II/II (26) - Reencuentro homicida.

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Durante el último par de semanas, la confianza de Zayn hacia el grandulón de cerebro microscópico solo había ido en aumento. Se acurrucaban la mayor parte del tiempo; el chico ya no sentía la mínima vergüenza al pedir sus besos o caricias, incluso si su primera intención era llegar más allá de lo que la ropa les permitiera.

Liam disfrutaba de él; de besarlo; de palpar esa piel morena bajo la palma de sus manos; de sencillamente admirar su rostro angelical cada mañana mientras desayunaban juntos. Era tan feliz y se hallaba tan completo teniéndolo consigo que una tarde, sentado en el sofá de su oficina tomando su primer descanso de la jornada, lo azotó una ola de repentina valentía.

Le picaron los dedos por encontrar su celular; lo invadieron las ansias; lo ahogaron los impulsos.

Tenía que contrarle a Bella; tenía que compartir su felicidad con la persona más importante de su vida porque simplemente le costaba demasiado continuar ocultándolo, aunque solo fuese un día más.

Sin pensarlo, presa de los nervios, la llamó.

"Liam, espero que sea importante porque estoy en medio de un tratamiento facial-"

En su agitación, el hombre se le adelantó:

"¿Qué tal, hermanita?" la saludó con ánimo "Estoy muy bien, gracias por preguntar y siempre preocuparte por mí."

Un suspiro cansino atravesó el auricular.

"¿Ya..?, ¿Ya terminaste tu mierda?, ¿O esperas que me quede del otro lado de la línea a escucharte llorar toda la tarde?"

En ese instante, una extraña sensación de déjà vu le recorrió el cuerpo. Por un ligerísimo segundo la imagen de cierta persona le pasó fugazmente por la cabeza.

¿Cómo no lo notó antes? Si es que ambos tenían la misma vibra de llevar diez palos insertados en el final del tracto digestivo.

Una sonrisa cómica se le dibujó en los labios, y solo se percató de su ensimismamiento cuando la voz de Bella pidiéndole a alguien más que colgara el teléfono por ella le llegó a los oídos. Entonces reaccionó.

"... ¡Espera! Tengo que decirte algo" finalmente le dijo, oyéndole soltar otro sonido de queja a través de la línea.

"¡Pues dilo de una vez!" exclamó con impaciencia, antes de ponerse a hablar con irá a saber quién "Te juro que los hermanos son un engorro. ¿Tú tienes hermanos..?, ¿no? ¡Qué suerte la tuya! El mío está todo el día-"

"Quiero presentarte a alguien."

La chica paró de parlotear en seco. El silencio reinó durante varios segundos de la llamada, y en el instante menos esperado, le recordó que continuaba allí con un grito de expresiva emoción.

"¿Por fin conseguiste a un hombre que valiera la pena?" inquirió, ahora mostrando repentino interés en la conversación. "¿Sabes qué? ¡Ni siquiera me contestes!, Te veo en tu departamento en una hora, y no me llames más, estoy en medio de un tratamiento facial."

Colgó.

Liam no le tomó importancia a sus palabras, solo hasta después de un largo rato, cuando comprendió la situación homicida que él, inconscientemente, había creado.

Huyó de la oficina tan pronto como pudo, temiendo por la vida de su pequeño e inofensivo novio.

Tomó atajos para evadir los embotellamientos, pisó el acelerador a fondo, ignoró dos semáforos en rojo, se estacionó sin la mínima precaución y corrió directo hacia el ascensor. Sin embargo, ninguno de sus esfuerzos bastaron lo suficiente, pues justo antes de abrir la puerta la voz chillona de su hermana lo puso en alerta.

Daisy flowers  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora