XXXII

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Juliana

¡Lo logró, la maldita lo logró!

Estaba acomodando unas cajas en el dispensario, pero los gritos de Luisa me hicieron saltar. La miré y estaba atenta a su celular con una sonrisa.

¿Ahora a quien maldices Luisa?- Me burlé mientras seguía acomodando el material por categorías.

¿De qué hablas?... Ahh se me olvidaba que eras ex-monja. — Se burló, así que me acerqué y le di un ligero golpe en el hombro. -Me refería a Valentina, mira...

Me enseñó su teléfono y se veía un texto, el primer autor era Valentina, pero no comprendí bien lo que significaba. Luisa leyó mi expresión y resopló, después se puso a buscar otra cosa en el teléfono y volvió a mostrarme. En la foto se veía Val, con una sonrisa algo forzada y el ceño fruncido por el sol, parecía darle directo en la cara. Traía puesto el mismo uniforme médico con el que se fue esta mañana. Se veía dolorosamente guapa, como siempre. En el título del artículo se leía "Joven doctora crea Valcrarv, un medicamento revolucionario contra el dolor". Sonreí a la foto prácticamente ignorando todo lo demás.

Tu novia acaba de publicar un artículo en la revista de sus sueños, creo que es un gran logro.

Miré a Luisa, estaba muy contenta por Val, pero a la vez confundida. Me encantaba como sonaba la palabra "novia" cuando se refería a ella y a mí.

Valentina no es mi novia, Luisa. - Contesté con un tono de voz más fuerte del que pretendía. La rubia me miró sorprendida.

Uy, pero que carácter ¿Tan mal te va con ella?.

Valentina y yo estábamos bien, pero me había quedado algo sensible y de malas después de nuestra sesión de besos de en la mañana, la sensación inquietante en mi entrepierna no había desaparecido del todo, ni siquiera con el agua fría y eso me tenía irritable.

No, estamos bien, solo que... - La miré sopesando si era conveniente seguir hablando, la rubia seguía atenta así que continué. - En la mañana nos besamos, y luego... luego se tuvo que ir. Por eso estoy un poco de malas.

Luisa alzó una ceja y luego me miró con media sonrisa.

¿Es en serio? Mira...lo que tú lo que necesitas es ir con mi amiga y decirle: "Valen necesitamos echar un buen polvo".

Trató de imitar mi voz, pero le salió terrible.

Yo no hablo así... - Reclamé y la rubia soltó una carcajada.

Bueno, bueno... por lo pronto iré a prepararte un té, a ver si así se te baja lo cachonda, no quiero que espantes a los pacientes con tu cara de enojada. - Se burló, haciéndome reír por primera vez, y luego caminó y salió por la puerta.

Me dirigí a una de las cajas que estaban sobre el suelo, cada vez nos llegaban más donaciones de medicamentos y utensilios de distintos hospitales. En realidad me alegraba mucho, solo que la pobre de Luisa, prácticamente ya no se daba a basto con la cantidad de consultas.

Empezaba a acomodar los medicamentos sobre la gaveta grande; Cuando escuché que la puerta volvía a abrirse, me alegré de que Luisa ya estuviera aquí con el té, tenía la esperanza de que eso mejorara mi mal humor.

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