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Decidió ir a pedirle una disculpa a Raquel, aunque algo dentro de sí mismo le decía que no era necesario, muy en lo profundo él sabía que era lo correcto. Ella deseaba ayudarlo –Por ordenes de tu esposa – Pensó de pronto, pero decidió hacer a un lado eso. No importaba por ordenes de quien, el necesitaba su ayuda para recordar todo y poder regresar a su vida.

-Raquel – Toco suavemente la puerta – Ábreme por favor

-¿Para qué? ¿Para que quieres hablar con alguien a quien solo ves como "Un futuro recuerdo"? – Le espeto a través de la puerta.

-Discúlpame. Eso no volverá a pasar, entiende que estoy desesperado por recordar todo y volver a estar junto a mi familia, ¿Cómo crees que me siento al saber que tengo una esposa y una hija -- Tomo una bocanada de aire, como si le doliese continuar – A las que no puedo recordar?

Ella suspiró y se recostó contra la puerta, él sin saber el porqué, hizo lo mismo. Raquel pensó por algunos momentos las palabras correctas, pero simplemente no había palabras para decirle que pudiesen reconfortarlo.

¿Sabía ella como se sentía él respecto a toda la situación que estaba viviendo? ¡No!, se espetó a sí misma. ¿Cómo podía decirse que ella estaba ayudándolo? ¿Cómo pretendía hacerlo sentir bien, sin siquiera atender los detalles más importantes?

En ese momento una realidad se estrelló ante sus ojos ¡El no recordaría nada!, al menos no en estas condiciones. Antes de cualquier cosa ella debía ayudarlo respecto a sus sentimientos. Si todo estaba bien dentro de el, ¿Por qué no habrían de fluir los recuerdos?

Quizá estaba equivocada, o quizás no. ¿Qué podría perder hablando con él sobre sus sentimientos?

-Me confundes- Las palabras que Sergio le había dicho anteriormente resonaron en su cabeza e hicieron eco. No podía sacarse aquello de la cabeza. ¿Qué estaba sucediendo?

¡Ella solo debía ayudarlo a recordar! ¿Por qué todo debía ser tan complicado? Se suponía que sería más... Más sencillo, por así decirlo.

-Raquel – Sergio no entendía el silencio de Raquel, ¿La había herido tanto con lo que dijo tiempo antes? ¿No habría sido suficiente con su disculpa?

-No puedo seguir adelante con esto -- Sergio quedo totalmente atónito, ¿Ella no seguiría ayudándolo a recuperar la memoria?

-¡Soy un idiota! ¡Seguro esa es la verdadera razón por la que mi esposa no quiere verme! – Sergio comenzó a comportarse como un niño, o eso creía Raquel.

El se levanto y Raquel no se percato de aquello. Sergio comenzó a vagar por todas las habitaciones, pero en todas encontraba lo mismo: Nada, nada que lo ayudase a recordar. Salió de la casa, camino un largo rato, y se encontró con algo que le arranco una sonrisa.

Ante sus ojos había una casita, hecha de madera y pintada de colores pasteles. Se acerco y abrió la pequeña puerta, dentro había una cocina de juguete, y muchas muñecas.

-Te hare una taza de té papi, con poquita azúcar como a ti te gusta ¿Si? Y galletas de chocolate, pero solo si te quedas a jugar conmigo – La voz de su hija resonó de nuevo en su mente, haciéndolo emocionarse.

-Déjame pensarlo –Se sorprendió recordando su propia voz, y esto lo hizo emocionarse aún mas, ¡Estaba recordando un momento que vivió con su hija! -- ¡Claro que me quedo a jugar, Ana!

Entonces las voces en su cabeza cesaron, pero la sonrisa en su rostro seguía ahí, se sentía feliz. Cerró de nuevo la puerta de la casita y comenzó a caminar de vuelta a la casa. En el trayecto comenzó a preguntarse por que no recordaba con imágenes, solo voces, quería recordar a su pequeña... Su pequeña Ana.

*

Raquel pensaba que Sergio seguía tras la puerta, en el mismo silencio sepulcral, pero al levantarse y abrir la puerta se sorprendió al notar que no estaba ahí. Se asusto un poco, puesto que, no sabía el tiempo que Sergio podía haber estado solo, y ella ni había notado su ausencia.

¿Qué estaría sintiendo? ¿Por qué se había ido?

Ya luego tendría las respuestas, si él estaba dispuesto a dárselas. Entonces repaso lo que había dicho "No puedo seguir adelante con esto"

¿De verdad era para tanto? ¿Se daría por vencida así como así?

No tuvo que pensarlo demasiado, para obtener una respuesta.

*

Sergio volvió a casa y se encontró con Raquel a punto de salir. Se asustó, debía admitir. No pensó otra cosa sino: Se va, Raquel se va.

Ella al verlo, lo único que vio fue a un hombre confundido, a la deriva, sin nada... Y no supo que decir, entonces dejo que sus actos hablaran por ella, se acerco a él, le acarició suavemente la mejilla y aun sabiendo que era un error... Lo besó.

*

-¡Sergio! – El dejó de imaginarse todo aquello, ¡Como lo afectaba esa mujer!, apenas vio a Raquel su mente se había dejado llevar, pero eso nunca tenía que volver a pasar.

Luego de imaginarse aquello sintió más ganas de besarla, quería saber cómo se sentiría un beso de Raquel...

-Sergio, ¿Qué sucede? ¿Por qué no dices nada? – Raquel continuaba en la entrada de la casa, y Sergio a algunos pasos de ella, no dejaba de mirarla, pero ella solo veía una profunda oscuridad en su mirada, el resto era indescifrable.

-¿Te vas? – Raquel se sobresalto, y entendió que él malinterpreto su salida de la casa, entonces sonrió. --¿Te alegra irte?

-¿Quieres que me vaya? – Pregunto con cautela, y vio como él se relajaba un poco, se preguntó a sí misma el por qué del cambio, sin obtener una respuesta.

-¿Te quedarías si la respuesta fuese un rotundo NO?

Ella supo que se adentraban en terreno peligroso, y debía detener aquello en ese preciso momento, o sería demasiado tarde para retroceder. ¿Y si terminaba con todo en aquel momento, y le contaba todo sobre su familia?

Esa idea fue descartada casi al instante, no debía. No era lo correcto.

¿Verlo sufrir era lo correcto entonces? No.

¿Ser su amiga era lo correcto? No.

¿Tener una relación netamente conveniente, en la cual ella solo estaba para ayudarlo a recordar su vida, era lo correcto? Sin duda alguna, si.

-¿Es por tu esposo? –Dijo él de pronto, sacándola de su ensoñación, pero dejándola en un estado de perplejidad y confusión, ¿Por su esposo? ¿Por su esposo, que?

-¿Disculpa?

-Te vas, ¿Por qué extrañas a tu esposo? – Raquel vio como la duda invadía su mirada, el se veía tan... ¿Cuál era la palabra indicada? Temeroso. Si, temeroso, temeroso de su respuesta.

-¿Qué te hace pensar eso? – Las palabras salían de su boca sin pasar por su cabeza, a veces era tan curiosa.

-Es el único motivo que se me ocurre, a menos que... --Se detuvo, como recapacitando lo que pensaba decir, fueron apenas unos segundos, que a Raquel le parecieron horas – A menos que yo te confunda, y quieras alejarte por ello. –Dijo sin más.

La Memoria Perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora