AMOR EN BRAILLE

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Él no puede ver; mi trabajo –castigo– era leerle.

La ironía es que fue precisamente él quien me hizo ver a mí. Yo había sido un ciego toda mi vida, sin ver lo realmente importante.

Con el tiempo aprendí que era él quien me leía a mí, que realmente podía verme como nadie más hacía y para eso no necesitaba sus ojos.

Él me enseñó que para el amor no hay límites, que conoce cualquier idioma y lenguaje. Y siempre llega a tiempo.

Aprendí, con él, lo que me gusta llamar Amor en Braille.

O, quizá, es simplemente Amor.

Amor en Braille (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora