ValentinaSor Lupita nos trajo a la famosa posada detrás del convento. Y la verdad, es que es muy espaciosa.
Fácilmente podrían caber dos hileras de seis camas de hospital puestas en paralelo. El problema es, que los muros necesitan pintura y el lugar está lleno de cajas, polvo y telarañas.Luisa estaba abriendo cajas mientras la religiosa me explicaba cómo estaba la distribución y los servicios con los que contábamos.
— Las hermanas Ally y Juliana conocen el contenido de esas cajas mejor que yo.
Abrió los ojos sorprendida mientras veía como Luisa iba de una caja a otra desparramando el contenido.
— Probablemente tengamos un mueble o dos que les pueden ser de utilidad. — Se aclaró la garganta sin dejar de ver al ciclón que es mi amiga. — pero tengo que preguntarle a Sergio. Si me permiten, ahorita vuelvo. — Se esfumó.
— Esto es un desastre Valen, no se ni por dónde vamos a empezar.... ¡Achú! — estornudó cuando el polvo de una caja fue a dar a su nariz y no pude evitar reírme.
— Puedes empezar por calmarte. — la tomé de la mano y la jalé hacia mí para alejarla de esas cajas de una buena vez.
En ese momento entraron dos hermanas, que inmediatamente fijaron su vista en nuestras manos entrelazadas. Mi mirada quedó totalmente atrapada por una de ellas; A pesar de que estaba prácticamente tapada de los talones a la coronilla, su cara era de un atractivo impresionante; la piel trigueña, los ojos grandes del color del chocolate, los ángulos de su mandíbula se marcaban perfectamente, al igual que su barbilla partida.
— Hola. — Saludé y solté a Luisa para sacudirme el polvo de la ropa. — Adelante.
— Hola— saludaron al mismo tiempo. — Yo soy la hermana Ally y ella es Juliana, Sor Lupita nos pidió que viniéramos.— sonrió la más pequeña.
— Yo soy Luisa, y ella es mi amiga Valentina. — La rubia les estrechó la mano.
— Gracias por venir, las invitaría a sentarse, pero como pueden ver...—Señalé el lugar para que lo constataran. — Todavía no tenemos sillas.
La hermana Juliana sonrió mostrando dos hileras de perfectos y blancos dientes. Tuve que agitar la cabeza para espantar los pensamientos carnales que se empezaban a arremolinar en mi cabeza.
Era una monja, por favor, no podía sentirme atraída hacia ella, que absurdo.
— Nos dijo Sor Lupita, que ustedes conocen mejor que nadie el contenido de estas cajas que amablemente Lu... desperdigó por todo el lugar. — Miré a mi amiga alzando las cejas. — ¿Creen que puedan ayudarnos a ordenarlas?
— Claro. — Ally afirmó entusiasta. — ¿Qué necesitan?
— Primero... saber que contienen. — Luisa contestó paseándose por el lugar. —...para después categorizar el... vaya, vaya.¿Qué es esto?...
La rubia alzó una caja de condones que había salido de una de las cajas y la sostuvo en alto entre su índice y su dedo medio mientras la analizaba.
Las hermanas inmediatamente se ruborizaron, lo cual me pareció absolutamente tierno. Juliana se aclaró la garganta.
— Todo son donaciones de los hospitales. Hay guantes, jeringas, medicamentos... y... demás cosas...
Volteó a ver a Luisa que seguía presumiendo su descubrimiento girándolo entre sus dedos como un gran tesoro.
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Give me Strength
أدب الهواةTras ser culpada injustamente de un crimen, Juliana es ingresada a un reformatorio juvenil. Al salir, encuentra refugio en el convento Del Sol, un lugar dedicado a ayudar a niños en situación de calle. Años después de dedicarse a la labor, decide...