;capítulo 19.
—Hola, Grimes.
Cuando llegué hasta el niño, me dejé caer a su lado, tumbándome poco después. Puse las manos tras mi cabeza y le miré de reojo.
—Eres la cosa más irritable del mundo, ¿sabías? —pregunté, haciendo una mueca.
—No eres la más indicada para hablar sobre ese tema —dijo él, algo cortante. Golpe bajo, lo sabía.
—Supongo que no, pero yo soy así desde el primer día —hablé entonces, relajando un poco las facciones de mi cara—. Tú no. ¿Estás bien?
—¿Es necesario que lo sepas todo? —refunfuñó el chico. Pequeño, ¿acaso todavía no sabes que un poco de mal humor tuyo no me hace nada? Rodé los ojos.
—Sí.
Aunque intentó evitarlo, vi cómo una sonrisa se formaba en su rostro. Yo también sonreí, orgullosa. Apartó la mirada y sonrió para disimular. Justo cuando iba a volver a hablar, la voz de su padre nos interrumpió la charla.
—¡Hey! —gritó. Carl miró hacia atrás y yo, prácticamente, rodé por el césped, sin importarme ensuciarme la ropa—. ¡Venid aquí!
Muy a mi pesar, hice lo que pidió. Me levanté del suelo y le tendí la mano al menor (solo por un año, pero más pequeño). Ambos caminamos hasta el sheriff.
—¿Podríais hacernos un favor? —preguntó. Me encogí de hombros, con el ceño fruncido. Odiaba aquel gesto y sin embargo no paraba de hacerlo.
—¿El qué?
—Necesitamos algo de medicamentos —dijo Rick, algo inseguro de sus palabras. Observó a mi padre y este asintió—. Es ir y volver, nada de entretenimientos —continuó, ahora algo más serio—. La farmacia está a unos quince minutos.
—o—
Cuando Carl y yo salimos junto a Michonne hacia la farmacia, el resto se preparaba para ir en busca de Maggie y Glenn. Esperaba que no les hubieran hecho nada, porque si no, estallaría la guerra que Rick tanto evitaba crear. Le comenté a mis dos acompañantes que no estaría nada mal buscar algo de agua y comida también, saltándonos así la única regla que el sheriff nos había puesto.
De camino al pueblo desconocido, me puse a pensar. Habían pasado varios meses desde que no veía a mi grupo, y la verdad, estaban muy cambiados. Supongo que ellos pensarían lo mismo de mí, no lo sé.
—Hey —Carl me sacó de mis pensamientos—, Alex.
—Dime —me giré para verlo, con Michonne a unos metros de distancia por detrás. Su herida todavía no estaba curada, pero se había empeñado en venir.
—Que... —empezó a decir, pero cambió de tema. No entendí por qué, pero lo dejé estar—. ¿Entramos aquí?
—Sí, tiene pinta de supermercado —miré el exterior y él rió. Yo seguía más en mi mundo que aquí.
—Es un supermercado, lo pone en el letrero —volvió a reír y yo le miré de mala gana.
—Repartiremos el trabajo —hablé, esperando a que la morena llegara a nosotros—. Tú entiendes más de medicamentos, supongo. ¿Por qué no vas tú a la farmacia y nosotros miramos aquí? —dije mirando a Michonne. Ella asintió y se alejó con una de las bolsas.
Carl me miró y levantó las cejas para luego dejarlas caer. Sabía que no confiaba todavía en la mujer. Entramos en la tienda y yo abrí mi bolsa, caminando a la zona de comida. El chico, al contrario que yo, a la de bebidas. Sin tenerlo planeado, llegué a la zona de farmacia de aquel supermercado. Estuve mirando los chupetes y demás cosas cuando una mano con una pequeña caja se puso frente a mi rostro.
Miré confundida a mi compañero y esperé que dijera para qué narices quería un paquete de condones. En su cara no había el menor indicio de burla o broma.
—¿Los cogemos? —me preguntó.
Por alguna extraña razón, me puse nerviosa. Aún así, abrí la bolsa para que los metiera. Yo nunca tendría mi primera vez como las demás chicas de antes. Nunca sabría si es como las películas lo pintan, o si es horrible.
—Mételos.
ESTÁS LEYENDO
Una Dixon.《Carl Grimes.》
FanficDía y noche cazando, ¿alguna pega? La sangre Dixon corría por mis venas. Lo que yo no sabía es que todo lo que había vivido lo tendría que poner a prueba... O al menos, eso pensaba por aquel entonces. |No se admiten copias ni adaptaciones (©). Cualq...