brazos de Chuchulito agarrando el plato e introduciéndolo de nuevo a la casa.
—Me dijeron que vas a... Que vas a dormir. Pero yo no quiero eso. No hay nada que sea totalmente certero en la vida, si te doy algo de mi sangre puede que todavía funcione. Tal vez se quedaron un par de gusanos ahí adentro. ¿Cómo saben que los extirparon todos?
—No quiero.
—No te estoy preguntando —niega Sol—. Dice Luna que las larvas funcionan alimentándose de los muertos. Si te consigo más cuerpos puede que cambiemos algo. Podríamos irnos al otro lado de las vías. Ahí las cosas están más feas, así que lógicamente habrá más cuerpos. ¡Podemos crear nuestros propios gusanos!
Apunto hacia el cielo hacia el trazo del combustible que va dejando un avión. Sol calla y pasa su mirada allá arriba.
—Un dragón.
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Ni tan vivo, ni tan muerto | #PGP2024
Humor¡No te alarmes, pero estás desnudo y muerto! Bueno, muerto, muerto, no lo estás del todo... Galintia es una ciudad perdida en la violencia y la sangre. Entre los cuerpos que rebosan las calles, Sol encuentra a Rob y decide llevarlo a su hogar e inte...