;epílogo.

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;epílogo.

Me pesaban los párpados e intenté luchar contra mi instinto para poder abrirlos, cosa que me costó más que de costumbre. Noté una tenue luz a través de ellos, aunque seguía sin poder abrirlos. En el último esfuerzo, lo conseguí, pero los cerré de nuevo ante la molestia del brillo de una lámpara en el techo. Solté un gemido a modo de queja y noté algo moverse a mi izquierda. Miré hacia ese lado, después de abrirlos por cuarta vez o así, y observé a un chico acomodado en un sillón, que aparentaba ser incómodo. Ron Anderson.

—¿Ron...? —susurré, notando como su cara hacía muecas al estar soñando con algo.

Estaba tan confundida que quise levantarme, pero no lo conseguí. En el lugar donde estaba las paredes y el suelo eran blancos, al igual que las cortinas que evitan que entrara más luz de la necesaria. Me fijé detenidamente en todo lo que ahí había: dos puertas, una de ellas la del baño seguro, otra cama vacía, una ventana y dos sillones, uno de ellos donde estaba Ron, abrazándose a si mismo. Escuché la cadena de un retrete y una puerta abrirse, guié mi cabeza hasta donde se emitía el sonido y vi salir a Carl, quien se me quedó mirando petrificado.

—¡RON!

—Hm... —murmuró, medio dormido todavía. Yo no entendía nada. Abrió los ojos y lo primero que hizo fue quedarse mirándome unos segundos, alarmado—. Me cago en la puta, creo que sigo durmiendo.

—¡Enfermera! 

—Alex, ¿eres tú? —habló por primera vez Ron, tocándome con uno de sus dedos en la pierna. Fruncí el ceño y gruñí—. ¡JODER, QUE SÍ!

—¿Qué? —dije con la voz rasposa, después de no haberla utilizado en mucho tiempo.

—Llevas dos años en coma, Alex —sonrió, con lágrimas inundando sus ojos. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al verlo de aquella manera. Se me partía el alma.

Pero espera, ¿cómo había dicho?

¿Dos años en coma? ¿Dos años así, durmiendo? Era imposible que hubiera estado en coma, yo... Yo estaba allí, y ahora... Entonces, ¿nada había sido real?

—¡Vaya! —apareció una mujer, vestida con una bata blanca de hospital—. Empezábamos a perder las esperanzas en ti, Alex. ¡Bienvenida otra vez! Tu padre estará muy feliz de tener de nuevo con él.

Una Dixon.《Carl Grimes.》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora