;capítulo 14.

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;capítulo 14.

Después de la masacre que todos acabábamos de presenciar y otros tanto vivir, Beth salió corriendo hacia el cuerpo de su madre, cogiendo de manera cuidadosa la cabeza de esta. La observó durante minutos, con lágrimas en los ojos. No pude evitar el apartar la mirada un par se segundos hacia el suelo. Todavía estaba algo tocada por lo de Sophia, aunque no lo admitiría. 

Un agudo grito retumbó en mis oídos, y asustada, levanté el arma en mis manos. La mujer de Hershel no estaba realmente muerta. Rick acudió junto a Shane al rescate de la menor de la familia Greene. A penas la tocó, pero el susto pareció llevárselo de igual manera.

Sin moverme del sitio, me dejé caer al suelo, quedando sentada en este. Puse el seguro a la pistola y la coloqué frente a mí, mientras clavaba mis ojos en ella. Acababa de rematar a Sophia. Yo sola. Noté un par de lágrimas amenazando con salir, pero pasé mi mano antes de dejarlas caer si quiera. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí, pero mis intenciones no eran moverme.

Más hacia atrás, Carl mantenía una conversación con su madre. Mi intención no había sido escucharlos en un principio, pero la curiosidad me pudo y centré toda mi atención en ellos. 

—Creí que la encontraría, mamá.  

—Todos lo creíamos, Carl —dijo ella de vuelta. Pude notar su mirada clavada en mi nuca. 

—Quiero decir, yo, que la encontraría yo —aclaró, y yo agaché aún más la cabeza—. Que estaría escondida por ahí, en una cueva o algo, que estaría a salvo, la encontraría y la traería de vuelta.

Tomé todo el aire posible, y justo antes de soltarlo, me percaté de sus siguientes palabras, lo cual provocó que lo retuviera. 

—Hizo bien en dispararle. Yo lo hubiera hecho. 

Tras eso, no escuché nada más. Lágrimas volvieron a acumularse, y antes de que alguien me viera, me levanté y salí de allí hacia la casa. Claramente, la pistola la dejé en el suelo. No quería saber nada de armas durante un tiempo. Aunque fuera corto. 

—o—

Mi mente estaba tan derrotada que horas atrás decidí dormir un poco con la esperanza de que descansara lo más mínimo. No sirvió de mucho, pero algo era algo. Salí de una de las habitaciones de la casa y fui en busca de alguien. Noté que todos estaban nerviosos, pero supuse que era por lo sucedido anteriormente. Me equivoqué. 

—Encontrarán a papá, Beth —Maggie murmuró, acariciando los hombros de su hermana menor.

—¿Y si no? —preguntó la rubia, levantando la cabeza y mirándola con los ojos llorosos. 

Horas más tarde, mientras hacía cosas en el exterior, me enteré de que Beth se había intentado suicidar. ¿Lo más vergonzoso de todo aquello? No tuve el valor suficiente de pisar el suelo del edificio. ¿Pero qué mierdas me pasaba? Yo no era así. Yo no me preocupaba por nadie, joder. Eso era de débiles. 

Decidí alejarme todo lo posible, encontrándome con mi padre apartado de todos. Le saludé y me tumbé a su lado, cerrando los ojos y concentrándome en los sonidos de los pájaros. Al menos ellos seguían tranquilos volando.

—¿Irás a las afueras? —preguntó Lori. Me sorprendí por la silenciosa aparición y me apoyé sobre mis codos, inclinándome para ver a los dos adultos. Mi padre no respondió—. Oye, Beth está en estado catatónico, necesitamos a Hershel.

—¿Y qué? 

Papá siguió afilando el palo que tenía entre sus manos con el cuchillo. No levantó la vista.

—Necesito que vayas a buscarlos y los traigas, Daryl.

—¿Tu esclavo personal no te hace caso? —escupió. Yo seguía callada, sin decir nada, solo escuchando—. Ve a buscarlos tú misma.

—¿Qué es lo pasa contigo? —preguntó ella, levantando el tono de voz. Grave error—. ¿Por qué eres tan egoísta?

—¿¡Egoísta yo!? —pronunció con desprecio, levantándose de la roca en la que estaba sentado. Me acomodé del todo y quedé sentada, alerta de la situación—. Yo he salido a buscar a esa niña todos los días desde que llegamos. ¡Recibí una bala y una flecha por hacerlo! ¡ASÍ QUE NO ME LLAMES EGOÍSTA! —mientras decía todo aquello, se movía de un lado a otro. Cuando estaba nervioso, lo hacía—. Si quieres a esos idiotas, que te vaya bien, yo no busco a nadie más.


Una Dixon.《Carl Grimes.》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora