I/II (15) - Mar dulce ❁ P.1

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Cuando salieron del local, el estacionamiento se encontraba vacío, a excepción del vehículo de Maritza y, por supuesto, el brillante Mercedes que encendió sus luces en cuanto su dueño le retiró la alarma, presionando el botón a la distancia. 

"¿Cenaste algo?" la voz grave revelaba un cierto tono de preocupación mientras se acercaban al auto. 

Zayn movió los hombros en un gesto desinteresado. En cuanto el castaño le abrió la puerta, entró al vehículo, dejándose caer en el asiento del copiloto. Liam estuvo a su lado en breve, ambos cerrando las puertas con un golpe seco. 

"Los dobles turnos consumen todo mi tiempo" soltó por toda excusa, provocando que un ceño fruncido apareciera en el rostro del mayor al tiempo que encendía el motor. 

"¿Maritza no te da descansos?" cuestionó, viéndose disconforme. 

"Sustituyo a Melody mientras no está" el menor tiró de su cinturón, abrochándolo justo antes de que dejaran el lugar. 

"¿Por qué?" Liam estaba concentrado en el camino, sin embargo, aquella pronunciada arruga no presentaba señales de querer abandonar su entrecejo. 

"Porque me paga diez billetes" el moreno replicó con simpleza, recibiendo una rotunda negación de vuelta. 

"No está bien que te dejes de lado a ti mismo por el trabajo" murmuró, sus manos grandes y firmes, de dedos largos que lucían suaves a mera vista, aferradas al volante de piel, deslizándose con facilidad, una línea de venas marcándose en sus dorsos a través de las luces artificiales del exterior. 

Zayn apartó la mirada, pasándola en el frente. 

"No me estoy dejando de lado, diez libras son diez libras" refutó sin reparos. Y Liam, quien ya conocía la estrecha amistad que guardaba con la terquedad, simplemente lo dejó ganar, decidiendo poner el tema de lado, aunque en su cabeza aparecieran cientos de alternativas, como empezar a enviarle almuerzos todas las tardes u ofrecerse a pagarle el doble de lo que Melody le daba. 

"¿A dónde nos llevas?" el chico giró la cabeza hacia él, la curiosidad asomándose en sus grandes ojos, claros y dulces como la miel. 

"A un lugar..." 

"¿Otra vez la misma porquería, Liam? Responde mi pregunta" exigió tomando una actitud firme. Estaba harto de sus sorpresitas, de que lo sacara del trabajo para llevarlo a donde le diera la gana... en contra de su propia voluntad. 

No quería estar ahí, no quería ver su rostro, no quería que esos ojos cafés lo escarbaran con la mirada e hicieran su corazón vibrar de esa manera tan molesta; no quería que le dedicara esa sonrisa casi cegadora, ni tratara de hacerlo reír contándole tontería y media. 

Sin embargo, allí estaba, sentado justo a su lado, acurrucado en el asiento delantero de su auto, dejándose arrastrar a donde él decidiera. 

"Hey, relájate" le dijo, cortando el hilo de pensamientos que le abarrotaban la cabeza "Es un nuevo restaurante, está junto a la playa... ¿Te gusta la playa?" cuestionó, escuchándose ciertamente emocionado. 

Zayn cruzó los brazos, apretando la mandíbula mientras le daba vueltas a la pregunta... Su madre solía prometerle que en cuanto superara su enfermedad lo llevaría a conocer el mar. Él solía fantasear con palpar la arena entre sus dedos, con bañarse la piel de sol y darse un chapuzón en el agua salada. 

Pero solo se quedó en eso, una fantasía. 

"No" masculló, regresando a la realidad "La gente es asquerosa y la arena se te mete por todos lados, ¿qué debería gustarme de eso exactamente?"

Daisy flowers  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora