XXVI. ¿CÓMO SER TU LUZ, CUANDO PARA MÍ SOY OSCURIDAD?

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Me enfadé porque si ya había tomado la decisión de acabar con mi vida aquella misma noche, entonces todo cuanto ahora me rodeara debía serme más indiferente que nunca. ¿Por qué razón sentí de pronto que no todo me resultaba indiferente, y que sentía compasión hacia aquella niña?
(“El sueño de un hombre ridículo”, de Fédor Dostievski)




Cuando en la historia fue mencionada una estrella, Will no pudo evitar una pequeña sonrisa al darse cuenta de que esa palabra ahora ya no sólo le recordaba a su madre sino también a Lance. Una bonita estrella azul. Un regalo del cielo. Lo miró un momento, tan frágil, puro y lleno de luz, y después volvió al libro.

“Reparé una estrellita, y la miré fijamente. Sucedió porque la estrellita me había insinuado una idea: me había propuesto suicidarme aquella noche.”


Y eso era algo que no se esperaba. Otra vez la idea del suicidio en una historia. ¿Y si era una señal? Tampoco es que su vida tuviera mucho valor ahora mismo. ¿A quién le importaría si él muriera?

—¿Will? —la vocecita de Lance se escuchó, pero parecía muy lejana ahora. Ni siquiera daba la impresión de que estuvieran en el mismo plano, a pesar de encontrarse físicamente tan cerca el uno del otro—. ¿Estás bien?

Algo preguntó Lance sobre la "estrellita" y su voz tan pequeña dolía. De verdad lo hacía; parecía que últimamente en su vida había sólo dolor. Y había sólo una idea en su cabeza ahora mismo, una necesidad apremiante: tenía que irse...

Pero entonces algo chocó contra su pecho, directamente sobre su corazón. Will parpadeó, una corriente eléctrica lo recorrió y fue como si ese contacto lo hubiera regresado al mundo real. Un aliento tembloroso se le escapó mientras miraba a Lance y, antes de que pudiera alejarse, puso su mano sobre la de él. Ambas ahora sobre sus latidos y el peso de ellas lo hacía sentir más real y vivo que nunca. Se preguntó si Lance podía sentir cómo su corazón se aceleraba...

Alejó la mirada de sus manos juntas, justo a tiempo para ver el labio inferior de Lance siendo atrapado entre sus dientes por enésima vez y en esta ocasión no pudo evitarlo: extendió su mano, aún vendada, y tiró suavemente de él. Lance jadeó y su aliento golpeó su piel. Will lo miró como hipnotizado sin entender nada de esto.

Finas arruguitas marcaron la frente de Lance y sus cejas se alzaron. Su voz era sólo un susurro inseguro: —¿Will?

«Will». Le gustaba cómo sonaba su nombre en la voz de Lance.

Lance retrocedió cuando él se puso de pie de manera inesperada y quizá hubiera tropezado de no ser porque la mano de Will, liberando la de Lance sobre su pecho, fue rápida y lo tomó del hombro, atrayéndolo hacia él en el proceso. Quedaron más cerca que antes. Hubo otro “¿Will?”, esta vez sonando un poco asustado. Y aun así, Lance no se alejó de él.

Will suspiró y cerró los ojos. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué estaba sintiendo?

Negó y bajó sus manos, alejándolas de Lance. No encontraba las palabras para disculparse ni para explicar lo que le sucedía. Y realmente lo sorprendió cuando fueron esta vez las de Lance las que estuvieron sobre él. Las yemas de sus dedos tantearon suavemente la forma de su mandíbula, antes de arrastrarse hacia sus mejillas... Will se mantuvo inmóvil, casi intentando no respirar, mientras él índice derecho de Lance daba unos golpecitos en la punta de su nariz y luego la recorría hacia arriba hasta llegar a su frente. Suspiró y sus ojos se cerraron cuando Lance acarició una de sus cejas. Y entonces, entonces las caricias se fueron. Lance dejó caer su mano, dejándolo vacío de nuevo.

Amor en Braille (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora