XV.

1.3K 174 9
                                    


Valentina

Miraba al techo recostada en el sillón mientras esperaba una respuesta de Juliana.
Cuando el celular vibró sobre la mesa, prácticamente salte para agarrarlo.

J: Nop, no puedo salir, no entiendo por que quieres ir a la feria, si te dan miedo las alturas.

V: ☹️ No se cómo le voy a hacer, pero te prometo que algún día, vas a ir conmigo y entonces te voy a explicar por que me gusta ir aún con mi miedo.

J: Ya veremos doctora, me gustaría escuchar esa historia, por lo pronto descanse, nos vemos mañana. 🙏🏽

V: Hasta mañana Juls.

— ¿Se puede saber por qué llevas dos días sonriéndole como boba al celular?

Luisa se dejó caer a un lado de mí en el sillón.

No sonrió como boba.

— Ohh, si que lo haces ¿Quién es? Déjame ver..
Se estiró tratando de quitarme el celular, pero se lo impedí.

No seas chismosa Lu.
Me guardé el teléfono en la bolsa del pantalón.

¿Por qué ya no me cuentas nada Valen?¿A caso la conozco?

No le contesté y mi amiga interpretó mi silencio.

¡Oh por dios! ¡Si la conozco! ¿Quién es?, no me digas... Eva

— ¿Qué? Claro que no, basta Lu, no es nadie.

— Claro que si y lo voy a averiguar Valen... vas a ver.

— Suerte con eso Lu, me voy a dormir.

Le besé la mejilla y me levanté

— ¡No te vayas Valentina! ¿Por qué siempre me dejas hablando sola?

— Hasta mañana Lu... te quiero... — Usé un tono burlón.

Alcancé a escuchar como se quejaba y me subí a dormir.

...

Al día siguiente llegué al dispensario por la tarde y me extrañó no ver pacientes.

Cuando entré, Juliana estaba recargada en la pared con una mano en el abdomen.

Hola... Juliana ¿Estás bien?.

Val... Hola, no...me duele mucho el estómago. — Se quejó.

Ven, siéntate, te ayudo. — La abracé suavemente por la cintura y la ayudé a sentarse en una de las camas.

—¿Desde hace cuanto empezó el dolor?

—Hace como media hora, estaba acomodando unos papeles y empezó a dolerme, ahora casi no puedo ni enderezarme... — Se llevó las manos al abdomen.

Tranquila, voy a revisarte ¿Ok?. Pero necesito que te pongas una de las batas para pacientes ¿Crees poder solita?.

Me miró asustada y luego asintió con la cabeza.

Ok, voy a cerrar la cortina para que puedas cambiarte. Cuando tengas la bata puesta con la abertura hacia adelante, te acuestas en la cama y me avisas ¿si?

Asintió nerviosa, aún estaba un poco doblada por el dolor.

Cerré la cortina, me lavé las manos, me puse la bata, me amarré el cabello y me colgué el estetoscopio al cuello, como era la rutina. Esperé un poco, hasta que Juliana me llamó.

Give me Strength Donde viven las historias. Descúbrelo ahora