Louis estaba furioso. No por el montón de cuentas retrasadas que yacían sobre la mesa en espera de un pago apresurado, ni mucho menos por todo el espacio vacío en la oxidada nevera.
El ojiazul se había enterado de su pequeño intento por sacarlos de apuros, y no esperó verle dar dos pasos en el interior del diminuto departamento para soltarle sus verdades a la cara.
Lo había estado regañando como todo un padre enojón, acusándolo con el dedo índice mientras el moreno se mantenía en silencio, sobre la tela agujereada y raída del viejo sofá cama "¿Y eres imbécil? ¿Tantas jodidas casas en el mundo y decides robar una con personas adentro? ¡Sabía que te faltaba cerebro, pero no tanto!"
Zayn interrumpió su regaño, usando un tono de voz suave entre toda la impotencia que sentía.
"¿Quieres calmarte? La fianza ya está pagada, supéralo."Y Louis creyó que explotaría.
"¿Supéralo? ¡Te dije que nadie actúa sin esperar nada a cambio, pequeño idiota!"
El de cabello azabache, entre tanta rabia y sintiendo la sangre hervir por sus venas, se puso de pie bruscamente, decidido a no quedarse con las palabras en la boca.
"¡PUES QUIZÁS DEBÍ ROGARLE AL POLICÍA QUE ME ARRESTARA! DESPUÉS DE TODO, EN LA CÁRCEL LA VIDA ES GRATIS, AL MENOS PODRÍA COMER TODOS LOS DÍAS. ¿QUÉ TAL SI NOS VAMOS LOS DOS, HUH?"El mayor de inmediato lo empujó, haciéndolo tambalearse sobre sus pies. Lo miró con los ojos llenos de furia y le gritó:
"¡NO VUELVAS A DECIR UNA BASURA ASÍ, JAMÁS!"
Zayn, quien se había dado cuenta de su error, se limitó a morderse la lengua.
Louis bajó la voz, dirigiéndose a él de forma amenazante.
"Jura que no volverás a hacer esa mierda."El moreno bufó, recibiendo otro golpe en el pecho.
"¡JÚRALO!
"¡Maldita sea, lo juro!"
Louis lo observó durante unos segundos, como si intentara recalcarle que si olvidaba lo que le había dicho, la paliza que recibiría, lo dejaría irreconocible.
Soltanto un suspiro, el ojiazul finalizó su acto de amenaza.
"Trae tu trasero afuera, ya nos conseguí empleo."❁
Los platillos iban y venían en las manos de los meseros tan velozmente como el transcurrir de las semanas. Zayn pasaba todo el día allí, lavando vajillas, atendiendo mesas, e incluso friendo alguna que otra cosa en la cocina. Al medio día tenía un almuerzo de quince minutos y retomaba el trabajo nuevamente, para regresar a casa con Louis a las once de la noche, cuando la cafetería cerraba sus puertas.
En parte, él disfrutaba del empleo. Es decir, era mejor que vender flores, al menos no estaba de pie todo el tiempo ni debía quemarse la piel bajo el candente sol de la hora pico. La paga era estable y en ocasiones recibía comida gratis que podía llevar a casa.
Habían problemas menores: El calor de la freidora, los gritos de los empleados, el insoportable olor del jabón lavaplatos que le provocaba dolor de cabeza... Sin embargo, y dejando eso de lado, le gustaba estar allí. Las cosas empezaban a mejorar para ellos y era algo que le alegraba.
"¡Zayn!" al oír el grito de Melody, de inmediato se dio la vuelta, recibiendo el plato que la pelirroja le tendió.
"Mesa ocho" indicó. El moreno le envió un breve asentimiento, dirigiéndose directamente hacia allá.
"Buen provecho" soltó como modo de cortesía, colocando el plato sobre la mesa sin siquiera preocuparse por echarle una mirada a la persona sentada frente a él.
En cuanto intentó apurarse para entregar otro pedido, una voz gruesa llegó hasta sus oídos, provocando que se detuviera abruptamente. Algo aturdido por el inesperado encuentro, se dio la vuelta, observando al hombre de traje que le sonreía de forma tierna.
"¿Qué pasa? ¿Los clientes no suelen decir gracias cuando les entregas la comida?"
Zayn no pudo ocultar la mueca de confusión que se alojó en su rostro.
"¿Qué haces aquí?" le preguntó.El castaño sujetó su tenedor para pinchar una tira de tocino del plato.
"Creo que es un poco obvio" murmuró, llevándosela a la boca.Zayn posó su mano sobre la mesa, interrogándolo con la mirada.
"¿Me estás siguiendo?"El hombre se hizo el desentendido.
"¿No puedo detenerme en un lugar por tocino y panqueques?"El menor negó.
¿Le estaba tomando el pelo?"La gente rica no viene a lugares como este, ¿Y quién pide tocino y panqueques a las dos de la tarde?"
Liam encogió los hombros sin dejar de prestarle atención a su plato.
"Pues, yo lo hago"."¡Zayn! No te pagan por coquetear con los clientes, ¡sale otra orden!" la siempre agradable Gelda gritó por la ventanilla de la cocina, dejando al moreno con las palabras en la boca y las mejillas coloradas.
Tuvo tiempo de escuchar una risilla del ojicafé antes de regresar a la barra para recoger el plato que estaba listo.
"No estaba coqueteando" le aclaró a la regordeta de cabello rubio."Como digas, niño grande" le murmuró, demasiado concentrada en darle vuelta a las hamburguesas que se freían sobre la plancha.
❁
Al caer la noche, cuando el local estuvo vacío, la jefa le dijo a Zayn que debían hablar en privado. Él, innegablemente nervioso, entró a la pequeña oficina en cuanto se le indicó, tomando asiento frente al viejo escritorio.
"¿Pasó algo?" preguntó tímidamente.
La mujer de pelo azabache y personalidad poco dulce, vaciló un momento antes de hablar, dedicándole una mirada inquisitiva.
"¿Bueno o malo?"Zayn frunció el ceño, totalmente confundido, antes de que la cuarentona colocara cincuenta euros sobre la base de madera.
"Alguien te dejó una buena propina" el rostro de Liam apareció en su cabeza de inmediato "No sé qué le hiciste a ese cliente, ni tampoco me importa saberlo, solo te preguntaré: ¿Afecta en algo al sostenimiento de mi negocio?"
Zayn parpadeó con la cabeza algo nublada. ¿Qué rayos estaba mal con esa mujer?
"No..."
"Suena bien para mí" ella pareció conforme con la respuesta, deslizando el billete hacia el chico "Y... Aprovéchate de los hombres adinerados ahora que puedes, en veinte años, me recordarás..."
Zayn se limitó a tomar el billete y escapar de ahí lo más rápido posible. No sabía a qué estaba jugando Liam, pero Louis iba a gritar de emoción cuando le dijera que finalmente podrían pagar el alquiler del departamento.
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Daisy flowers [ZIAM]
Fiksi PenggemarEl amor no está en los lujos, la fama o la belleza... está en aquellos corazones que tienen la potestad de ver almas nobles y latir por ellas. ¿Cómo un joven adinerado terminó cayendo fuerte por un insignificante muchacho que vendía flores en la ca...