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— ¿Cómo te sientes? — El moreno se sentó al lado de Oikawa y acarició su mejilla, depositando un beso en su frente.

— Estoy mejor. — Tōru llevó una mano a la herida que comenzaba a sanar en su cabeza. — Aún duele un poco, pero ya está casi curada.

— Me alegra escucharlo. — Iwaizumi le tomó por la cintura, dejando un suave beso en sus labios. — Vamos a desayunar.

Tōru se puso de pie con ayuda de Iwaizumi y ambos bajaron al comedor. Habían pasado tres días desde el incidente ocurrido en aquellas calles solitarias cerca del hogar de Oikawa. En esos días, Iwaizumi se volvió aún más sobre-protector de lo que era inicialmente.

En otras palabras, trató a Tōru como un niño pequeño al que debía cuidar cada segundo de su vida. Por supuesto que tampoco le permitió ir a trabajar, y convenció a Hanamaki para que –si por alguna razón Tōru escapaba e iba al trabajo– no le permitiera la entrada y lo llamara de inmediato.

— Cariño, creo que ya puedo volver al trabajo. — Comentó Tōru, colgándose del cuello del azabache quien le miró dudoso.

— No lo creo, solo han pasado tres días.

— El doctor dijo que todo se encontraba bien, Iwaizumi. — Juntó sus labios en un delicado beso con el contrario. — No debes de preocuparte, acordamos que desde ahora irías por mí y me llevarías a donde lo necesitará. ¿No? Estaré bien, bebé.

Hajime sintió cosquillas en su estómago al escuchar el nuevo sobrenombre, miró a Tōru y suspiró.

— Descansa por hoy, mañana puedes ir si lo deseas. — Oikawa asintió, besando su mejilla.

Ambos tomaron asiento en sus respectivas sillas y agradecieron, comenzando a comer. Iwaizumi se la pasó vigilando que Tōru comiese todo y no se sintiese mal en cualquier sentido.
Con el paso del desayuno, ambos decidieron pasar tiempo juntos en la habitación del moreno, simplemente abrazándose mientras hablaban de cualquier cosa.

— ¿Qué te parecen estas? — Hajime le mostró su teléfono, dejando ver dos camisas a juego de pareja, tenían estampados en el centro, una de las camisas tenía un planeta, mientras la otra tenía una nave especial del mismo estilo.

— Oh. Son muy bonitas. — Oikawa las observó antes de mirar a Iwaizumi y sonreír. — ¿Te las compro?

— No. — Hajime besó su frente. — Las conseguiré yo. — Tōru rió mientras dejaba su teléfono a su lado y abrazaba al mayor, hundiendo su rostro en el pecho contrario.

— Iwaizumi. — Llamó Oikawa. — Quiero hablar sobre un tema... Es algo delicado.

El moreno frunció su ceño, dejó su teléfono celular a un lado y se sentó, prestando atención al menor quien mantenía sus ojos cerrados.

— Dime. ¿Pasó algo?

— No, nada grave. — Respondió Tōru. — Pero... Hajime ¿Tú quieres tener hijos? — Iwaizumi se atragantó, segundos después apartó la mirada.

— Sí... Supongo. — El castaño abrió finalmente sus ojos y le miró. — ¿Tú quieres tener hijos?

— Si soy sincero... — Hizo una mueca. — No estoy seguro... Al menos no en este momento. — Iwaizumi sonrió, abrazándolo. — Preferiría vivir un poco más la vida antes de dedicar mi tiempo a hijos.

— Lo comprendo, eso está bien. — Tōru sonrió. — Podemos tenerlos después, los que quieras, nuestros, adoptar... Lo que desees estará bien para mí.

Oikawa sintió que su corazón saltaba de alegría, rió y se lanzó a los brazos de Iwaizumi, dejando delicados besos en sus labios.

— Te amo, Iwaizumi. — Susurró, observándole a los ojos. Hajime sonrió tomando su cintura.

𝑶𝒏 𝑴𝒚 𝑺𝒊𝒅𝒆 - 𝑰𝒘𝒂𝑶𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora