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— Iwaizumi... N-No... — Tōru giró su rostro antes de apretar los labios, sintiendo la longitud del moreno adentrarse en su interior.

— Te voy a demostrar... Cuánto te quiero. — Susurró en el oído del castaño, tomando sus caderas.

La siguiente hora de la mañana ambos se fundieron en una burbuja de amor y placer, dedicándose suaves caricias y delicados besos el uno al otro, buscando cariño, respuestas, amor y perdón.

El cuerpo de Tōru yacía sobre la cama, exhausto mientras observaba a Hajime salir de la ducha desnudo.

— ¿Puedes levantarte?

— ¿Crees que seguiría aquí si pudiera hacerlo? — Iwaizumi sonrió, se acercó y depositó un beso en los labios del castaño antes de alzarle y llevarle al baño. — No creo poder ir a trabajar hoy.

— ¿Te sientes mal? — Oikawa asintió. — Puedo pedir que te preparen algo para el estómago, y de paso para el dolor de cabeza.

— Sería de gran ayuda. — Hajime dejó al ojimarrón en la tina. — Puedo hacerlo solo.

— Llámame cuando termines. — El moreno salió del baño, yendo a vestirse.

Oikawa se dedicó a disfrutar del baño, relajándose por unos minutos antes de comenzar a lavar su cuerpo.
Pensó en la noche anterior, no se acordaba de mucho, sólo de los primeros veinte minutos en el bar, después de eso todo era borroso y habían pequeños fragmentos de recuerdos, como por ejemplo, cuando Iwaizumi lo subió al auto y lo trajo a su casa.

Intentó ponerse de pie, con algo de dificultad –y dolor– lo logró. Tomó una toalla y secó su cuerpo antes de salir, sosteniéndose de la pared

— Iwaizumi. — Llamó. El azabache se apareció unos segundos después, acercándose a Oikawa para ayudarle a llegar a la cama. — Demonios, no me hagas tener sexo matutino después de beber la noche anterior, nunca más.

— ¿Fue tan malo?

— Fue fantástico, pero ahora no solo me duele la cabeza y siento que voy a devolver el hígado, también me duele el trasero y es tu culpa. — Hajime rió, tomó a Tōru de las caderas y dejó un suave beso en su nuca. — Pero si haces eso...

— Vístete y baja al comedor para desayunar.

— Bien, bajaré en seguida. — El castaño se vistió antes de bajar al comedor, allí se encontraba Iwaizumi, bebiendo un café mientras leía algo en su Ipad. Sonrió y se acercó por detrás, pasó sus brazos por el cuello del moreno y dejó un suave beso en su mejilla.

— ¿Te parece si hoy nos quedamos toda la mañana aquí?

— Supongo que está bien. — Iwaizumi giró su rostro, Tōru unió sus labios en un beso lento, acariciando las mejillas del mayor. — Pero no más sexo.

— Nunca dije que lo haríamos. — Tōru rodó los ojos tomando asiento al lado del moreno. — Debo de trabajar un par de horas, estaré en mi oficina, si necesitas algo puedes buscarme.

— Espera. — Oikawa frunció su ceño. — ¿Tienes una oficina?

— ¿No lo había mencionado ya?

— No, no lo habías hecho. — Oikawa suspiró, si viviera en esta casa no tendría necesidad de salir nunca, podría vivir el resto de su vida feliz sin mover un dedo.

— ¿Te llevo al trabajo más tarde? — Tōru negó.

— Quiero caminar un poco, me iré a pie. — Respondió. Unos minutos más tarde trajeron la comida, Oikawa agradeció y comenzó a comer.

𝑶𝒏 𝑴𝒚 𝑺𝒊𝒅𝒆 - 𝑰𝒘𝒂𝑶𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora