Capítulo 41

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Narra Valentina..

El picnic fue el mejor momento de todos junto a la familia de Juan Pablo, comida que se tomó en el mismo parque al que me llevó Juan en nuestra primera cita. Toda la tarde pasó entre risas y diversión olvidando por completo el extraño comportamiento de Juan Pablo horas antes.

—Llegamos, mi niña— habló Clemencia cuando paro el carro en la entrada de mi casa

Les di las gracias por todo lo que había pasado el día de hoy, la gran diversión, y la entretenida plática de mitología griega con el señor Villamil y baje del auto seguida de Juan Pablo

—Creo que tengo que aprender de mitología griega— hablo ya una vez abajo y que el auto había avanzado hacia su casa

—Yo te podría enseñar— dije cuando quede enfrente de él.

—¿Serás mi maestra de mitología griega?— preguntó pasando sus manos por mi cintura y encarando una de sus cejas. Asentí pasando mis brazos por su cuello —Creo que no sería lo mejor

—¿Disculpa?— dije ofendida —¿Dudas de mi habilidad?— dije mientras me cruzaba de brazos

—No, claro que no, jamás lo haría— hablo —Solo que no aprendería mucho teniéndola enfrente mío— habló logrando sonrojarme

Alce mi mirada para ver directamente esos ojos y me alcé en mis puntas para poder alcanzar su boca y besarle, pero el desequilibrio de estaturas hace que sea casi imposible lograr mi cometido, así que trate de bajar su cuello empujándolo hacia abajo con mis manos

—¿Qué tratas de hacer, nena?— pregunto tratando de no reír por mis maniobras para llegar a su boca

—Te trato de besar— hablé rendida — ¿Te puedes agachar para que pueda hacerlo?

Entre risas bajo su cuello hacia mí para que pudiera lograr mi cometido y poder besarlo, con mis manos en sus mejillas mientras que las suyas abrazaba mi cintura aplicando un poco de fuerza para poder cargarme y así poder quedar a su misma altura. Cómo casi siempre pasaba, tomó el control del beso y yo solamente de deje llevar sobre el lento ritmo que marcaba. Hasta que el sonido de una puerta hizo que nos separamos rápidamente.

—Hum, ya estás aquí— dijo mi tía con cierto enojo —Tu abuela está adentro.

—Hola, Villa— saludo Juan con cierta emoción

—Hola, niño— contestó Villa extendiendo su brazo para poder chocar los cinco no Juan

—Por cierto, yo te diría que entraras ya— dijo mi tía después se ver el saludo de los Juanes—Tu abuela está insoportable

Dicho esto, tomaron camino hacia donde sea que iban

—¿Qué cree que haya pasado?— me preguntó Juan Pablo después de ver la huída de mi familia

—Seguramente discutieron por alguna estupidez— hice una mueca —En fin, creo que ya debo entrar

—¿Nos vemos mañana?— preguntó Villa tomándome de las manos

—Es domingo— asintió —No lo se Juan, mi abuela estará como loca si lo hago— empecé a hablar más rápido cada vez —A veces siento que fue mala idea que llegara justo en este momento porque...— me hizo callar con un beso donde deje todo mi estrés en el

—Mañana vamos a tocar en el bar— murmuró juntando su frente con la mía —Sería genial que fuera.

—Tratare de ir— dije moviendo mi cabeza —Te lo prometo— y justo cuando escucho esas palabras de mi boca extendiendo su dedo meñique hacia mi como un niño pequeño —¿Es necesario eso?— asintió. Junte nuestros dedos meñiques y volví a hablar —Lo prometo.

Una Vida Juntos- Juan Pablo Villamil/Morat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora