No puedes intentar cambiar lo que es real. Simplemente no se puede. Tómame de ejemplo a mí. Por más que intento creerme que estoy en mi casa de lujo en Singapur, bebiendo piña colada de un vasito que tiene paraguas bebés, rodeado por el sonido de la tranquilidad; no estoy ahí.
Estoy aquí. Junto al muerto.
Así que, entiende cuando te digo, que esa paloma no es de verdad.
—¿Por qué el parche? —pregunta Jean Leup.
—Se ve bien.
El viento sopla como si no tuviera ganas de hacerlo. Deben de ser como las cuatro de la tarde, pero ya no hay energía para el resto de las horas. Bueno, ya no hay energía ni en Sol ni en Lobo. La culpa fue de ella, se le ocurrió que era buena idea empezar a cavar como eso de las once de la mañana. Y no. No fue buena idea. Nunca es buena idea cualquier cosa que tenga que ver con sudar debajo del sol.
Es un jardín relativamente pequeño. Un rectángulo de quizá unos ocho metros de largo por dos de ancho. Hay un montón de piedras en una esquina y lo demás es tierra seca con pasto seco. Si miras a la izquierda, tierra seca. Derecha, tierra seca. Atrás, tierra seca. Tierra seca más tierra seca.
Sol decidió cavar tres hoyos. Uno por cada persona. Por supuesto, tú no hiciste nada. No te moviste de lugar hasta que te dieron una caja de cartón para guardar la paloma que, según Hannah, iba a explotar.
Y aunque no haya explotado, Rob, no es seguro que la tengas ahí abrazada como si se te fuera a ir. ¿Alguna vez has visto a alguien que le explotó el calentador de agua cerca? Se quedan sin cejas.
¿Quieres quedar como la Mona Lisa, Rob?
Volviendo a los hoyos. Que de hoyos tienen poco porque de profundidad no tienen más de veinte centímetros. (Débiles tenían que ser nuestros amigos). No encontramos nada. Yo no sé por qué Sol decidió cavar en la cosa más muerta de la casa, Hannah indicó que los escarabajos deberían de estar en algo que no estuviera... seco.
Sol viene a sentarse en la sombra, en medio de ti y Lobo. Abre las palmas y les muestra dos grillos secos. A uno le falta una de las patas traseras y al otro parece que hormigas asesinas le sacaron todas las entrañas. Los tomas a ambos sin dudarlo. Al primero lo metes dentro de la caja, y el segundo te lo avientas a la boca.
No, Rob. Si te lo preguntas, ya no me das asco. Ya me vale gorro si empiezas a comerte las piedras. (No te las comas, por favor).
—¿De verdad es tan importante ese frasco? —pregunta Jean tomando un sorbo de su termo.
Sol mueve su playera para quitarse el calor de encima, oprime los labios cansada y se sacude las palmas, aunque es poca tierra la que se logra desprender de ellas. Tamborilea el suelo y respira profundamente.
No es buen indicio.
—Es que mira —comienza ella—, no te vayas a enojar.
Oh no.
No debe de hablar.
Han estado comprando a Jean con que Maximino había dejado algo importante debajo de la tierra. «Algo». Eso fue suficiente para el francés cuando empezamos a cavar el primer hoyo. Pero cuando se dio cuenta de que Sol no encontró nada en donde ella misma aseguró que era el lugar indicado, Sol tuvo que añadirle moños a ese «algo». Guiñó tres veces el ojo izquierdo como si le estuviera dando un tic y le dijo que el frasco tenía sus cordones umbilicales de bebé.
Para todo esto, tú no te querías mover porque dijiste que la paloma se te iba a escapar, pese a que no se ha movido desde que regurgitó la carta de Hannah. Entonces te tuvieron que ir a conseguir una caja de zapatos vieja para que pusieras el pato de hule del joven por el que los CROGHAS les quieren cortar la cabeza, y a la pobre paloma. Te pusiste pesado porque querías una caja que tuviera algo azul.
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Ni tan vivo, ni tan muerto | #PGP2024
Humor¡No te alarmes, pero estás desnudo y muerto! Bueno, muerto, muerto, no lo estás del todo... Galintia es una ciudad perdida en la violencia y la sangre. Entre los cuerpos que rebosan las calles, Sol encuentra a Rob y decide llevarlo a su hogar e inte...