Con el pasar de los días, Liam había adquirido una costumbre.
Pasaba por la cafetería una que otra tarde a la semana y pedía lo mismo de siempre: una orden de panqueques con tocino y una malteada de fresa.
Zayn, manteniendo su peculiar actitud indiferente, intercambiaba un par de palabras con él, quien terminaba soltando algún comentario tonto tan solo para ver cómo el chico intentaba ocultar la pequeña sonrisa de sus labios.
Después de bromear un rato, y con el estómago lleno, Liam se retiraba tranquilamente, jamás olvidando la propina especial de su mesero. Solía dejar cincuenta euros, a veces veinte o diez, y el moreno no paraba de preguntarse qué tramaba aquel hombre.
Louis, tras ver llegar a Zayn con su gran propia aquella primera noche, le había aconsejado que simplemente le siguiera la corriente, cuidándose de parecer un aprovechado o agarrar demasiada confianza, pues, al fin y al cabo, sus sospechas seguían allí. Vivía con el constante miedo de que a su amigo le pasase algo, pero últimamente esas humildes propinas eran lo que mantenían sus estómagos llenos y sus traseros acomodados en el diminuto departamento donde dormían.
Era quizás la décima vez en el mes que el muchacho de ojos mieles lo veía entrar por esa puerta; con su traje perfectamente amoldado al cuerpo, el cabello brillante, la postura recta y ese aire de grandeza que él mismo se otorgaba en cuanto llegaba al lugar.
Tras pasear la vista por todo el establecimiento, se dirigía a una mesa cercana a la ventana -siempre debía estar cerca de la ventana-, desde donde podía echarle el ojo a su deslumbrante Mercedes negro estacionado al otro lado de la concurrida calle. Se quitaba las gafas negras y revisaba su teléfono un momento, hasta que un empleado tomaba su orden, y mientras esperaba por su comida, pensaba en la próxima tontería que le diría al moreno, quien llegaba poco después, con el plato en la mano y el rostro serio.
"Uh, el tocino luce caliente".
"Estaba en la estufa" Zayn soltó su réplica, apurándose para atender otra mesa.
"Tú también, ¿Te invito una malteada?" al oír sus palabras, el pelinegro se detuvo abruptamente, tomando un gran respiro antes de voltear a verlo.
"Tomé una hace rato" mintió con una sonrisa fingida.
El castaño lo miró, no muy convencido de su respuesta, tragando el sorbo que había tomado de la bebida dulce.
"¿Puedes salir temprano hoy?"Zayn se dio el gusto de mostrar una sonrisa burlona.
"¿Por qué lo haría?"El hombre se encogió de hombros, manteniéndose sereno y seguro.
"Para ir a cenar conmigo".Una risa sarcástica escapó de los labios rosados.
"¡Claro! ¿Vamos al Madame Rousè y pedimos vino añejo y caviar?"Liam pareció pensarlo un poco.
"Tienes gustos exigentes, ¿huh?" las cejas negras se alzaron "Creo que puedo permitírmelo, ¿Paso por ti a las ocho?"Zayn negó, incapaz de creérselo.
"Hey, grandulón. Estaba siendo sarcástico. El único lugar al que pretendo ir esta noche es a mi departamento".El hombre puso una mueca de inconformidad en su rostro.
"¿Me estás rechazando?""¡Zayn! ¡Mesa cinco!" el grito de Melody evitó que el moreno le diera alguna respuesta.
Liam lo vio retirarse con una falsa mirada de disculpa, pero no fue una limitante para su insistencia.
"¡¿Dejarás que vaya solo?!"Zayn no detuvo su paso en ningún momento.
"¡Compra una modelo y llévala contigo!"
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Daisy flowers [ZIAM]
FanfictionEl amor no está en los lujos, la fama o la belleza... está en aquellos corazones que tienen la potestad de ver almas nobles y latir por ellas. ¿Cómo un joven adinerado terminó cayendo fuerte por un insignificante muchacho que vendía flores en la ca...