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-Raquel, quiero que te vayas.

¿Qué? ¿Qué? ¡¿Qué?!

¿Debía irse? ¿Debía abandonar todo así como así?, sobretodo, ¿Podía hacer eso?

No, no podía. Quería que Sergio recordase todo, el debía recuperar su vida.

-No me iré.

-¡Quiero que te vayas!, ¿Acaso me has ayudado? Siempre que recuerdo alguna voz, estoy solo, tú no has hecho nada por mí.

¿Qué acababa de decir? Se sintió el peor hombre que ha pisado la tierra.

Una lagrima se deslizo por su mejilla, Raquel no pudo evitarlo. Aunque quisiera negarlo, las palabras de Sergio le habían dolido.

-Tienes toda la razón, ahora vete a dormir. Cuando despiertes, ya no estaré aquí.

Volvió a entrar en su habitación y cerró la puerta bajo llave. Sergio intento una y otra vez abrirla sin tener éxito.

Al no lograr abrir la puerta, decidió irse a la sala, dejo que su mente volara, cuando una voz, un susurro casi inaudible se filtro en mente, el se quedo paralizado.

-¿Qué importan los demás? Tu y yo estamos juntos ahora, y así estaremos siempre.- Por primera vez, no había recordado la voz de su hija, entonces, ¡Acababa de recordar la voz de su esposa!

Se emociono, ¿Cómo no podía emocionarse?, estaba un paso más cerca de recobrar su memoria.

Escucho que alguien se aproximaba y volteo, para que sus ojos se encontraran con los de Raquel.

-Acabo de recordar la voz de mi esposa... -- Raquel se quedo mirándolo, no dijo nada, y el prosiguió – No te vayas. Te prometo que ahora todo será netamente; ¿Cómo debería llamarlo? ¿Profesional? No, no creo que esa sea la palabra

Raquel comenzó a reír. Una risa histérica, ¡Un minuto le pedía que se fuera, y al siguiente le pedía que se quedara!

¡Sergio Marquina iba a volverla loca!

-¿Podrías decidirte?

-No quiero que te vayas, además, lo de hoy no se repetirá. Y quería pedirte disculpas por lo que te dijo Gabriela...

Raquel pareció desconcertada, ¿Por qué le estaba pidiendo disculpas? ¿Qué tenía que ver Gabriela?

-¿De qué estás hablando?

-Gabriela no te dijo... -- ¡El mismo se había delatado!

Raquel enarco una ceja -¿Qué debía decirme?

-Me encontró escuchando tu conversación con Marcos, a través de la puerta, le dije que lo mantuviera en secreto y solo se encogió de hombros, pensé que si te lo había dicho – Raquel sonrió, Sergio pensó en preguntarle pero decidió no hacerlo.

-No escuches a través de la puerta, podrías oír cosas que no te agraden – Sergio noto el sarcasmo en su voz, Raquel, Raquel, Raquel.

-Sí, me diste ese consejo algo tarde. – Decidió que era mejor cambiar de tema – Entonces, ¿Te quedarás?

-Sí, y no te preocupes, mañana les pediré a Marcos y a Gabriela que se vayan, su presencia aquí no te ha puesto de muy buen humor.

-No, veo que te hace feliz que estén aquí – Hizo una pausa y comenzó a pensar en lo que iba a decir -- ¿Podría pedirte solo una cosa?

-No quieres que duerma con Marcos. -- ¿Cómo lo supo?

El silencio de Sergio le otorgo la respuesta que ya sabía.

-Le pediré que duerma en otra habitación, buenas noches. – Se acerco a Sergio y le planto un beso en la mejilla, luego se fue a su habitación.

Él le decía que ahora solo tendrían una relación... Seguía sin saber la palabra correcta, una relación acorde a su situación, y entonces ¿Ella lo besaba? En la mejilla, pero al fin y al cabo, era un beso.

Pero no debía darle tanta importancia, solo era un beso en la mejilla. Lo más importante era sin duda, que ella no dormiría con Marcos. No podría sentirse más tranquilo.

Decidió irse a dormir, no sin antes verificar con mucha cautela en la habitación de Raquel y ahora, en efecto, ella estaba durmiendo sola.

No pudo contenerse y se recostó a su lado, y le acaricio la mejilla. Era tan suave, y tan hermosa.

De pronto ella se movió y lo abrazo, aun dormida. El no pudo liberarse de su abrazo, o no quiso. Así que se quedó observándola dormir abrazada a él, lentamente sus ojos se cerraron y se durmió, abrazado a ella.

*

Raquel despertó, y sintió que la abrazaban, se sentía sumamente bien. No abrió los ojos pues supuso que era Marcos, -Terco, terco Marcos-, así que decidió seguir durmiendo un poco más.

Sergio por su parte, despertó y vio a Raquel a su lado aun abrazándolo. Pensó en que debía hacer, y decidió que era mejor levantarse, lo hizo con cuidado y Raquel siguió durmiendo.

Fue a darse una ducha, para después desayunar, sin duda luego de una gran noche, tenía un muy buen ánimo.

Mientras entraba en la cocina escucho a Raquel hablando con Marcos.

-Te pedí que durmieras en otra habitación, y aun así dormiste conmigo

-¿De qué estás hablando?, sí dormí en otra habitación – En su voz se le notaba la confusión

Sergio, que ya había entrado en la cocina se encontró bajo la mirada de Raquel, en seguida se fue a la sala, seguido por ella.

-¿Dormiste conmigo? – Pregunto en un hilo de voz

Pensó en mil maneras de explicárselo –Si. -- ¿Eso era lo mejor que tenia para decir?

-Merezco una explicación, ¿No te parece? – Raquel coloco sus manos en las caderas, y tomo una posición desafiante, Sergio quiso reír, pero sabía que no era el momento.

-Anoche luego que habláramos, quise cerciorarme de que no dormías con Marcos, y al verte tan tranquila durmiendo no me resistí y... -- Sergio vio como Raquel se tenso, ¿Qué habría imaginado? -- Y me recosté a tu lado, entonces tú me abrazaste y yo me quede observándote, luego me quede dormido.

-Dormí muy bien– Raquel se sonrojo luego de decir aquello y se fue de nuevo a la cocina.

El sonrió ampliamente.

Y pensó que también durmió muy bien. Recordó el abrazo de Raquel, su aroma, la suavidad de su piel... Sus pensamientos volaban y las sensaciones seguían palpables. ¿Cómo podía negar lo ya evidente?

Raquel Murillo se estaba adueñando de su corazón.

Todo estaba bien en ese momento, hasta que una voz que desde el día anterior le era familiar, invadió su cabeza... Pero no llego sola, increíblemente, también pudo ver una imagen.

-Prométeme que nunca te separaras de mí lado, por favor- Sergio quedo en un shock momentáneo. Acaba de recordar a su esposa.

Era una mujer muy hermosa de cabello oscuro, grandes ojos, y piel bronceada. En su recuerdo lo miraba de una manera afectuosa, casi se podría decir que con amor.

Entonces su mundo se derrumbo ante sus ojos. Acababa de admitirse a sí mismo que comenzaba a sentir cosas por Raquel, y recordaba a su esposa un minuto después. ¿Sería una señal?

Momentáneamente se rió, pues al no tener memoria, no podía siquiera saber si era de las personas que creían en las señales y todas esas cosas.

La idea de no saber nada de si mismo le causo gracia. ¿Y qué mejor para alivianarse un poco, que reír?

Se rio hasta que los acontecimientos le pesaron demasiado, hasta que el hecho de no saber qué hacer, lo derrumbo por completo.

La Memoria Perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora