XXIII

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Valentína

Me desperté al sentir que algo me hacía cosquillas en la cara. Traté de apartarlo con mi mano, pero no podía, algo me tenia atrapada.
Abrí los ojos para ver que sucedía y un montón de cabello azabache estaba sobre mi cara. Había un cuerpo a mi lado, me pareció realmente extraño, yo nunca dejaba a nadie dormir en mi cama; pero cuando el olor dulce impregnó mis fosas nasales, supe inmediatamente quien era.

Juliana...

Sonreí sin poder evitarlo. La morena se había ganado mi corazón, me gustaba y me gustaba mucho, incluso la quería. Aunque me daba miedo averiguar hasta que punto.

Me estiré con cuidado para verla mejor.
Sus facciones proyectaban paz y estaba aferrada con sus dos brazos a mi mano, nuestras piernas eran una maraña.

Val... — gimió entre sueños y comenzó a moverse inquieta.
Su respiración se aceleró y por un momento me dio miedo que fuera una pesadilla, así que me incorporé y la agité un poco para despertarla.

Juls... despierta...

Se removió un poco. — mmm... — abrió los ojos y me miró; pero esta vez no había miedo en sus ojos, era otra cosa...

— ¿Estás bien Juls? ¿Qué estabas soñando?

La morena se pasó la lengua por los labios y negó con la cabeza.

Nada Val.

¿Nada? — pregunté — ¿Entonces por que gemías mi nombre?
Alcé una ceja y Juliana se puso totalmente roja. Quizás me pasé con la pregunta...

Yo... no se... no es nada...mejor me voy a bañar... — Trató de levantarse pero sus piernas estaban enredadas con las mías, imposibilitándole hacerlo.

Me miró a la boca y después movió mis piernas con sus manos para poder levantarse.

Se veía bastante inquieta.

—¿Estás bien Juls? No quería incomodarte.

Se tomó un segundo en silencio y después se levantó de la cama para mirarme desde arriba.

—Val...¿Qué es esto? —preguntó con un dejo de angustia. —¿Qué me está pasando?

¿Qué era que? No entendía su pregunta, nos habíamos quedado dormidas en una posición cercana, nada más. Negué con la cabeza para intentar que se explicara mejor. — ¿Qué cosa Juls?

Esto... que siento... antes lograba quitármelo bañándome con agua fría, pero cada vez es más difícil para mí hacerlo desaparecer...

Me quedé mirándola confundida , no podía estar hablando de lo que yo creía... Pero mi gran afán por preguntar hasta llegar al fondo de las cosas...

¿Qué sientes?— pregunté y Juliana me miró nerviosa.

— Yo... es como una presión cálida en el vientre y en la entrepierna que se expande y moja todo a su alrededor.

Se me secó la garganta...no podía estar hablando en serio... Me estaba tomando el pelo ¿Cuántos años tendría? ¿Veinte?

Me pasó por primera vez en el dispensario, cuando me estabas revisando y luego... la primera noche que pasé aquí y nos besamos... y... ahora tengo sueños y...

Se veía preocupada y seria, como esas personas que llegan al consultorio pensando que tienen una enfermedad por que algo distinto les está pasando con su cuerpo.
Lo podía ver en su cara, no era broma; Juliana apenas estaba descubriendo su sexualidad, quizás las situaciones traumáticas en su vida la habían privado de ello.

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