Narra Villa
-No te vas a ir- repetí por enésima vez
-No me puedo quedar, no pedí permiso para quedarme- dijo caminando por todo el cuarto
-Puedes decir que estás con los Vargas- opiné mientras seguía sus pasos con la mirada
-¿Qué vamos a hacer con el uniforme?- dijo parando sus pasos -¿Eh? ¿Piensas que vaya así a la escuela?
Su voz empezaba a sonar más dura, y no era por qué se enojara, sino por qué estaba estresada
-A decir verdad, te vez hermosa con ese pantalón- dije tratando de tranquilizarla. Sus mejillas se coloraron
-Gracias- respondió por lo bajo, con una sonrisa tierna -Pero ese no es el punto- negó moviendo la cabeza -No me puedo quedar aquí- repitió la misma frase que empezo todo esto
- Si, te vas a quedar. Vamos a llamar a tu casa, y les explicaremos que es tarde y no vas a ir, y listo- expliqué con simpleza, aunque sabía que no había nada de simpleza en todo eso.
Pero si me mostraba nervioso, ella entraría en algún pánico y eso no iba a funcionar. Mientras yo me mostrará tranquilo ella no entraría en pánico (aún más)
-Si sabes que no me van a volver a dejar salir de esa casa, ni que me vayan a ver, ni nada de vida social si hacemos eso, ¿no?
-Entonces, te quedarás aquí para siempre.
-Juan, no puedo...
-Val, acaban de hablar de su casa- aviso mi mamá entrando a la habitación, cambiando su expresión al ver nuestras posiciones: yo estaba pegando a la puerta y Val estaba justo frente mío con los brazos cruzados -¿Qué hacían?- volvió a hablar antes de dejarnos contestar - Eso no importa. Vino tu abuela, dice que mañana, después de la escuela, tienen una reunión con la jueza familiar para cambiar tu tutela.
-Clemencia estás alargando mucho la información- entró mi papá a la plática -¿Te quieres quedar a dormir aquí?- Valentina frunció el ceño
-Pero están diciendo que mañana vamos a ir al juzgado- siguió -no me puedo quedar- negó moviendo su cabeza
-Si, si puedes. Creen que es mejor para ti que está noche la pases tranquila por qué mañana será un día pesado- explico mi mamá con una sonrisa de madre
-Entonces, bajen a cenar para después se duerman porque mañana tienen escuela- hablo mi papá para después salir del cuarto
-¿Y mi ropa y uniforme?- pregunto Valentina algo confundida
-Están aquí- contestó mi mamá dándole una mochila negra -Los esperamos abajo.
-¿Algún otro problema, señorita Cázares?- dije burlón, tomando sus manos y acercándome lentamente hacia ella
-¿Estás seguro que quieren que me quedé? No quiero molestar- pregunto ella con una mueca ladeada y la mirada baja
-Val, te quieren más a ti que a mí- admití con una risa -Y yo también te quiero aquí.
Sonrió de lado para después aferrarse a mi cuerpo en un abrazo, el cuál no tarde mucho en aceptar y responderlo
-¡Val, a cenar!- grito mi papá desde la cocina
-¿Ahora te ha quedado claro mi comentario?- dije riendo por encima de su cabeza, aún abrazados
-Cierto, también Juan Pablo- apenas se distinguió la voz de mi papá, otra vez -¡Juan Pablo, usted también!
Ella soltó una carcajada al escuchar la voz de mi papá, otra vez.
-Creo que tenemos que bajar a cenar- hablo Valentina separándose de mí -Pero acabamos de comer, ¿Tu tienes hambre?- pregunto entrecerrando sus ojos. Supongo que mi mirada hablo -Cierto, tu siempre tienes hambre.
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Una Vida Juntos- Juan Pablo Villamil/Morat.
JugendliteraturY así es cómo empezamos a estar en "Una Vida Juntos".