Una Dixon.《Carl Grimes.》

;prólogo.

;prólogo.

Estaba sentada en el sillón de la vieja casa de mi abuelo, la que ahora pertenecía a mi padre y a mi tío. Tenía el mando del televisor en la mano y cambiaba constantemente de canal, ya que no me gustaba nada de lo que hacían. Escuché ruidos fuera, pero tampoco le presté demasiada atención. ¿Qué podría ser? Cualquier animal del bosque, seguramente. Lo normal, lo de siempre.

Los golpes seguían, y ya me empezaba a cansar. Me levanté con toda la vagueza que tenía, y abrí la puerta de par en par. En ese momento, lo que parecía ser una persona, llena de heridas y de piel pálida, se abalanzó hacia mí como si quisiera atacarme. Aquello hizo que retrocediera, tropezando con mis propios pies. Me arrastré hacia atrás todo lo que pude, por el suelo, y comencé a darle patadas a aquella cosa cada vez que ésta se acercaba, pero choqué con la pared de madera de la casa. 

Justo entonces, me quedé paralizada, pero antes de que pudiera pensar en algo, una flecha atravesó el cráneo del bicho. Mi padre. Él acababa de matar a esa cosa. Corrió en mi dirección, para terminar rodeándome con sus brazos, dejando antes su ballesta en el suelo, y yo pude mirar por encima de su hombro la manera en que mi tío se pasaba las manos por la cara. Algo muy malo pasaba.