I/II (16) - Mar dulce ❁ P.2

535 98 60
                                    

Zayn se percató de que estaban cerca cuando el malecón apareció frente a sus ojos; el mar captó su atención y las furiosas olas se sacudieron a lo lejos ante la blanca luz de la luna. 

"Es lamentable que sea tan tarde en la noche, esta playa es preciosa" escuchó al castaño comentar en medio de su ensimismamiento. 

El mar era terrorífico bajo la oscuridad, pero era incapaz de ignorar la abrumadora emoción de verlo en persona por primera vez en la vida... Aunque hubiera anochecido, aunque le diera pavor... Estaba allí, preguntándose si su madre también habría tenido miedo de él. 

Liam se estacionó junto a un atractivo local de varios pisos, con un gran letrero lleno de luces y varias terrazas abiertas al paisaje. 

De repente se sintió diminuto al reparar en las vestiduras elegantes de las personas, en los bolsos costosos y las joyas inmensas que llevaban colgadas encima... en sus zapatillas desgastadas y sus jeans rotos. 

Capturó algunas miradas despectivas, creyendo que en cualquier momento el castaño se arrepentiría de haberlo llevado consigo a aquel lugar, donde no pintaba ni en lo más mínimo, pero se sorprendió tras sentir unos dedos largos enredándose con los suyos. El hombre tiró suavemente de su mano, guiándolo hacia el segundo nivel, donde los clientes eran pocos y la brisa salada le acariciaba las mejillas. 

Encontraron una mesa cerca del barandal. Liam se sentó frente a él, antes de que un empleado se les acercara para tomar sus órdenes. El castaño lo saludó como si fueran amigos de toda la vida, limitándose a decirle que le pusiera lo mismo de siempre, y tras notar la actitud cohibida del chico, procedió a ordenar por él. 

En cuanto el camarero se retiró, Zayn se encontró de lleno con la brillante sonrisa del mayor, que le provocó una incómoda sensación en el estómago. 

"¿Por qué me sonríes como un mongólico?" le espetó, arrugando el semblante en una mueca de disgusto. 

Ante el rudo comentario, su sonrisa solo se hizo más grande, y tras agitar la cabeza suavemente en un gesto de negación, le replicó:

"Nada, es solo que hace tiempo quería traerte aquí."

En ese momento, el mismo chico de camisa pulcra y delantal, pasó brevemente a dejarles las bebidas. 

Liam agarró su copa, tomando un sediento trago de mojito ante la mirada inquisitiva de esos ojos idénticos al ámbar. 

"¿Por qué?" cuestionó, retomando la conversación que quedó varada en el aire por un instante, justo antes de llevarse la pajilla de su limonada a los labios. 

El castaño suspiró, abandonando su bebida sobre la mesa. 

"Me gusta este lugar. Creí que también te gustaría... Aunque no me gusta tanto como tú" soltó con una simpleza casi cómica, atrapando al adolescente por sorpresa, y provocándole un violento ataque de tos cuando parte del líquido se le atoró en la garganta. 

En los ojos cafés destelló la preocupación, mientras conseguía recuperarse y finalmente le dedicaba una intensa mirada de acusación. 

"¿Quieres parar con eso?" le reprochó con la voz rasposa. 

"¿Con qué?" 

"¡Con tus chistes estúpidos!"

"No fue un chiste" contradijo, luciendo exactamente como un cachorro confundido "Aunque si quieres escuchar uno, puedo contártelo" y antes de que pudiera rehusarse, él prosiguió: "Estaban una jirafa disléxica y un ciego en un bar, y la jirafa dice-"

Daisy flowers  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora