Capitulo 40

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Narra Valentina..

—Vamos a hacer un picnic, ¿viene?

Después de que aquella voz se haya ido —voz que provenía del papá de Juan Pablo— al poco tiempo mi cuerpo cedió para dejarme levantarme de la cama. Ambos nos quedamos acostados por un largo tiempo sentados sobre el colchón hablando de temas triviales, hasta que  la voz de Clemencia del otro lado de la puerta sonó, invitándonos a desayunar.

Y justo ahí estábamos, Clemencia, Laura, Juan Pablo y yo sentados en la mesa desayunando todos juntos.

—Me encantaría— dije después tragar el sorbo de café que estaba en mi boca —Pero tengo que regresar a las tres a mi casa— dije haciendo una mueca

—De eso no se preocupe, mi niña— habló Clemencia, emocionada —le podemos pedir permiso a su abuela para que la deje ir— dijo con una sonrisa en el rostro

Tomó su taza entre sus manos y caminó directo hacia el teléfono de la casa

—Siente halagada— murmuró Laura cerca mío —A nadie invita a sus picnics— dijo terminando su café de un sorbo y cambiando hacia la cocina

A diferencia de la Laura que conocía, no se parecía en nada a la que estaba enfrente mío. Parecía ser solo el cascarón de aquella persona feliz e hiperactiva.

—Lau— llame su atención —¿Está todo bien?

Tenía unas grandes ojeras bajo sus ojos verdes un poco más claros que los de su hermano con una parte roja, que parecía como si hubiera llorado por varias horas. Lucía demacrada, como si le hubieran quitado toda esperanza y ganas de estar

Negó —Problemas— habló sentándose enfrente mío

—¿Quieres hablar de algo?— asintió con una mueca parecida a una sonrisa

—Aquí no— dijo señalando a mis espaldas con su cabeza, volteé un poco para ver a qué se refería y vi a Juan Pablo, embobado en un game boy —Venga vamos a mi habitación— dijo mientras caminaba hacia ella —Hermanito la voy a robar un momento

Caminamos hacia su habitación en total silencio hasta que entramos detrás de aquella puerta y la cerró a sus espaldas

—Mi novio me engaño con una "amiga"— soltó como si estuviera hablando del clima y haciendo unas comillas en la última palabra

—¿Qué?— fue lo único que pude formular

—Ayer los vi— dijo caminando por toda su habitación —Cuando estaba a punto de reclamarle algo, vi a mi mejor amiga besarlo— mierda  —Entonces, lo termine y se burlaron de mí— terminó sentándose a mi lado. Supongo que el hecho de hablarlo resumido ayuda a que no se siente tanto el dolor, o a no afrontarlo —¿Pero sabes?— hablo sin dejarme responder —Yo gané; perdí a dos personas a las cuales no les importaba— hablo mientras se le cortaba la voz —A veces es mejor estar sola, ¿No?

—Debes rodearte de personas a las que le importes y preocupa tu bienestar— dije mientras la abrazaba contra mí. Sentí sus brazos rodearme con un poco más de fuerza, mientras seguía sollozando sobre mi hombro humedeciendo el hombro de la sudadera que llevaba puesta.
Me sentía un poco mal al no poder solucionarlo para que se dejará de sentir tan mal, por personas que jugaron con ella.—Todo estará bien— dije moviendo mi mano por su espalda —Lo superarás y todo será mejor

—Gracias— dijo separándose de mí, mientras succionaba mocos —Tienes razón, necesito nuevos amigos— paso sus manos por sus ojos limpiando el resto de lágrimas —¿Usted podría ser una?

Asentí, para después volvernos a abrazarnos por un largo rato, como si estuviéramos firmando un contrato de por vida

Se sentía tan bien. Tan bien poder ayudar a alguien a quien aprecias y respetas como yo a Laura, y que, ahora éramos amigas

Una Vida Juntos- Juan Pablo Villamil/Morat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora