No sé si sea normal lo de los cuerpos de muñecas de barbie ahogados en los frascos de agua amarillenta.
Quitando eso, todo lo demás parece lo usual para un local de brujería. Creo. No es que yo sepa mucho de brujas.
Estamos dentro de un cuarto tétrico con poca luz exterior. Los muebles están abarrotados con cientos de artefactos polvorientos que crujen por sí mismos como si tuvieran vida propia, por eso no hay dónde sentarse aparte del suelo. Se ven hierbas por doquier, patas de diferentes animales, cráneos y madejas de cabello colgando del techo...
Hace rato te caminó algo entre los pies y no estaba seguro de si era una rata o tu propia sombra. Así que, por las dudas, intenta mover los pies para que no quedes rabioso.
Después de ver esto, dudo mucho que me vuelva a quejar de los pájaros disecados de Rafael.
Deberías de intentar convencer a Sol de que se veía mejor el local de enfrente. La Chamoyis tiene más gente y estoy seguro de que ahí no hay telarañas. Parece un local de brujas de calidad. Lo sé porque a las personas no les importa esperar en fila cuando las cosas son buenas de verdad. Al contrario de aquí, donde ni el letrero de los precios está adecuadamente escrito.
—A Flor, mi abuelita, no le gustaba nada de esto. —Sol rompe el silencio—. Pero la gente en el pueblito donde crecí es muy creyente.
Se escucha el sonido de la alarma de un microondas en la habitación contigua, algo parece haberse terminado de calentar. A los pocos segundos sale una jovencita morena con una bolsa de palomitas abrazada con un brazo, el otro lo ocupa para arrastrar una manta roja. Se echa un gran bocado y mastica contenta. Mancha sus dedos completamente de salsa y hasta entonces le
los nota a ustedes dos sentados en el suelo.—La Chamoyis está en el local de enfrente —exclama la chiquilla llevando otro puño de palomitas a su boca—. Creo que es hoy cuando tiene la promoción de dos Chamoyitos por uno antes de las cuatro de la tarde, si se apuran chance y la alcancen.
¿A dónde crees que vas, mocoso? Vuélvete a sentar.
—Venimos a buscar a la bruja de verdad —habla Sol—, no nos dijeron su nombre pero...
—Ella es una bruja de verdad —carcajea la niña interrumpiendo a Sol—. Créanme. Una vez choqué con ella y se me quedó viendo como si me pudiera arrancar las entrañas con los puros ojos. Luego dijo mi nombre como si fuera parte de una maldición. No pude dormir tres noches.
La chica acomoda la manta en una bola y se lleva la mano limpia para estirar ambos párpados con dos de sus dedos. Ríe mientras camina como si le estuviera dando una convulsión. Aunque a lo mejor le está dando una convulsión de verdad.
—Creo que me dio una infección de colon después de eso...
—La verdad es que venimos para hablar contigo —señala Sol.
—¿A hablar conmigo? Miren, si es por lo de los cementerios. Sé que parece mal lo de meter las manos en las tumbas y eso. Pero de verdad no conocen lo que algunas personas malas llegan a hacer. Nos llevamos la basura de ahí y dejamos en paz a los muertitos. Es por un bien común. Si los muertos ganan, los vivos también. ¿No?
No me parece convincente del todo su argumento, no deberías de asentirle.
—Yo no venía por eso pero... ¿Todavía tienen tumbas aquí? —pregunta Sol con cierto espanto.
La chiquilla frunce el ceño y deja la bolsa de palomitas con salsa en la mesa, se chupa los dedos para limpiar el exceso de salsa y la educada señorita sacude sus babas en el pantalón sin pena alguna.
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Ni tan vivo, ni tan muerto | #PGP2024
Humor¡No te alarmes, pero estás desnudo y muerto! Bueno, muerto, muerto, no lo estás del todo... Galintia es una ciudad perdida en la violencia y la sangre. Entre los cuerpos que rebosan las calles, Sol encuentra a Rob y decide llevarlo a su hogar e inte...