La Memoria Perdida.

19

A Sergio le había parecido un detalle especial, esperaba que a Raquel le gustara.

Cuando Ana lo dejo solo, el llamo a Crisdel, había conseguido el numero en el teléfono de Raquel.

-Crisdel, necesito que me hagas un favor. -Le dijo sin esperar siquiera que ella lo saludara.

-¡Hola Sergio!, si yo estoy muy bien ¿Y tú? -Le dijo con sarcasmo ante la poca cortesía por parte de él.

-Crisdel...

-Ya está bien, dime.

-¿Podrías cuidar a Ana esta noche? -Le dijo. Y escuche una risilla al otro lado de la línea.

-¡Oh! Claro que sí. Quieren estar solos... --Si Raquel la estuviera escuchando, la mataría. -Yo misma la busco en un rato, tenla lista. - Y colgó. Como de costumbre...

*

Raquel continuaba descansando. Ya el dolor de cabeza se le había pasado, pero se sentía muy agotada.

Tomo su teléfono y vio un mensaje de su papá.

-Raquel, recuerda que mañana debes regresar a trabajar. Y si Sergio quiere volver, al menos para irse adaptando, o para tratar de recordar, no hay problema. Te quiero.-

Al día siguiente regresaría a su vida normal. Debía ponerse al corriente, puesto que era la vicepresidenta en una de las empresas de su padre.

Y Sergio, administraba las finanzas en la misma empresa.

Raquel se sumergió en un mar de pensamientos...

¿Y si Sergio nunca recuperaba la memoria por completo?

*

Crisdel llego por Ana, y luego de una corta charla algo incomoda para Sergio, se fue.

Ahora comenzaría la sorpresa... O eso pensó.

Sergio entro en la habitación, y se encontró con una Raquel que no esperaba. Se veía triste, como si algo acabara de romperse en su interior.

Y así era...

Raquel clavo la mirada en él, y Sergio pudo ver un profundo desprecio en sus ojos, en lugar de ese amor que le confesaban siempre.

Sergio no se movió, sus piernas le imponían resistencia. Algo en el presentía que aquello lo acabaría como lo había planeado...

Pasaban los minutos y la situación no cambiaba, entonces Sergio supo que no podía quedarse ahí toda la noche. Camino hasta ella, y guardo la cajita con las cadenitas en el bolsillo de su pantalón.

Se sentó a un lado de Raquel en la cama, intento abrazarla pero ella se lo impidió, con muy poca fuerza.

Parecía como si su alma se estuviese desvaneciendo, como si su corazón estuviera haciéndose pedazos a cada segundo, y como si el brillo de sus ojos ahora solo fuera una sombra en el pasado.

Desvió la vista un momento y pudo ver el teléfono de Raquel hecho pedazos en el suelo. Cuando volvió la vista hacia Raquel, ella continuaba mirándolo de la misma forma.

-¿Qué sucede mi vida? - Intento acariciarle la mejilla, pero una vez más ella evito cualquier contacto.

-¿Por qué? -Su voz era apenas audible. Era como si las palabras estuvieran atoradas en su garganta, luchando por salir.

-Creía en ti. -Sergio noto que ella quiso darle una cachetada, pero se contuvo. -Pensé que me amabas...

-¿Pensabas? Raquel, ¿Qué pasa?