;capítulo 2.
Un par de insultos hacia Shane y algún que otro gruñido más tarde, me encerré en la caravana, dando un fuerte portazo. Observaba por una de las ventanas cómo cada una de las personas iba de un lado a otro, recorriendo el campamento sin nada que hacer. De un momento a otro, un sonido retumbó por el lugar, haciéndome fruncir el ceño. ¿Qué narices era aquello y por qué sonaba cada vez más cerca?
Me levanté de los asientos donde me encontraba y salí del vehículo. Allí, con la mirada confusa de Carol puesta en mí, noté que me hacía un gesto con la mano para que me acercara a ella. Accedí, aunque a regañadientes. Pasó uno de sus brazos por encima de mis hombros, al igual que hacía con Sophia, y me susurró al oído.
—Pronto volverá Merle, no te preocupes.
Solté un gruñido a modo de respuesta, cruzándome de brazos. Fijé mis ojos en el punto rojo que se acercaba más y más hacia nosotros y de nuevo, una mueca volvió a aparecer en mi rostro. Entorné los ojos, queriendo ver más allá. Espera, ¿el que conducía aquello era Glenn? No me jodas.
—¿Qué coño haces? —Shane gritó con todas sus fuerzas una vez el coche se detuvo delante nuestra—. ¿¡Estás loco!?
—Lo siento —pronunció Glenn, rascándose la nuca y mirando el deportivo que había traído—. Es guay.
—¡Ahora todos los caminantes de la zona vendrán hacia el campamento! —resopló, y levantó el capó para cortar los cables de la alarma. Oh, bendita tranquilidad.
—Si continuas gritando así, te aseguro que lo harán de verdad —rugí por lo bajo, y Dale pareció escucharme, pues enseguida dijo algo parecido a lo mío.
—Sigue gritando y entonces sí que vendrán —miró al antiguo sheriff y negó—. El sonido retumbará en todas las colinas, no sabrán identificar de dónde viene
La cara de sorpresa de Shane al escucharle a alguien llevarle la contraria en esos momentos fue lo más gracioso del día. Reprimí las ganas de reír, que realmente poco me faltó para soltar una enorme carcajada.
—¿Te parece bien lo que ha hecho, viejo? —el tono de asco que Shane utilizó hizo que hirviera mi sangre. Odiaba cuando hablaba de aquella forma a los del grupo.
—Claro que no —le dijo, de manera seria, pero manteniendo la calma—. Pero no es momento para peleas —desvió la mirada a Glenn y habló nuevamente—. La próxima vez piénsatelo dos veces, hijo.
Amy, sin poder resistir más sus ganas por hablar, interrumpió la 'amistosa' charla de los hombres. Yo observé en dirección a la espalda del coreano, hacia el camino, por donde subía una especie de camión pequeño.
—¿Y Andrea? —la rubia preguntó, dando unos pasos al centro—. ¿Dónde está?
—Está bien —respondió, sonriendo al girarse para mirar el camión. Cuando se paró en la entrada del camino, fijé mi mirada en una de las puertas, que se estaba abriendo—. Ahí está.
—¿Cómo conseguisteis escapar? —preguntó un curioso Shane, agarrando su escopeta y pasando el dobladillo de su camiseta por éste. Actuaba como si no le importara lo que a su alrededor ocurría.
—El nuevo —contestó Morales, y alzó el brazo para llamar la atención de alguien—. ¡Tío del helicóptero!
—¿Nuevo? —volvió a preguntar Walsh, mirando a Morales.
—Sí —asintió con la cabeza—. Es sheriff como tú.
La puerta del piloto se abrió y bajó un hombre con el traje de trabajo. Nos miró a todos, uno por uno, analizando. Nada más sus ojos se fijaron en las dos personas que hablaban entre ellas, se quedó helado. ¿Y a éste qué le pasaba?
Carl lo miró, abriendo sus ojos de par en par y echando a correr hacia él. ¿A qué venía esto? Un segundo más tarde y tras escuchar al niño gritar varias veces "papá" supe qué pasaba. Ignoré la emotiva escena, escapándome del agarre de Carol, y caminé hasta la parte trasera del camión. Bien, allí no había nadie.
—¿Dónde está Merle? —pregunté, frunciendo el ceño. Ahora venía la parte llena de mierda que tanto odiaba.
—Estaba perjudicando al grupo, me vi obligado a esposarlo en una de las azoteas de la ciudad —el supuesto padre de Carl habló.
—¿Que has hecho qué? —di unos pasos hacia él, pero unos brazos me rodearon y evitaron que hiciera algo que no debía. Era Carol—. ¿¡Por qué!?
Aquella mujer realmente me tenía aprecio, y yo a ella, pero jamás lo diría en voz alta. Desde el primer momento se aseguró de que no me faltara de nada. Parecía tratarme como a otra hija suya, y en el fondo, muy en el fondo, se lo agradecería toda la vida.
—Más te vale que sea mentira.
A mis espaldas, la voz de mi padre fue lo único que se escuchó. Giré mi cabeza hacia él para verle, pero no pareció notarlo. Me removí, queriendo deshacerme del agarre, y Carol lo notó, por lo que me abrazó aún más fuerte.
—No ayudaba en nada con su actitud y...
—Fue culpa mía, Rick me dio las llaves y se me cayeron —otra persona más se añadió a la disputa, T-Dog. ¿Fue culpa suya? Imposible. Todo estaba pasando muy rápido.
—¿¡Y no se te ocurrió recogerlas!? —le grité yo, apartando las manos de la mujer. Ella no se rindió, volvió a rodearme con sus brazos—. ¡Joder, suéltame!
—Se me cayeron en una alcantarilla.
La madre que lo parió.
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Una Dixon.《Carl Grimes.》
Fiksi PenggemarDía y noche cazando, ¿alguna pega? La sangre Dixon corría por mis venas. Lo que yo no sabía es que todo lo que había vivido lo tendría que poner a prueba... O al menos, eso pensaba por aquel entonces. |No se admiten copias ni adaptaciones (©). Cualq...