Capitulo 2

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Narra Valentina...

El día transcurrió con normalidad, pasando la jornada de clases, y como Martín había dicho, Paulina y yo fuimos a su casa, a ayudarlo a decidir que llevar y a donde llevar a Laura. Las dos concordamos que lo mejor seria que la llevara a alguna plaza, y de hay sacará algún plan.

Cabe aclarar que ninguno de los tres ha hablado, o al menos, intercambiado alguna palabra con Laura, y eso hacia mas difícil saber cual seria el plan perfecto.

-Chicas, ya es hora de que vaya por Laura- dijo saliendo del baño de su cuarto -¿que paso?¿me veo mal?- dijo por la mirada que tenia Paulina

-Te ves muy bien, Bachi lo que pasa es que estamos muy orgullosas de que nuestro niño esta creciendo- dijo Paulina, la verdad era buena disimulando sus sentimientos

-Tiene razón, Pau nos cuentas que tal te va en esa cita- le segui a Paulina

-Marto, no quiero distraer tu camino hacia Laura, ¿pero crees que me puedas pasar a dejarme a mi casa?- le pregunto Paulina, la persona que tenia un poco mas de comunicación con Laura ya que viven en el mismo edificio

-Claro Pau-respondió Martín con una sonrisa -tu te quedas aquí, ¿verdad?-pregunto Martín volteando a verme

-¡Que no! De hecho, Ya me voy- dije parándome de su cama

-Te juro que si no estas para cuando llegue, voy a ir a tu casa y te voy a traer- dijo Martín tratando de detenerme

-Adiós, chicos. Suerte Martín- le dije cerrando la puerta de su habitación

Cuando salí de aquel cuarto fue escuchar como ensañaba la banda, a decir verdad no sonaba nada mal, así que me senté en las escaleras a escucharlos cantar. Estaban tocando una canción de Bacilos, exactamente "Caraluna"

Mientras siga viendo tu cara en la cara de la luna...
Mientras siga escuchando tu voz...
Entre las olas entre la espuma...
Mientras tenga que cambiar la radio de estación...
Por que cada canción me hable de ti, de ti, de ti...
Me hable de ti...

Cantaban, yo había cerrado los ojos mientras escuchaba como tocaban, hasta que no escuche ningún instrumento, abrí mis ojos, y todos estaban mirándome

-¿Alguna otra canción que quiera escuchar?- dijo Isaza entre risas

-Perdón, yo ya me iba. Suenan bien- dije parándome de aquel lugar y dirigiéndome hacia la puerta

-Espera, ¿no te vas a quedar?- me pregunto Simón

-No, no quiero incomodar- le dije volteando a verlo

-No vas a incomodar, aparte, todos vamos a estar aquí, no queremos que falte nuestra hermanita- dijo Villa.

¡Auch! No se si han sentido el dolor de que el niño que te gusta desde los 8 te llame "hermanita", pero no se siente de una manera muy agradable

-Por esa misma razón, no me puedo quedar. La casa va estar muy llena, no se preocupen estaré bien. Adiós chicos- dije saliendo de la casa

-¡Siempre dices eso, y todos los años te quedas!- grito Simón antes de que pudiera cerrar la puerta

-¡Tal vez los años pasados, pero este no!- dije cerrando la puerta

Iba caminando hacia mi casa, la verdad, quedaba muy cerca de la casa de los Vargas, exactamente a dos cuadras, me puse mis audífonos y mi música en aleatorio.

Llegue a la casa, y lo primero que hice fue arreglar un poco de la casa, ya que si llegaban antes de lo planeado, y la casa no estaba limpia a su máximo me iba a ir muy mal. Cuando termine, subí a mi cuarto y me puse a dibujar. Agarre un pequeño lienzo y me puse a dibujar en el un paisaje, para después pintarlo. Estaba a la mitad de mi dibujo cuando escucho como pega una piedra en la ventana de mi habitación, cosa que hace que apague mi música y detenga mi dibujo. Cheque la hora en mi teléfono era la 1:34 de la mañana, ¡¿que les pasa?!

-Estas loco ¿Sabes que hora es?- le grite a Isaza quien aventaba piedras hacia mi ventana

-Si abrieras la puerta de tu casa no lo hubiera hecho- me respondió

-Upsis, ya voy- le dije riéndome

Me puse mis pantuflas y baje a abrir

-¿Se puede saber que hacen aquí?- les dije abriendo la puerta -Claro entren, están en su casa- dije cuando entro Simón, seguido por los demás

-Venimos por ti- dijo Isaza, quien fue el ultimo en entrar

-¿Como porque? - dije cerrando la puerta

-Para que vengas a nuestra casa- dijo Martín, subiendo hacia mi cuarto, quien también fue seguido por los demás

-¡Ya les dije que no!- les grite caminando hacia ellos

-No sabia que dibujabas- dijo Villa viendo los dibujos que tenia enmarcados y regados por mi cuarto

-Bueno... ¿Ya nos vamos?- dijo Martín volteando a verme y poniendo una mano en su espalda. Había agarrado un dibujo

-Yo opino lo mismo, ya deberían irse, es tarde- dije abriendo la puerta del cuarto

-Eres la terquedad hecha persona- dijo Isaza acercándose a mi

-Nunca te vamos a hacer cambiar de opinión, ¿verdad?- dijo Villa haciendo lo mismo que Isa

-No...- dije algo dudosa y tratando de dar un paso atrás, lo cual fue imposible por que Simón estaba atrás de mi

-Ok- dijo Iza con una sonrisa.

De un momento a otro, ya me habían cargado como un vil costal de papas

-Saben que esto se puede considerar como secuestro, ¿verdad?-le dije mientras me sacaban de la casa -Al menos me dejan poner seguro a la puerta- dije una vez afuera de la casa

Isa se agacho para que yo pudiera poner el seguro mientras me seguía cargando como costal de papas

-Y, ¿cómo piensan que vaya a quedarme una semana, sino tengo ropa ahí?- dije mientras íbamos en el carro de los Vargas, que Villa iba conduciendo

-Si tienes algo de ropa, y mañana te vamos a traer para que vengas por ella- dijo Martín quién venía a lado mío

-Y, ¿en dónde piensan que duerma?- seguí

-Bueno, ahí vemos, deje de hablar- dijo Villa sin despegar la mirada del camino

-Qué genio- dije lo suficientemente bajito, pensando que nadie escuchará, pero Martín si lo hixo

-Callese, que así le gusta- dijo en susurro

-Callate, te pueden escuchar- le dije dándole un golpe en el brazo

-¡Hey! Sin violencia en la parte de atrás- dijo Simón quién venía de copiloto

-¿Qué podemos escuchar?- dijo Isa, quién venía a lado mío

-¿Qué?¿De que habla?- pregunté tratando de que me diera tiempo de pensar algo que decirle

-No se haga, le digo a Martín que se callara, por qué lo podíamos escuchar- dijo cuando Villa estacionaba el carro en la entrada de la casa

-Ah nada, cosas estúpidas- dije tratando de bajar por el lado de Martín -¡Ay!- grité cuando sentí como me jalaban de la cintura, luego me di cuenta que era Villa, volviendo a cargarme como costal de papas -Se les está haciendo costumbre cargarme así- dije mientras entrábamos a la casa de los Vargas

-Por si se te ocurre escapar- respondió Villa

Entramos a la casa, y decidieron poner una película terror

-Vale, ¿puedes venir?- dijo Martín desde la cocina

-Claro, ya voy- dije parándome de aquel sillón




Una Vida Juntos- Juan Pablo Villamil/Morat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora