¿Ya despertaste?
Por fin. Pensé que te habías ido de nuevo. Bien, voy a ponerte al corriente.
Entramos a la casa. Sol te echó agua con la manguera y te limpió de pies a cabeza en el jardín techado. De un segundo a otro, una hormiga se trepó a ti y te volviste loco. Comenzaste a hiperventilar y a sacar espuma negra de la boca. Te volviste una bestia de gafas intactas. Sol trató de controlarte, pero sin duda alguna corriste hacia nuestra amiga, le arrancaste el brazo y comenzaste a comértelo mientras la sangre le brotaba de las arterias como fuentes danzarinas.
Es broma, no eres zombi y Sol está bien. Tú sigues medio muerto, pero ya no estás desnudo. Ahora llevas ropa de viejito, la del abuelo asesino de panaderos. Luces como si fueras a posar para la foto de algún álbum indie contemporáneo que nadie conoce aún. Con todo y la aflojada camisa de color amarillo pastel de mangas cortas, los pantalones caqui (tres tallas arriba de la tuya) y las zapatillas gruesas de correr, que sirven para todo menos correr. Incluso Sol se las arregló para acomodarte el cabello en un chongo como parecido al de ella.
¿Cómo quieres que se llame tu banda? ¿El petateado? ¿El hierbas malas? Los tenis colgados suena bien.
Te quedaste bien dormido después de que te duchó. Sol entró en veinte crisis existenciales porque no sabía si te había ahogado. En ese lapso llegó nuestro nuevo invitado con una camisa blanca manchada de café. Es Lobo, el vecino. Ya nos había hablado de él Sol.
Aquí entre nos, no creo que ese sea su verdadero nombre, pero parece un buen muchacho. Es medio escuálido e intenta lucir como alguien de bajo perfil. Pero tiene algo en su rostro que es imposible que pase desapercibido. No sé si son los ojos, no sé si son las pestañas de sus ojos, no sé si es el lagrimal... Tiene incluso una ridícula aura visible alrededor de él que te hace sentir miserable por ser tan poco. En pocas palabras, él podría robar mi cartera, Rob, y estaría complacido por ello.
Bueno, volviendo a lo nuestro, ahora tenemos junta para averiguar qué hacer contigo. Al parecer todavía en estos días no es algo común llevarse muertos a la casa.
Hay otra cosa de la que quiero hablarte, Rob. Siento que Sol oculta algo. Obsérvala bien. Ya te dije que debe de tener como tu edad. No debe pasar de los veintitantos. Sin embargo, no concuerda. En su piel no hay manchas, no hay arrugas, no hay estrías, ni cicatrices. Exceptuando la monstruosidad del brazo izquierdo, no hay ninguna otra marca, y da la extraña impresión de que siempre ha tenido esa edad.
¿Estás pensando lo mismo que yo?
Sol es un vampiro.
Y creo que te quiere comer.
—¿Es normal lo de las flores? —pregunta Lobo mientras da un sorbo a su termo.
Ja. Lobo no es la persona más adecuada para preguntar eso, Rob. Él se saltó la barda para poder entrar a la casa. Así que no tiene el derecho de decirte raro por agarrar las macetas del balcón de Maximino para ponerlas alrededor de ti. Tú debes de conocer los procedimientos del más allá.
—Yo creo que sí —responde Sol—. ¿Oye, cómo se dice rojo en francés?
El joven suspira como si se fuera a acabar el mundo y deja su termo de café encima de la cajonera, al lado del mueble del espejo que tiene en las repisas revistas de animales y otros libros de hojas amarillentas y empolvadas. Lobo se masajea la frente como si la cabeza estuviera a punto de explotarle.
—Todos mis años enseñándote francés se fueron al caño.
Definitivamente él no tuvo un día tan bueno como el tuyo. Lobo camina por el cuarto y se sienta en la mesa de noche, a un lado de ti. Te examina un par de segundos y vuelve a tallarse los ojos. Tal vez le cueste un poco más de trabajo comprender que estabas muerto. No lo culpo, también me pareces un caso interesante.
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Ni tan vivo, ni tan muerto | #PGP2024
Humor¡No te alarmes, pero estás desnudo y muerto! Bueno, muerto, muerto, no lo estás del todo... Galintia es una ciudad perdida en la violencia y la sangre. Entre los cuerpos que rebosan las calles, Sol encuentra a Rob y decide llevarlo a su hogar e inte...