Era una ciudad muy hermosa, y de noche aun más. Habían luces por todos lados, así que estaba todo muy bien iluminado.
Estaban pasando frente a una pizzería... Entonces la vio.
El mundo se detuvo en ese instante.
Raquel estaba ahí, junto a Ana... Y Marcos.
Se dirigió hasta donde estaba, con paso lento, tenía miedo de que desapareciese. Crisdel al ver que Sergio se separo del grupo, volteo en dirección al lugar y también vio a su hermana, automáticamente una sonrisa atravesó sus labios.
Raquel sintió que la miraban, y volteo... Al ver a Sergio, sintió que una carga que había estado llevando encima, caía de sus hombros.
Se levanto y corrió en dirección al amor de su vida
Se lanzó en sus brazos, y él la apretó contra su cuerpo.
-No puedo creer que te tengo entre mis brazos... --Susurró Sergio con la voz entrecortada, y una lágrima de genuina alegría corrió a través de su mejilla.
-Pensé que nunca te volvería a ver. –Lo besó. Lo beso con ternura, muy lentamente... Olvidando que existía un mundo mas allá de él. Ahora estaba segura, sentía que ya nada podía hacerle daño.
Pero por desgracia, el momento fue interrumpido por Marcos, que traía de la mano a Ana.
-¡Papi! –La niña intento zafarse pero no pudo. Marcos la tenía agarrada fuertemente de su muñeca.
-Suéltala, Marcos. –Sergio intento acercársele. Pero Marcos impuso distancia, llevando a Ana consigo.
-Papi... --Susurró la niña, y luego de poner una cara de enojo, mordió la mano de Marcos que la sostenía. Este enseguida la soltó y ella corrió hasta los brazos de su papá.
Sergio la abrazo fuertemente... Su pequeña.
Raquel se unió a ellos y Sergio no pudo sentirse más feliz.
Tenia de vuelta en su vida a sus dos princesas, esta vez se encargaría de protegerlas de cualquier cosa, no estaba dispuesto a vivir algo asi una vez más.
-Ellas ahora son mi familia. –Dijo Marcos entre dientes, intento acercarse a Raquel, pero Sergio las soltó a ambas y las echo hacia atrás.
-Ellas eran, son y serán para siempre solo mías. –Les dirigió una rápida mirada y una sonrisa que decía Todo está bien ahora
-Han vivido un mes conmigo.
-Apuesto a que no fue porque así lo quisieran. –Y sin más, le dio un golpe que dejo a Marcos tirado en el piso.
Los amigos de Crisdel lo sacaron del lugar, todos tenían muchas cosas que decirle a ese... Hombre.
Raquel les indico la dirección de la casa donde vivía con Marcos, y fueron hasta ahí.
-No sabes lo mal que nos la pasamos por no saber dónde y cómo estabas. –Le dijo Crisdel, y luego le dio un fuerte abrazo a su hermana.
-Los extrañé tanto.
Sergio la tomo de la mano, al igual que a Ana. Las llevo hasta la primera habitación que se topo en su camino, que resulto ser la de Raquel.
Se sentaron en la cama y se abrazaron.
-No saben cuanta falta me hicieron –Comenzó a decir, en su voz era palpable la angustia contenida, se podía sentir como las palabras estaban cargadas de sentimientos. –Cuando desaparecieron, sentí que algo de mi había muerto. Luego, un día desperté y sentí ese aroma tan particular tuyo, Raquel. Y revisé... No estaban tus cosas, y faltaba una de mis camisas. Fui a tu cuarto, princesa –Acarició suavemente la mejilla de su hija. –Y tampoco estaba tu ropa, ni tus juguetes favoritos. –En ese momento, se detuvo. Sentía un nudo en la garganta de solo recordarlo, pero quería continuar. –Morí lentamente al darme cuenta de que habían estado en la casa, tan cerca de mí. Y yo no sabía por qué... Pero estaba seguro de que no era por su propia voluntad... Tuve miedo, oh claro que sí. En momentos perdía las esperanzas, pero intenté mantenerme fuerte... Y ahora están aquí, conmigo.
Ana limpio una lagrima que dejaba un sendero en la mejilla de su papá, y él hizo lo mismo con ella... Los tres estaban llorando, dejando salir toda la desesperación, angustia, miedo y decepción que habían sentido en ese mes en el cual no se vieron, ni tuvieron ningún contacto.
Raquel se sentía sumamente afortunada de estar junto a Sergio de nuevo. Ahora todo volvería a la normalidad, y este episodio seria solo un trago amargo, que con el tiempo quedaría en el olvido.
Sergio recordó que no había saludado a uno de los integrantes de su familia. Hizo que Raquel se recostara en la cama y levanto un poco su blusa, solo para dejar al descubierto su un poco abultado vientre.
Se emociono al ver ese pequeño bulto, pues era su pequeño, o pequeña.
-Hola bebé. –Las lágrimas de Raquel salían sin parar, sentía una emoción indescriptible. –A ti también te extrañé, y espero que tu a mi igual. –Ana rió y Sergio le sonrió. –Ahora puedes estar tranquilo, ya estas a salvo. Nunca más estarás en peligro. –Acarició el vientre de Raquel, y Ana coloco su mano encima de la de su papá.
Apenas acababan de reencontrarse, y ya habían creado un momento digno de recordar. Esto Raquel no lo olvidaría nunca, era una de esas ocasiones que lograban dejarla sin aliento.
Estuvieron así un rato más, hasta que se reunieron con el grupo en la sala, decidieron irse, Sergio se quedaría esa noche junto a Raquel y su hija, y al día siguiente se irían con los demás.
Marcos seguía inconsciente, Sergio lo dejo en la cama de una de las habitaciones y cerró la puerta con llave, por si despertaba, así no podría escapar. Y mucho menos hacerle daño a alguna de sus princesas.
Ana se quedo dormida, luego de que Sergio estuvo jugando con ella un larga rato, Raquel se había limitado a observarlos y sonreír.
Luego Sergio y ella se fueron a la habitación y se recostaron, abrazados.
-Marcos en este tiempo, me fue confesando una a una las cosas que hizo junto a Daniela para separarnos. –Dijo Raquel, y Sergio se sorprendió. Además se alegró, ahora Raquel sabia la verdad. –Perdóname por no haber confiado en ti, pero es que las fotos y todo eso --Sergio la interrumpió, con un beso que pareció eterno, cuando termino, él le pidió que continuase hablando, y ella así lo hizo. –Pero ya sé que todo lo que me dijiste es cierto, todo fue una trampa. De ahora en adelante, todo estará bien. –Se acurruco en el pecho de Sergio, era perfecto. Su vida era perfecta de nuevo.
Durmieron así, uno sintiendo los latidos del otro. Dejando que los pedazos de su corazón volvieran a unirse, para volver a latir al compás una vez más.
Sergio despertó y no sintió a Raquel durmiendo sobre su pecho, lo invadió el miedo de abrir los ojos y encontrarse con que todo había sido solo un sueño.
¿Y si solo había soñado que tenía a su Raquel de nuevo a su lado? ¿Qué sentiría si descubría que sus princesas seguían desaparecidas?
Lentamente abrió los ojos y miro a su lado, en ese momento contuvo el aliento.
Hasta que vio a Raquel, durmiendo placenteramente a su lado. Volvió a respirar, y sintió un gran alivio, todo estaba bien ahora. Ella comenzó a moverse como si buscase algo y Sergio supo que estaba viviendo lo mismo que él.
-Aquí estoy, mi amor. –La atrajo hacia él, y la coloco sobre su pecho.
-Tenía miedo de que todo hubiese sido un sueño. –Emitió un sollozo y Sergio la abrazo, haciéndole saber que ahora todo estaba bien.
Sin embargo, había algo que necesitaba preguntarle a Raquel, pero no se atrevía.
-Raquel. –Necesitaba saberlo Y si la respuesta era afirmativa, mataría a Marcos con sus propias manos en ese mismo instante. –Yo necesito saber si Marcos y tu...
Raquel se separo de Sergio, y lo miro con una expresión de dolor- ¿Seria que Marcos la había obligado a estar con él?
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La Memoria Perdida.
Romance... Un pasado, una historia, Un... ¿Futuro? ____ 🔸️Historia inspirada 🔸️