I/II (4) - Enésimo encuentro.

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"¿No te cansas de mirar al tipo rico?" la voz de Louis provocó que el moreno se espantara un poco, apartando rudamente la mirada del hombre que parecía bastante contento con su orden de panqueques y tocino.

Zayn, quien se mantenía apoyado en el mostrador situado a sus espaldas, se dio la vuelta para enfrentar al muchacho de ojos azules.
"Es la quinta vez que viene aquí".

"Sexta" el mayor lo corrigió de inmediato, dejando a su amigo con una gran mueca de confusión en el rostro "Vino a la hora del desayuno. Pidió un capuccino... finalmente algo distinto. Tú estabas en el almacén, besándote con Ray".

El pelinegro le envió una mala mirada.
"¿Cuándo dejarás de tocarme los huevos acerca de Ray? Solo somos amigos".

Louis soltó un exagerado bufido, adoptando una repentina actitud de superioridad.
"Basura, yo soy tu único amigo" le refutó seriamente mientras veía a Zayn cruzar hacia el otro lado del mostrador para organizar el montón de bandejas que se encontraban apiladas a un lado de la cafetera.

"Menos mal que eres mi amigo, ¿huh?"

El castaño se dignó a darle una mano con su tarea, al menos para evitar que la jefa lo encontrara holgazaneando y terminara asignándole algún trabajo real.

"Solo digo... que eres muy tonto si no puedes notar que a ese chico se le sale la baba por ti" le dijo al moreno, quien lo miró con incredulidad.

"Y al parecer tú no tienes nada más interesante que hacer, además de emparejarme con todo el que me dirija la palabra" la respuesta del adolescente fue brutalmente sincera, pero a Louis no le importó, lo ignoró por completo, continuando su deber.

Y como atraído por una especie de fuerza sobrenatural, el muchacho de pelo teñido se acercó a ellos para tomar una bandeja, no sin antes regalarle una pequeña sonrisa al moreno.

Sus ojos cafés, de alguna manera contrastaban con el azul oscuro de su cabello, y pareciera que siempre se aseguraba de presumir los hoyuelos de sus mejillas ligeramente sonrojadas.

Zayn a penas pudo alzar la mirada para verlo, y al instante ya tenía a un molesto Louis hablándole al oído derecho.
"Esa bandeja era para la baba" le murmuró agravando la voz y recibiendo otra mirada fulminante de esos ojos mieles.

Al finalizar la jornada de trabajo, la jefa volvió a solicitar la presencia de Zayn en su oficina. Él, sin hacer ninguna pregunta, se dirigió allí en cuanto concluyó su última tarea de la noche.

Lo primero que notó fue esa mirada cómplice en el rostro de la mujer. Seguido de ello, un par de billetes que fueron deslizados sobre la base del viejo escritorio.

Sus cejas se torcieron, mostrándose confundido.
"¿Se adelantó el día de paga?" preguntó ingenuamente.

"Es otra propina" le hizo saber, aún mirándole de la misma forma... como si fuera capaz de leer cada uno de sus pensamientos.

Zayn parpadeó, totalmente desorientado.
"Pero no atendí ninguna mesa hoy".

La cuarentona lo interrumpió, un poco harta de su inocencia.
"Escucha, ese muñeco de traje costoso te dejó cuarenta verdes. Puedo quedarme con ellos si no los quieres, mi parte ya está hecha".

Él reconoció de inmediato a quién se refería. Siguiendo las palabras de la jefa, simplemente agarró el dinero y se fue, siendo breve al despedirse.

Louis se encontraba demasiado concentrado mientras recortaba cupones de comida de la montaña de periódicos que había estado recolectando alrededor de la zona.

Hasta el momento disponían de papel higiénico, leche, cereal, detergente genérico, sopa instantánea, jugo de melocotón, galletas dietéticas, bolsas de té, champiñones enlatados y pasta de baja calidad.

Entre más artículos recolectaba, más se preguntaba cómo algunas personas eran tan estúpidas para lanzar sus cupones a la basura... aunque a la vez lo agradecía.

Estaba recortando una fantástica oferta de dos por uno en deditos de pollo, cuando repentinamente algo cayó sobre la mesa, en medio del lío de hojas esparcidas y arrugadas...

Sus ojos se hicieron grandes mientras observaba el montón de billetes, justo frente a él.

Siendo incapaz de creérselo, tomó cada uno de ellos, revisándolos en sus manos detenidamente.

Zayn se había quedado de pie a su lado, manteniéndose en completo silencio, como si segundos antes no le hubiera lanzado un fajo de ochenta euros a la cara.

Louis lo miró aturdido, temiendo cualquier cosa.
"¿Te los robaste de la registradora?"

El moreno permaneció serio y calmado.
"He estado recibiendo buenas propinas" explicó brevemente, viendo cómo el castaño realizaba un veloz conteo del dinero.

"Aquí hay como cien billetes, Zayn, ¿a cuántos le chupast- joder..."

El morocho ignoró sus palabras y siguió hablando:
"Faltan diez, los usé para pagar el retraso de la luz".

Louis negó rotundamente, demostrando lo mucho que le costaba asimilar la situación.
"¿Qué demonios has estado haciendo? Hablo en serio, esta mierda empieza a preocuparme".

Zayn encogió los hombros, tomando asiento en la silla que tenía delante.
"Liam jamás se va sin dejarme propinas de cuarenta, incluso cincuenta euros... no sé qué tiene en mente, o si debería aceptar este dinero, pero ya que lo tenemos, lo mínimo que podemos hacer es usarlo".

El mayor dejó escapar un suspiro, notándose acongojado.
"Ese tipo no me da buena espina" comentó. Luego dejó de observar los billetes entre sus manos, buscando la mirada de su amigo "¿No te da miedo que quiera cobrártelos de otra forma?"

Zayn le dio muchas vueltas a eso último, incluso antes de acercarse a Louis para contárselo. Sin embargo, siempre llegaba a la misma conclusión:
"Me daría más miedo que no lo hiciera".

Daisy flowers  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora