XIII - Caras vemos, corazones nos comemos

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Creo que da más miedo esta pulcritud que las barbies ahogadas de hace rato. 

Es decir, es bonita Luna. Es la mujer que estaba escondida en este cuarto, Luna parece tener un encanto natural que te incita a mirarla. Aunque puede que solo sea esa vestimenta cara. Lleva una camisa azul cian, y una falda larga y negra con pequeños bordados de florecitas que van a juego con sus guantes. También puede ser el cabello. Nunca había visto a alguien con el cabello tan largo y lacio. Es largo. Muy largo. Ridículamente largo. Podría robar cosas y esconderlas dentro de un peinado o algo así. Creo que también podría ahorcar gente si se lo propusiera. 

Debe ser una molestia llevarlo suelto siempre... ¿Crees que se haga un chongo como el de ustedes para ir al baño?

La bruja verdadera no deja de mirar a Hannah (la bruja que creo es falsa) como si quisiera hacerla desaparecer de la faz de la tierra. No le importó mucho el golpe fuerte que se dio la muchacha cuando cayó al suelo, y parece que le divierte verla ahí tirada y espantada.  

—Estás manchando mi suelo —expresa Luna.

—¿Qué? —pregunta la chiquilla sin levantar la mirada.

—Estás llenando de mocos y babas mi suelo.

—¡Ah! Lo siento, Luna —habla Hannah—. Es que al señor este le pasa algo. Tienes que arreglarlo tú, estoy segura de que es un demonio o de esas cosas raras. Le salió el huevito... 

—Agarraste las palomitas de la alacena sin lavarte las manos —interrumpe Luna—, dejaste la puerta del microondas abierta; y no solo usaste mi salsa nueva, sino que la chorreaste y no la cerraste.

Tal vez este es el indicado momento para salir de aquí. ¿No se te hace raro que tengan un cuarto todo maldito y luego este que parece estar listo para recibir a un santo? Sobre todo esos pájaros que se ven por la ventana de la puerta que da al exterior lucen macabros; hay decenas de jaulas y ni un solo sonido sale de ellas. 

Hannah se incorpora de nuevo y da un par de pasos hacia Luna. Se esconde detrás de ella, pese a que la ha regañado. Creo que se está intentando proteger de ti, le susurra un par de cosas a Luna y esta suspira en respuesta. 

—Ve a robarte hojas de bambú.

—¡¿Hojas de bambú?! —reclama la chiquilla—. ¡Pero si están bien lejos! Voy a tardarme un montón en volver a subir el cerro. Además, en la casita esa ya se dieron cuenta de que las estoy arrancando. La vez pasada el señor no estaba muy contento. 

Basta una mirada de la mujer para que Hannah salga refunfuñando cosas, tira un par de cajas del cuarto anterior y saca una grande bolsa de tela.  

Al momento que la bruja falsa sale del local, Luna les ofrece un par de pantuflas grises. 

—Por favor —pide—. Nadie suele entrar aquí con zapatos. 

—¿Y Hannah?

¿Ya empezamos de buscapleitos, Rob?

—Hannah es una bestia salvaje —responde Luna mientras se quitan el calzado—. Yo no le haría mucho caso acerca de lo que dijo de su tatuaje. 

—Entonces lo del maíz es falso —habla Sol. 

—Ah no, de eso no tengo quejas. Hannah es una buena aprendiz. —Los conduce hasta una pequeña sala con muebles de piel oscura—. De hecho, soporta bastante. Es el tipo de persona que se pone a ver películas de terror para tranquilizarse. Dice que la del exorcista la pone a dormir. Pero ha sido divertido escucharla hoy, jamás la había visto tan aterrada. 

—¿Y bien? —pregunta Luna—. ¿Qué están buscando?

—A la bruja de Lázaro, ¿eres tú? —pregunta Sol. 

Ni tan vivo, ni tan muerto | #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora