Narra Valentina..
Tardamos un poco más de lo normal en llegar a casa, por las paradas técnicas cada que se nos atraviesa un pequeño parque de juegos con columpios donde nos divertíamos los tres
—Por fin, llegamos— dijo Juan bajando de la espalda de Villa, por qué -según el- estaba muy cansado
—¿Qué?— pregunto Villa con incredulidad —¿Se cansó?
—Mucho.
—Villa te cargo más de la mitad del camino, flojo— señale, frunciendo mi ceño
—Ya estoy viejo— dijo haciéndonos reír a Juan Pablo y a mi —¿Puedes abrir?— pregunto alzando su mirada hacia mí.
Me acerqué a la cerradura para poder abrir la puerta y que Juan entrará.
—Ahora voy— murmuré cerca de él. Solo asintió y entro a la casa —Gracias por esto— hablé bajando la mirada.
—No tiene nada que agradecer— tomó mi mentón, haciendo que levantara mi mirada y verlo a los ojos —Val...— dijo llamando mi atención como si quisiera decir algo más, pero no lo hizo
Alce mi mirada hacia sus ojos incitando a qué siguiera hablando, lo cual estaba evitando hacer no quería derretirme ante el, tenía que ser firme pero era algo que había perdido desde hace tiempo
—¿Me quieres decir algo?— pregunté después de unos segundos en silencio donde las miradas nunca se separaron. Hasta que hablé.
—Yo no la invité.
—El mesero me lo confirmo— dije subiendo mi mirada tratando de encontrar las palabras correctas en el cielo —¿Por qué has estado tan extraño estos días?
El color desapareció de su rostro y una cara de miedo apareció: —N-no se a que t-te refieres.
¿Desde cuando tartamudea?
—De eso— dije haciendo referencia a su tartamudeo. Solo bajo la mirada sin decir nada —bueno— suspiré —no importa— esperé a que dijera algo: que si importaba, que estaba loca, que solo me estaba haciendo historias locas, no se, ALGO . Solo quería la maldita verdad y ya. ¿Tan difícil? —Creo que ya tengo que entrar.
Di media vuelta volviendo a meter la llave a la cerradura, dando por terminada la conversación que quería tener con él para dejar descansar mi cabeza. Pero ni siquiera pudo empezar la maldita conversación por su manía de nunca hablar las cosas cuando pasaban y siempre decirlas cuando la bomba había explotado.
Tomo mi brazo, regresando mi mirada hacia el, lo suficientemente cerca como para sentir sus respiración chocando con la mía
—Dame tiempo, ¿Si?— ¿¡está terminado conmigo!? —Le diré todo lo que quieras escuchar y se que hice mal al no decirle antes, pero no quiero que se aleje de mí por idioteces— mi cerebro se quedó analizando cada una de las palabras rápidas que pronunció tratando de asimilarlas. Había admitido que había mentido —Soy muy egoísta por decirlo, lo sé, pero no la quiero lejos de mí...— tomó mis manos —La cagué, pero no quiero que se vaya... te quiero
Solo pude asentir con mi cabeza, porque las palabras aprendidas a lo largo de mi vida, habían desaparecido de mi mente y no sabia como reaccionar a tales cosas. Admitía que había hecho algo malo, tanto como para alejarme de el, pero... ¿Qué podría ser tan malo como para superar el amor, respeto y admiración que siento por el?
Solo exagera.
—No importa— fue lo único que pudo salir de mi voz. Aunque me importaba, y mucho —Ya es tarde— dije jugando con mis manos
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Una Vida Juntos- Juan Pablo Villamil/Morat.
Novela JuvenilY así es cómo empezamos a estar en "Una Vida Juntos".