I/II (7) - Miedo.

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Zayn agilizó el paso tras oír la voz grave a pocos metros. Los vellos de su nuca se erizaron, y aunque el chico era bastante lampiño, no pudo evitar que se le pusiera la piel de gallina.

La brisa gélida de la noche, el repentino temor de ser lastimado en las desoladas calles y su incesante paranoia lo tenían temblando como una hoja de otoño.

Su chaqueta, vieja y desgastada, parecía incapaz de matenerlo cálido, por más grande que le quedara, y sus zapatillas de suelas raídas no ayudaban a que su marcha fuera eficaz.

"Te estoy hablando, no seas grosero, bonito..."

Su corazón latía a mil por hora. No paraba de repetirse que la parada de autobuses estaba cerca, que en cuanto llegara allí estaría a salvo y nada iba a dañarlo.

"¡Deténte ya, maldita sea!"

Ante el feroz grito del hombre desconocido, Zayn fue arropado por el miedo y se echó a correr, siendo tan veloz como sus pies se lo permitían.

Escuchó fuertes pisadas a sus espaldas, que solo lo animaron a ir más rápido.

Cuando sintió sus pulmones desinflados y le ardió la garganta, el claxon de un vehículo retumbando en sus oídos hizo que se sobresaltara e involuntariamente se detuviera de forma abrupta, posando la vista en el lujoso Mercedes que se había detenido a medio metro de él.

Su mirada de confusión fue imperdible mientras veía bajar el vidrio del copiloto, y el rostro preocupado de Liam aparecía en su campo de visión.

"¿Por qué tan rápido?" preguntó.

Zayn soltó una gran bocanada de aire, viendo brevemente hacia el lado contrario de la calle, donde, tal como creyó, ya nadie lo perseguía.

"¿Quieres un aventón?" el chico volteó a ver al hombre de ojos cafés, y finalmente asintió, subiéndose al auto con el corazón en la boca.

El aire cálido del calefactor le acarició las mejillas y el asiento de piel se acopló a su cuerpo como si hubiera estado sentado allí todo el tiempo.

Con la respiración agitada y los dedos aún temblándole ligeramente, se colocó el cinturón de seguridad, y Liam se dispuso a conducir calle arriba, cuestionándose el motivo de esos ojitos temerosos.

Luego de un pesado silencio, el castaño le preguntó, concentrado en el camino:
"¿Pasó algo?"

Zayn agitó la cabeza negativamente, tragando el nudo nervioso que se había alojado en su laringe sin que pudiera percatarse de ello.

Liam, bastante convencido de que el chico mentía, se detuvo en un semáforo, aprovechando para mirarlo a la cara.

"Debiste haberte asustado demasiado para subirte a mi auto sin rechistar, después de rechazar tantas veces que te llevara" comentó, consiguiendo que aquellos ojos mieles, aún llenos de terror, se posaran sobre los suyos.

"Ya lo creo" susurró, abrazándose a su vieja mochila. El castaño no intentó empujarlo a hablar si así el chico no quería, por lo que se mantuvo en silencio y pendiente en el frente.

"Puedes dejarme aquí" la voz suave del moreno le indicó, a pocos metros de una solitaria parada de autobuses.

Liam frunció las cejas.
"¿Estás seguro?" le cuestionó, recibiendo un rotundo asentimiento, a lo que no decidió añadir nada más, aparcando en el lugar indicado.

Zayn se retiró el cinturón y se bajó con un sincero agradecimiento, antes de que un ruidoso autobús se detuviera para recogerlo.

No sabía si estaba haciendo lo correcto al intentar involucrarse en la vida del chico, pero no podía evitar que algo en su interior le cosquilleara cada vez que lo veía; tan indefenso, tan bonito y jodidamente frágil.

Daisy flowers  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora