;capítulo 26.
Terminal. Horrible nombre para un lugar tan tranquilo. No se escuchaba nada desde fuera de los muros. Algo poco común. ¿Por qué será?
—Alex, la pistola —me dijo Rick, sacándome de mis pensamientos. Se la di y volví a fijar la vista en los edificios frente a nosotros—. De acuerdo —empezó a decir—. Michonne, Alex y Carl id por allí —señaló detrás nuestra. Yo asentí—. Daryl y yo daremos la vuelta.
Una vez hablamos de dónde quedar en caso de que las cosas se torcieran, cada uno se fue por su lado, tal y como dijo Grimes antes.
—¿En qué piensas? —me preguntó Carl, tras haber estado unos minutos mirándome fijamente mientras caminábamos. Incómodo.
—Demasiado raro —confesé, sin desviar mis ojos de las vallas.
—¿A qué te refieres? —cuestionó Michonne, metiéndose en la conversación. Frené en seco y los observé.
—Escuchad bien.
—¿El qué? —Carl dijo, frunciendo el ceño—. No se oye nada.
—Exacto —dije, dedicándole una sonrisa ladina—. ¿Desde cuando algo ha estado en completo silencio desde que empezó toda esta mierda?
—o—
—¿Algo raro? —preguntó Rick cuando volvimos al lugar de quedada. Michonne y Carl negaron, yo meneé mi pie, acomodando la navaja de mi bota sin las manos.
—Vosotros, id detrás —habló mi padre, señalando al trío formado anteriormente—. Nosotros delante, Rick.
Antes de entrar por el hueco de la valla que habíamos abierto, cogí aire y lo volví a soltar en un suspiro, sabiendo que algo no andaba para nada bien. Entré, seguida por mini Grimes.
Abrimos una de las puertas traseras del edificio, pillando desprevenidos a las personas que había allí. Observé un poco más arriba de mis hombros y vi un par de mapas sobre unas mesas. No había perdido vista durante ese tiempo, eso era bueno. Uno de los chicos levantó la cabeza y nos miró con una sonrisa, comenzando a acercarse a nosotros.
—Habéis entrado por detrás, gente lista —dijo, y reprimí una mueca de asco al ver su cara. Incluso nosotros, llenos de sangre como íbamos, teníamos mejor aspecto que él—. ¿Qué buscáis? —preguntó, levantando los brazos, pero sin dejar de caminar dirección a nosotros, que teníamos las armas preparadas para disparar si hacía falta. Todos miramos a Rick, esperando respuesta.
—Alojamiento, obviamente.
—o—
Tras chequearnos para revisar si llevábamos más armas, nos hicieron ir hasta una zona donde había gente comiendo. Y sí, pillaron mi cuchillo. Lo primero en lo que me fijé fue en la gente, vestida con cosas que me resultaban familiares.
—Rick —le susurré, pero no pude decir nada más antes de ser interrumpida.
—¿Algún problema? —preguntó el hombre que nos acompañaba. Aaron, creo. Yo qué sé.
—Que te metas en las conversaciones ajenas ya es de por sí una gran falta de educaci... —tuve que callarme, pues la mano de Michonne en mi boca me obligó. Maldita—. Algo no encaja —me acerqué a nuestro cabecilla de grupo—. Mira ese tío, lleva un traje anti disturbios como el de la prisión. Y esa abuela, el poncho que llevaba Maggie —le dije. Rick, que parecía haber escuchado, miró lo que había dicho y pronto colocó una pistola (ni idea de dónde salió) en el cráneo del hombre al ver que tenía razón.
—¿¡De dónde habéis sacado esa ropa!?
—o—
—¡Las armas al suelo! ¡YA!
Genial, una mini guerra perdida. Íbamos de mal en peor.
—Papá, deja el arma —susurré al ver que no dejaba de apuntar al viejo sobre uno de los tejados—. No me seas idiota, bájala. Nos van a matar a todos.
Y lo hizo.
—¡Ahora quiero que la persona nombrada, se coloque frente aquel cajón! —gritó, señalando una gran caja metálica de color rojo. Fue nombrando uno por uno, hasta que quedamos Carl y yo en el mismo lugar—. ¡Abrid y entrar!
—¡Los críos! —repuso Rick—. ¡Con nosotros!
—¡Entrad ya o los primeros en morir serán ellos! —amenazó. Y se vieron obligados a abrir y entrar—. ¡Vosotros! —nos dijo entonces—. ¡Con ellos!
Carl agarró mi brazo, algo extraño tengo que decir, y caminamos juntos hacia nuestro grupo, hacia el cajón rojo. Cuando entramos, cerraron la puerta desde el otro lado, encerrándonos y dejándonos a oscuras.
Cabrones. Hijos de puta. Capullos.
—¿Rick? —preguntó una voz familiar. Maggie.
—Estoy acojonada —solté de repente.
—No lo estés —dijo Rick, mirando por un estrecho hueco de la puerta. Un silencio se apoderó de nosotros y nos miró, según pude llegar a ver—. Se han metido con la gente equivocada.
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Una Dixon.《Carl Grimes.》
FanficDía y noche cazando, ¿alguna pega? La sangre Dixon corría por mis venas. Lo que yo no sabía es que todo lo que había vivido lo tendría que poner a prueba... O al menos, eso pensaba por aquel entonces. |No se admiten copias ni adaptaciones (©). Cualq...