XXX

807 135 10
                                    

Maratón 2/3

Valentina.

Juliana sudaba y se removía inquieta, al parecer estaba teniendo una pesadilla.

— ¿Juls? - Traté de despertarla moviéndola un poco, pero seguía quejándose entre sueños. — ¡Juliana! - grité, y la sacudí más fuerte.

Esta vez la morena abrió los ojos y me miró, conocía perfecto esa mirada y verla en sus ojos color chocolate, me causó una terrible opresión en el pecho.

Ella estaba aterrada y me empujó casi inmediatamente después de despertar, provocando que cayera sobre mi trasero en el piso.

— ¡Auch!

Me quedé unos segundos en el suelo y luego me levanté lentamente tratando de asimilar lo que acababa de pasar, mientras me sobaba por el golpe.

-Buenos días para ti también, Juls...

La pelinegra seguía sobre la cama con los ojos cerrados, respiraba profundamente intentando calmarse. Me rompía verla así. Después de una pausa que se me hizo eterna por fin abrió los ojos y me habló.

Perdón Val... ¿Estás bien? Tuve un sueño horrible y yo... - Me miró con una expresión rara, directamente los ojos.

En ese momento recordé que sus pesadillas eran generalmente sobre mí madre y me sentí nerviosa, además de culpable, como si Juliana pudiera descubrir mi secreto solo con mirarme a los ojos, así que desvíe mi vista, escapando de la de ella hacia el reloj de mesa para leer la hora.

Y vaya que ha de haber sido un sueño horrible, porque son menos de las cinco de la mañana y ya tengo un moretón en el trasero. - Intenté calmar la tensión que se sentía en el ambiente y me senté a su lado.

Juliana buscó lentamente mi mano a tientas entre las sábanas y cuando la encontró, la tomó entre las suyas.

Siempre es horrible Val, antes era el mismo sueño siempre, pero de un tiempo para acá, se mezcla con la realidad. - Me apretó la mano bastante fuerte, y por fin me animé a levantar un poco la vista.

La pelinegra miraba nuestro agarre, así que utilice mi otra mano, para obligarla a mirarme tirando de su barbilla hacia arriba. Sus ojos chocolate se veían más calmados, pero su respiración seguía un poco acelerada. Mi corazón reaccionó ante su fragilidad y ante lo cerca que estábamos, latiendo fuerte. Quería envolverla entre mis brazos, como si con eso pudiera calmar sus miedos; Siempre he sido protectora con la mayoría de las personas, pero nunca había querido proteger tanto a alguien como a ella. Al mismo tiempo sabía, que tenía el poder para lastimarla con un secreto que muy probablemente la alejaría totalmente si se enterara, pensé en decírselo como muchas otras veces, y deshacerme de las mentiras entre nosotras, pero sus ojos cada vez expresaban más temor, después de que la mujer que me dio la vida aparecía en sus sueños. Era egoísta, pero sabía que no soportaría que volviera a verme con el terror que me había visto hace algunos minutos. No podía enterarse, no debía enterarse, así tuviera que renunciar a los recuerdos de mi madre, no podía permitirlo.

Acomodé un mechón suelto de su cabello azabache detrás de su oreja, y me dedicó media sonrisa, ampliando así la sensación cálida en mi pecho, había algo de lo que estaba segura y que necesitaba que supiera con urgencia...

Te quiero Juls...

Me obligué a mirarla fijamente a los ojos a pesar del miedo irracional a que me descubriera. Esta vez la morena amplió la sonrisa, haciéndome sonreír al acto.

Yo también te quiero Val... - Se puso colorada y bajó la mirada. Mi corazón latía desbocado ante esas dos palabras y lo tierna que se veía.

¿Ah si? - Tiré de nuestras manos jugando y tratando de distraerla. - ¿Lo suficiente para regalarme un beso?

Juliana se puso aún más roja y asintió con la cabeza.
Utilicé mi mano libre para tomarla de la mejilla y acercarme lentamente a su rostro, Juliana me miró y aún sentada, sentí que las piernas me temblaron. La besé lento, sin prisas, tratando de llenarme toda de su presencia. Después de algunos minutos Juliana liberó mi mano, y subió las suyas por mis brazos hasta mis hombros, aferrándose a mi camisa. Me jaló hacia ella para intensificar el beso y emití un pequeño suspiro cuando sentí que nuestros senos, separados simplemente un un par de telas delgadas, hicieron contacto. Nuestras lenguas y labios bailaban coordinados en un ritmo lento, pero erótico, dejando a su paso una onda de calor que se extendió por todo mi cuerpo. Juliana se separó apenas los suficiente para tomar aire y volví a besarla, esta vez me empujó con su cuerpo, para recostarme sobre el colchón.

Justo cuando me recosté de espaldas, con ella encima de mi cuerpo, mi teléfono comenzó a sonar.

No contestes... - Me pidió con la voz ronca, mientras bajaba y me besaba lentamente el cuello.

Por mi profesión, mi mente estaba acostumbrada a ponerse en alerta ante las llamadas a horas poco comunes, pero esta vez no me costó ningún trabajo ignorarlo.

La tomé de la nuca, ella seguía repartiendo besos y con cada uno, me enviaba un cosquilleo al centro, que ya empezaba a exigirme atención.
Su boca volvió a la mía, esta vez los besos se volvieron más intensos, su lengua trazaba un círculo lento contra la mía. Llevé mis manos a su cadera y envolví la tela que cubría su piel entre mis puños, justo cuando me disponía a deshacerme de su playera, el teléfono volvió a sonar, activando mis alarmas.

<< Joder >>

Me separé haciendo acopio de toda mi fuerza; Mi corazón y mi centro palpitaban con furia, pidiéndola a ella.

Perdón Juls... - Mi voz salió agitada y descompuesta. - puede ser importante...

Maldije interiormente a quien fuera que me estuviera llamando en este momento.

La pelinegra gruñó y se dejó caer sobre el colchón cubriéndose la cara con una almohada, evidentemente frustrada. Yo respiré profundo y luego me estiré para tomar el teléfono.

¿Qué pasa Mateo? ... si... ¿Bueno, Eva?... ¿Qué?...Si... Argh... si... ¿es necesario?... carajo...si, si, voy para allá.

Resople molesta y colgué el teléfono. Juliana me veía suplicante, asomándose por debajo de la almohada, tenía las mejillas rosadas y los labios hinchados y húmedos por la sesión de besos. Quise besarla de nuevo, pero estaba segura que esta vez no iba a poder parar y tenía que irme. ¿Por qué me pasa esto a mí?

Lo siento, perdóname Juls . — Me levanté y ella volvió a cubrirse la cara con la almohada, apretándola con fuerza contra ella.
Le puse una mano en el muslo tratando de tranquilizarla, pero solo logré que se estremeciera.

No quisiera irme, voy a compensártelo, te lo prometo.

mmjmm. - Respondió a modo de quejido.

- ¿Está todo bien? - Preguntó con la voz abolida por la almohada que todavía la cubría. Yo estaba buscando mi ropa lo más rápido posible.

Problemas en el hospital... nada grave, pero según Eva, tengo que correr.

Juliana se incorporó y me miró, mordiéndose los labios. La miré última vez a modo de disculpa, solo lo suficiente para no volver a perder la cabeza con sus ojos y sus labios.
Corrí al baño y prendí el agua, no me moleste en abrirle a la llave de la caliente.

________________________________________________
Hola!
Gracias por leer!
Se que estos capítulos son un poco más cortos, pero ya viene lo bueno...
Acepto críticas y comentarios 😋

Give me Strength Donde viven las historias. Descúbrelo ahora