Give me Strength

XVII

Valentina

Había estado aquí, Juliana había estado aquí más bella que nunca, se veía tan diferente y tan joven... Además, me había invitado a salir. Y yo la rechacé por trabajo... Soy idiota.

—Eva... — Miré a la ojiverde. — Necesito que me reemplaces en el turno de la tarde y cuides a mis pacientes, por favor.

—¿Qué? — Me miró como si estuviera diciendo una tontería. La verdad es que en este trabajo los descansos son preciados.

— Tengo que ir detrás de esa mujer que se acaba de ir, te juro que te lo repongo al doble Eva, por favor.

— Está bien, pero me suples el sábado.

— Si, si, gracias Eva, regreso en la noche para la guardia.— La abracé, y salí corriendo.

No me tomé la molestia de pedir el ascensor, tenía que alcanzar a Juliana, así que bajé los tres pisos corriendo.

Salí al estacionamiento y volteé para todos lados, no la veía, maldita sea.
Volteé hacia la calle y vi que estaba pidiendo un taxi, el corazón se me estrujó y corrí hacia ella.

— ¡Juliana espera! — No me escuchó y abrió la puerta del vehículo. — ¡Juliana! — Se detuvo y alzó la mirada.

—¿Valentina?¿Qué haces aquí? ¿Y el trabajo?

— Eva me va a cubrir — sonreí mientras jadeaba. — Además, prometí que un día tú y yo íbamos a ir a la feria.

Juliana negó con la cabeza y cerró la puerta del taxi antes de dirigirme una sonrisa que brillaba más que la luna.