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Despertó y observo unos ojos color marrón que lo miraban fijamente, era una mujer hermosa que sonrió ampliamente al ver que el despertaba.

-¿Cómo te sientes? — Le dijo, antes de sentarse a su lado en la cama y tomarle la mano

-¿Quién eres tú? ¿Dónde estoy? ¿Qui... Quién soy?

La mujer lo miro extrañada y se asusto al ver que él no podía recordar nada ¿Había perdido la memoria?

Ella le explico que estaba en la clínica, hacia una semana había sufrido un accidente automovilístico junto a su esposa y su hija. Ellas habían salido ilesas pero él se había golpeado muy fuerte la cabeza.

-Por eso no debe recordar nada... Pero poco a poco irá recuperando la memoria, debe estar tranquilo en todo el proceso

-¿Dónde está mi esposa, y mi hija? No las recuerdo... Pero quizás si las veo recuerde algo — Le dijo él, ella se sintió conmovida

-Tratare de contactarme con su esposa.

La mujer salió de la habitación dejándolo solo, preguntándose tantas cosas. Le dolía no poder recordar quién era el. Y ¿Tenía una esposa, una hija? ¡Como no podía recordarlas! Se sentía muy frustrado.

Luego de un rato la mujer, que debía ser quien estaba a cargo de cuidar de él entro de nuevo.

-Lo siento señor Marquina, cuando le informe a su esposa de su situación se altero un poco. Al parecer ella quiere que usted la recuerde, a ella y a su hija. Solo hasta entonces volverá

-¿Qué? Pero... ¿Donde están ellas? — Le pregunto

-No lo sabemos. Mire a mí se me informo todo y estoy a cargo de usted. Lo llevare a una casa tranquila en las afueras de la ciudad, donde usted solía vivir con su esposa y su hija. Ahí pasaremos un tiempo, espero que recuerde todo. Por ahora solo le diré que su nombre es Sergio, Sergio Marquina.

-¿Por qué no me dice todo de mi vida? Por cierto, ¿Cual es su nombre?

-Ordenes de su esposa. Yo soy Raquel, Raquel Murillo.

En la tarde ya Sergio iba camino junto a Raquel a la casa en las afueras de la cuidad que ella había mencionado. El estaba tenso, necesitaba recordar su vida, quería ver a su esposa e hija. ¿Por qué no habrían querido ir a verlo? ¿Sería que su esposa estaba dolida de que el no pudiese recordarla? Si seguro era eso.

-¿Yo la conocía a usted, antes del accidente?

-Tendrá que recordarlo, usted mismo. Su esposa dio órdenes claras, tiene que recordar todo, usted solo

-¡Me desespera todo esto!

Ella no dijo nada y siguió conduciendo, en unas pocas horas ya estaban entrando a la acogedora casa y Sergio comenzó a ver todo detenidamente.

-¿Viví mucho tiempo aquí?

-Unos 3 años. Recuerde, solo puedo decirle cosas pequeñas — Le recordó ella

El recorrió toda la casa mientras ella desempacaba sus cosas en una de las habitaciones. No dejaba de pensar ¿Como haría para que el recordara toda su vida?

Luego de desempacar fue a la cocina y se encontró a Sergio revisando todo y se rió. Sergio enseguida volteo a verla, tenía una risa muy contagiosa

-¿De qué se ríe? — Le pregunto a Raquel, y sonrió.

-¿Cree que encontrara recuerdos en la comida? — Y continúo riendo

-No — Y rió — Supongo que todo esto lo mando a traer al decidir traerme aquí ¿No?

-Fue su esposa, en realidad.

-¿Puedo ver una foto de ella?

-No.

-¿Y de mi hija? -- Le pregunto esperando una respuesta afirmativa ¿Como esperaba esa mujer que el recordara si no le mostraba siquiera una foto?

-Tampoco -- El estaba comenzando a frustrarse -- Le ruego entienda, son ordenes de su esposa, ella de verdad desea que sea su mente la que recuerde su imagen, y la de su hija.

-Dígame al menos sus nombres -- El vio la duda en los ojos de ella, entonces decidió que debía mostrarle lo desesperado que estaba -- Se lo ruego, ¡Por favor!

-Su hija se llama Ana, tiene 4 años. No le diré nada mas -- El no pareció complacido y Raquel elevo los ojos al cielo ¿En que se había metido?

-¿Y mi esposa, como se llama?

-Ya le dije, que no le diré nada más. ¡Recuérdelo usted mismo!

El decidió no preguntar más, al menos por ahora. Lo poco que restaba del día fue tranquilo, cada uno por su lado. Ya muy entrada la noche Raquel se durmió mientras que Sergio no conseguía hacerlo.

En su mente no dejaba de darle vueltas al nombre de su hija... Ana, era un hermoso nombre. Le dolía pensar que ella quisiese verlo y él no podía ni recordarla. Luego de tanto pensar y no lograr traer ningún recuerdo a su mente, poco a poco fue conciliando el sueño, estaba a punto de dormirse cuando una voz invadió su mente -¡Papa!-

Abrió los ojos de pronto y salto de la cama, para dejarse invadir por el vacío. No había imágenes en su mente, solo esa voz.

La Memoria Perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora