I/II (18) - Consuelo.

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La mañana era tan brillante que cegaba, tan amarilla que se sentían los rayos de sol pegándole en la piel, a pesar de que ya había entrado el otoño y... realmente estaba nublado. El día era frío y una llovizna ligera se precipitaba por toda la ciudad, pero para Zayn era como si acabara de llegar la primavera.

No durmió en toda la noche.

Una sensación abrumadora lo invadía cada vez que cerraba los ojos, junto al recuerdo de Liam diciéndole que estaba enamorado de él y besándole los labios.

Era la primera vez que alguien lo trataba de esa manera... No podía negar que le gustaba, a pesar del miedo y las inseguridades que desarrolló a través de los años, quería que Liam cumpliera todas esas promesas; que lo hiciera feliz y lo amara; que lo tratara bien, que lo abrazara por las noches; que lo hiciera sentir como si realmente valiera.

El rostro confundido de Louis lo siguió mientras atravesaba la cocina, ojeroso, vistiendo pijama y con el pelo castaño hecho un lío, en busca de una taza de té.

"¿Por qué le sonríes al cereal?" cuestionó, deteniéndose junto al fregadero para llenar la tetera de agua.

El moreno despegó la vista de su tazón a medio comer, borrando el gesto de sus labios en una repentina actitud defensiva.

"¿No puedo despertarme feliz un día?" preguntó de vuelta, llevándose una cuchara llena a la boca.

Louis movió las cejas, poco convencido. "Es que siempre tienes cara de culo... está en tu naturaleza" justificó, llevando la tetera a la estufa antes de tomar asiento frente a él en la pequeña mesa redonda "¿Pasó algo que no me hayas contado?" curioseó, recibiendo una mirada seria por parte de su compañero de departamento.

"¿Por qué te despertaste tan temprano?" Zayn optó por darle un giro brusco a la conversación, en una medida desesperada para evitar que continuara metiendo las narices en su vida privada.

Sabía que Louis le ocultaba un largo hilo de secretos, empezando en el hecho de que cada mañana fingía levantarse de la cama cuando era obvio que acababa de llegar de fuera a saber dónde con vaya a saber quién. Si él no le hablaba acerca de sus cosas, automáticamente perdía el derecho de exigirle que le contara las suyas.

El castaño vaciló al momento de replicar, marcando una pronunciada arruga en su entrecejo.
"Asuntos de gente adulta... Come tu cereal" refunfuñó, levantándose de la mesa para prepararse su té.

Zayn lo persiguió con la mirada, soltando su cuchara dentro del tazón ya vacío.
"No esperes que te diga una mierda, si tú no haces lo mismo" le replicó seriamente, mas solo obtuvo una risa amarga de vuelta por parte del mayor, que ni siquiera se molestó en girarse a mostrarle la cara.

"Supongo que es un trato justo."



Liam le había dicho que se verían la noche siguiente, al igual que todas las demás; que irían a comer a un restaurante donde servían la lasaña más deliciosa del mundo entero y luego, con el estómago lleno a reventar, podrían besarse hasta que se les entumeciera la mandíbula.

Zayn le respondió que era un zopenco, pero más allá de eso, en ningún momento mostró rechazo ante la propuesta.

A pesar de que sonaba bastante bien, especialmente lo de besarse, se rehusó a admitirlo, y durante todo el día se dedicó a esperar que ese grandulón con aires de presumido entrara por la puerta de cristal, parloteando acerca de algo lo suficiente estúpido para tenerlo escondiendo una sonrisa entre sus dientes.

Atendió a cientos de clientes, se encargó de la freidora, limpió las mesas, preparó una cantidad incontable de pedidos, evadió su hora de almuerzo y en cambio cubrió a Melody por veinte billetes.

Daisy flowers  [ZIAM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora