Aunque la ciudad de Londres se caracterizaba por su clima gélido y lluvias constantes, Zayn no recordaba ni una sola vez en la que sintiera frío estando entre los brazos de Liam. Allí, donde la calidez lo envolvía, donde era perfectamente capaz de escuchar los latidos rítmicos de su corazón, donde sabía que se encontraba seguro, lejos de los miedos que aún lo atormentaban por medio de crueles pesadillas... Pero tenía algo en claro: cada vez que sus sueños se tornaran oscuros, él estaría cerca para traerlo de vuelta a la realidad, en la que ninguna de esas figuras crueles podría dañarlo.
Lo confirmó esa mañana, cuando despertó temblando como una hoja en invierno y halló el refugio perfecto alrededor de esos brazos fuertes, escondiendo el rostro en el pecho del castaño, que tras percibir el movimiento, no tardó en despertar.
Hundió la nariz en los bucles oscuros, aspirando levemente el olor de su perfume, estrechándolo contra su cuerpo, brindándole la calma que parecía haber perdido en sus sueños...
"Bebé" el ligero llamado se le escapó de la garganta en una voz ronca, fruto del letargo, durante su intento por lograr que el moreno hiciera contacto visual con él. Tras dejar un beso en el hombro desnudo, pidió su atención nuevamente "¿Puedes mirarme, hermoso?"
Sintió el apretón de una mano pequeña en su bicep reforzándose considerablemente, sin embargo, el chico se rehusó a regresarle la mirada.
Liam, preocupado, insistió, manteniendo un tono suave y bajo.
"¿Qué soñaste esta vez?"
No obtuvo respuesta.
"... Tampoco vas a decirme en esta ocasión."
El silencio arropó la acogedora alcoba, en un indudable gesto que bastó para hacerlo callar respecto al tema.
Nada más que un suspiro se deslizó fuera de sus labios, antes de guiar una mano amplia al pelo azabache y dedicarse a peinar los suaves mechones distraídamente.
Era lo único que había sido capaz de hacer desde la primera pesadilla de Zayn; estar ahí; respirar el mismo oxígeno pesado; percibir sus aflicciones sin poder borrarlas en absoluto.
Él sostenía que su mera compañía era suficiente, pero Liam deseaba poder destruir aquello que no le permitía tener un sueño tranquilo por las noches; derrumbar los muros que lo retenían de abrirle su corazón completamente.
Confiaba en que ese día llegaría.
Lo que le consumía la consciencia era descubrir cuándo.
A casi cinco meses de haberse mudado juntos, se encontraba indeciso al pensar si realmente podría entender a Zayn y brindarle el apoyo que necesitaba.
Mientras tanto, hacía lo que consideraba correcto.
El chico finalmente pareció encontrar la paz, refugiándose bajo las sábanas tibias y llenándose del calor de su pareja. En ese instante, fue capaz de ver sus ojitos tintados de carmín, devolviéndoles la mirada.
Recordó que Zayn estaba roto, tanto que quizás jamás podría pegar todos sus pedazos; tanto que a veces prefería mantenerse en la incertidumbre.
"¿Estás bien?" le preguntó luego de un momento, deslizando su palma hasta la mejilla sonrojada para regalarle una delicada caricia que aceptó gustoso.
"Lo estoy" lo escuchó susurrarle de vuelta, muy poco convencido del velo de falsedad que arropaba sus palabras "Solo... dame un beso" le reclamó en el mismo tono, guiándolo hacia sus labios tras llevarle una mano a la nuca.
Liam le dio lo que pedía.
Siempre lo hacía.
Lo seguiría haciendo, una y otra vez; hasta que se cansara de sostener esa máscara de plástico frente a su rostro; hasta que fuera incapaz de continuar jugando a sonreír falsamente, aún cuando sus ojos apagados lo delataban.
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Daisy flowers [ZIAM]
Fiksi PenggemarEl amor no está en los lujos, la fama o la belleza... está en aquellos corazones que tienen la potestad de ver almas nobles y latir por ellas. ¿Cómo un joven adinerado terminó cayendo fuerte por un insignificante muchacho que vendía flores en la ca...